T4: IX

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MARATÓN 2/3

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MARATÓN 2/3

Ahora teníamos que darnos prisa gracias a Shane y su brillante idea de ponerse a gritar dentro de una nave llena de alienígenas armados listos para acabar con nosotros. Me detuve al sentir como la nave daba un movimiento brusco, lo chicos habían hecho algo y si que había funcionado. Con Cade nos quedamos mirando, los seis minutos que nos quedaban ahora habían subido a unos cuantos más. Por el momento tenemos algo de tiempo. Por varios minutos continuamos corriendo, evitando a toda costa a los que se acercaban por los costados, gracias a Shane ahora teníamos que ir con mas cuidado.

Nos detuvimos al llegar a un salón donde tres enormes robots. Lucían similares a Optimus y en el centro espadas incrustadas. Por alguna razón me recordó a la leyenda de la mesa redonda y sus caballeros. Era una imagen similar. Trague saliva mientras subía para verlas mejor, si tuviera una cámara a mano capturaría todos esos momentos para luego reírme de lo tonto que había sido esta aventura. Me sobresalte al mover una de ellas, los caballeros comenzaron a desaparecer, era similar al cubo cuando Bee lo hizo encoger. Bueno después de todo son la misma tecnología. Tras ellos varias armas que nos podrían servir de mucho, Cade subió para sacar unas.

— Ten ¿Crees saber usarla?

— Vamos a probar. – Gire la cabeza al notar las luces sobre nosotros, como si nos estuvieran escaneando. - ¿Listos? – Ellos asintieron. - ¡Corran! – Les grite mientras corría para ponerme a cubierto. Colgué mi arma tomando la extraterrestre para poder disparar.

— ¡Sami! ¿Estas bien?

— Si... cuando aparezcan ¡Atacamos!

— Cuando te diga me cubres.

En otras ocasiones estaría temblando de miedo rogando porque mi amado Lennox hiciera pronto acto de presencia, en cambio ahora me daba absolutamente lo mismo salir lastimada ¿Qué mas podía perder? No mucho. Tome con firmeza el arma en mi mano antes de salir de mi escondite y dar el primer tiro directo en la cabeza de uno de ellos misma que salió volando hasta caer al suelo. Creo que esta se convertirá en mi nueva arma favorita. Cade no tardo en salir para ayudarme a librarnos de esos malditos que continuaban apareciendo desde todos lados y el fideo se mantenía oculto.

— ¡A tu derecha Cade! – Le grite a este para que derribara al último. – bien. Eso fue fácil

— Increíble, voy a patentar esta cosa.

— Claro, por cierto, no pregunte ¿A qué te dedicas?

— Soy inventor. – Alce las cejas incrédula. – es cierto, lo soy ¿Tu que hacías antes de matar robots?

— Soy pediatra y era profesora en la universidad Western.

— Entonces podrías ayudar al niño gallina que se hace llamar novio de mi hija.

Cade comenzó a reír a carcajadas luego de su propio comentario que claro no le agrado en lo absoluto a Shane. Yo por mi parte solo comencé a caminar ignorando la discusión que ambos estaban teniendo, se agradan demasiado, aunque se niegan a aceptarlo. A ambos les importa lo mismo, rescatar a Tessa sin importar cuanto peligro tengan que pasar. Me mantenía alerta a cada sonido, gruñidos provenientes desde cada rincón de esa diabólica nave. El grito de Tessa nos alerto de su posición. No estaba tan lejos, ahora solo había que encontrarla. En el camino nos encontramos con más de ellos.

— ¡Vayan! Yo los detengo. – Tenia que hacer algo bueno y no depender de nadie. Por primera vez quería ser yo la que los salvara y no ser salvada. Las balas continuaban saliendo, acabando con quien se me cruzara en el camino. Logramos dar con Tessa quien ahora se aferraba a su novio como si su vida dependiera de ello. La cara de Cade era un vivo retrato de la desilusión. – luego discuten, hay que irnos.

Alce la mirada, no tenia idea de lo que eran esas enormes esferas, pero de algo estaba segura, no era nada bueno y era mejor salir ya de ese lugar. dimos un par de vueltas en circulo antes de dar con una salida, una enorme abertura en un costado con cables pegados a los edificios. Por el momento era nuestra mejor opción, era eso o irnos al espacio con los aliens. No quería dejar la tierra, solo quería tocar el suelo y si era posible arrancarme por un mes completo a una playa desierta donde nadie pudiese encontrarme. Siempre hablamos con Lennox sobre eso, irnos de vacaciones a una playa en el caribe, tomar el sol y nadar bajo la luna llena. Lejos de todo, pero tal cosa jamás llego a suceder. Nos quedamos en un tal vez y ya. Como extraño a mi esposo.

— Esta estable. Vamos. – Al escuchar a Yeager. Espere a que todos bajaran para continuar. Si llegamos al edificio en una pieza. Juro que buscare un teléfono para llamar a mi esposo. - ¡No mires abajo Tess!

— Es irónico. – Dije mientras avanzaba tras Shane teniendo cuidado de no caer.

— ¿El que? – Cuestiono el.

— La última vez que estuve en Chicago vivía aquí. Antes del ataque trabajaba en el hospital. No pensé que volvería aquí, menos para pelear de nuevo con estos idiotas.

— ¿Realmente estuviste aquí?

— Lo estuve. En fin, sigamos. No haremos vida social aquí.

A medida que avanzábamos se hacia mas complicado, los cables se habían mas delgados y en más de una ocasión había estado a punto de caer de no ser porque tengo buenos reflejos. Seguramente ya estaría esparcida por toda la calle. Tessa estuvo a punto de caer y simplemente se quedo ahí quieta si querer avanzar. Dios esto no es bueno, tengo un ligero mal presentimiento, la piel de los brazos se me erizo por completo al escuchar a Yeager, con cuidado gire viendo a esas criaturas, similares a los lobos, pero más feos y tétricos que los que he visto en el zoológico. Ante la orden de Cade me incline apenas para permitirle un tiro limpio, no me iba a quedar atrás apunte a esas malditas criaturas las que no tardaron en caer.

— Mierda ¡Sujétense! - Grite al notar como mas de ellos aparecían, pero esta vez para cortar los cables. - ¡Bee! – Grite aun mas fuerte luego de que todos los cables terminaran por romperse. El camaro salto tras nosotros aferrándose a uno de los cables para balancearse como si de tarzán se tratará. Logro atraparme en el aire y como pude me sostuve de el y cubría a duras penas mi cabeza evitando todos los cristales que caían sobre nosotros.

— Te tengo Sami. Yo te cuido. – Dijo este. Asentí mientras me aferraba a su cuello.

— Eres el mejor Bee, bien hecho amigo.

— Así es y no deben olvidarlo. 

 

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Witwicky TwinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora