15. Interrogatorio.

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AIDEN

—¿Con qué frecuencia bebes?— se interesa Hollie, retando a Ela con la mirada.

La pobre ha llegado hace diez minutos y Mason y Hollie la han interrogado brutalmente después de enseñarle el piso. Aunque parece no importarle demasiado.

—¿Qué pregunta es esa? — inquiera Ela, frunciendo el ceño.

—No queremos alcohólicos en casa— dice Mason. Vaya, es la primera vez que veo apoyo entre Hollie y él. Menuda sorpresa.

—No bebo— dice ella —. Solo cerveza.

—¿Con qué frecuencia? — insiste Mason.

—¿Y vosotros? Porque he visto la nevera llena de cervezas— rebate recogiéndose su pelo corto tintado de verde en una mini coleta.

—No les hagas caso— interviene Judith —. Te están... te están tomando el pelo— se ríe intentando causar buen ambiente y yo la imito para intentar ayudarla, ya que ha sido una risa bastante tensa.

—Bueno— Josh suspira —. Ya has visto el piso. Como dice en el anuncio, serían trescientas cincuenta libras, compra aparte. El edificio tiene gimnasio y lavandería, luego si quieres te llevamos a verlo todo.

—No hace falta. Acepto.

—¿Estás segura?— Mason, que no puede callarse ni un segundo.

—¿Queréis el dinero o no?

—Sí— Josh le da una colleja a Mason —. Sí, sí. Bueno, antes de que aceptes oficialmente, debemos explicarte algunas cosas.

—Por la convivencia, más que nada— digo asintiendo.

—Sí— el rubio sonríe con amabilidad —. Tenemos un tablón de tareas donde nos repartimos las tareas domésticas durante la semana, vamos rotando.

—Me parece bien.

—Hay dos baños— habla Hollie —. Uno es de ellos, y el otro nuestro. Hay un cajón libre para que puedas meter tus cosas, y una estantería en la ducha.

—Bien.

—Hacemos una compra general cada dos semanas— vuelve a decir Josh —. Y solemos hacer comida conjunta para todos, porque si vamos por libres sería un lío.

—Muy bien.

—¿Quieres saber algo?— pregunto

—Hm... no.

—¿Cuándo te instalas?— pregunta Hollie.

—El domingo vendré con mis cosas.

Después de despedirnos de Ela —después de que Hollie insistiese en enseñarle la lavandería y el gimnasio—, seguimos a lo nuestro.

La chica no era muy maja, pero tampoco es que fuese un lobo feroz. Aunque me he tenido que aguantar la risa con el gran interrogatorio que le han hecho Hollie y Mason. «¿Consumes droga?», «¿Has tenido problemas con la autoridad?», «¿Con qué frecuencia vas al baño?». O el comentario de Mason «Pues para estudiar idiomas no es que hables mucho...».

—Aiden— oigo que dicen y suelto el mando de la play para mirarla. Que guapa está y que bien le quedan esos vaqueros ajustados por arriba que terminan más bien en campana —. ¿Puedes ayudarme a cerrar la maleta?

—Sí— me levanto y me dirijo a su habitación, dejando a Mason jugar y a Josh para hacerme el relevo —. ¿Y la maleta? — pregunto buscando con la mirada cuando entro. Y justo escucho como se cierra la puerta.

El corazón quiere lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora