14. Animadora.

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AIDEN

Despertarme al lado de Judith ha sido una de las mejores cosas de la semana, entre otras varias que también tienen que ver con ella. Me encanta descubrir más cosas de ella. Por ejemplo, esta noche he descubierto que habla en sueños, pero no parlotea, habla y se le entiende perfectamente. Y de madrugada he tenido que reírme cuando la he oído decir «Que le corten la cabeza», y después «Cierra la ventana y pon los calcetines en la lámpara». Menudo cachondeo es dormir con Judith. Pero tampoco me quejo porque sin darse cuenta se me ha echado casi encima y no podía moverme, y sigo sin quejarme aunque me haya metido una bofetada mientras dormía. Lo pasaré por alto.

Me miro una vez más al espejo, mentalizándome para las burlas que voy a recibir en cuanto salga por la puerta. Suspiro antes de colocarme bien la corbata y salgo de la habitación. Al menos, aún no hay nadie en el salón.

Pero en cuanto entro a la cocina...

—¡Señor Amery! — exclama Mason, obviamente burlándose —. ¿Cuánto cobra por sus honorarios?

—Cierra la boca— espeto malhumorado acercándome a la cafetera, donde están Judith y Hollie.

—¿Por qué vas vestido así?— me pregunta Hollie extrañada.Y cuando dice «así» se refiere a en traje.

—Porque mi profesor es muy original y vamos a simular un juicio. Bueno, varios— explico y le sonrío agradecido a Judith cuando me pasa una taza de café —. Gracias— susurro solo para ella antes de servirme el café —. Y por eso voy vestido así.

—¿Y vas con maletín y todo? — pregunta Josh desde la ventana, fumándose su cigarro matutino.

—Sí— respondo suspirando —. Pero bueno, al menos solo voy tres horas a clase.

—¡Joder! — se queja —. Si para perder la mitad de las clases tengo que ir en traje, puedo soportarlo. ¿Y si cambio de carrera?— bromea.

—¿Qué estudias, Josh?— pregunta Judith —. Nunca te lo hemos preguntado.

—Qué curiosidad— dice Hollie —. ¡Deja que lo adivine! — lo detiene antes de que pueda hablar —. Hm... ¡Arquitectura! No. no, no... ¡Finanzas! ¡No, ya sé! ¡Márketing de empresa!

—No has dado ni una— se burla él.

—¿Diseño gráfico?— pregunta Judith.

—¡Medicina! — grita Hollie y Josh vuelve a reírse.

—Ingeniería informática— dice finalmente.

—Oh, por eso sabes tanto de ordenadores— dice la pelirroja. ¿Puedo decir ya «mi pelirroja» o aún es pronto? No sé, yo lo siento así.

—¡Claro! — Hollie asiente —. Por cierto, quiero mis cuarenta libras— nos dice a Josh y a mí.

Porque, sí, Jeremy ganó cinco a tres. Aún no me lo explico.

—Y yo las mías— canturrea Judith.

—¿De qué habláis?— pregunta Mason, confundido.

—De nada— Josh se ríe en silencio —. Vamos, que tengo que hablar con mi orientador antes de ir a clase— dice apagando el cigarrillo —. ¿Quién se viene en mi coche?

—Yo— Mason se levanta.

—Yo tengo que llevar a Jeremy, así que me salto la primera clase— dice Hollie acercándose a la puerta antes que los otros dos —. Pero, gracias— y se marcha con su taza de café.

—Vale. ¿Jud?

—Ya se viene en mi coche— digo antes de que pueda responder, entonces la miro —. Si quieres.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora