❀ Side story: 1 - 3 ❀

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La corta neblina que creaba el agua al caer por la cascada además de las luciérnagas que asimilaba destellos entre la oscuridad que tenían a su alrededor hacía de ese momento uno mágico y especial.

De un momento a otro el embelesado príncipe se acercó mucho a la orilla del lago que tenía enfrente y el ruido que provocó al caer al agua alertó a la mujer.

-¿Quién está ahí? -apresurada intentaba llegar a la orilla intentando que su ropa no quedara tan pegada a ella- oh no...

Cuando volteó para ver a la persona que la estaba espiando no esperó ver unas manos que luchaban por salir del agua. Ella no era mala persona, no quería que alguien muriese frente a ella y por eso actuó sin pensarlo.

Volvió sus pasos y nadó hasta zambullirse en aquel lago donde la luna que los iluminaba dejaba pasar rayos de luz que la guiaban a salvar a su persona destinada.

-De verdad estas loco -volviendo a la superficie lo arrastra como puede a la orilla haciendo que reaccionara

-Gracias -con la respiración agitada analizaba a detalle a su salvadora.

-No me agradezcas, después de todo tu fuiste el que se metió en ese problema -se recostó a su lado cansada.

-¿Quién eres? -preguntó de frente, sin miedo.

-Yo tendría que preguntar eso... tú fuiste el que me estaba espiando.

-Lo siento, no era mi intención -le regaló un sonrisa mientras se sentaba ya en un mejor estado- es solo que no había visto a nadie como tu.

Con una mano en su pecho sentía por primera vez que ese vacío que sentía había sido llenado con la sola presencia de la chica.

Ella no respondió porque sentía lo mismo y era muy tímida como para admitirlo abiertamente.

-¿Cómo llegaste aquí? -la castaña cambió de tema- no muchos conocen este lugar.

-Me separé de mi grupo y mi caballo me trajo hasta aquí -no dio más detalles, sería contraproducente decirle que en realidad era un príncipe además, esa no había sido su pregunta.

-Entiendo, oh no me di cuenta -una de las piedras del lago le había causado un corte al rubio- si ya te salvé supongo que esta bien que te ayude con eso.

Con una tela que fajaba su vestido vendó su mano parando el sangrado ruborizando al paciente.

-Con esto estarás bien hasta que llegues a casa y alguien te de mejores cuidados -ella le regaló la sonrisa más hermosa que haya visto y la más sincera que le habían dado

-Con esto es más que suficiente.

Ambos acordaron que se encontrarían al día siguiente en ese mismo lugar, esta vez sin malos entendidos. Con ese encuentro ambos buscaban saber qué es lo que sentían por el otro a pesar de ser solo extraños.

Cuando el príncipe Siddhartha volvió al palacio todos los guardias corrían de un lado para el otro buscándolo y juntando información de su paradero.

Frente a ellos aparecía sano y salvo su majestad, con una mirada que veía la luna perdido en su belleza.

-Mi señor, ¿Dónde estaba? Nos quedamos preocupados pensando que algo malo había ocurrido.

-Al contrario, no pudo pasar nada mejor -acarició la parte vendada de su mano alertando al guardia.

-Está herido, déjeme llevarlo con un doctor para que lo revise.

-No hace falta -retiró su mano con rapidez evitando que toquen tan cuidadosamente vendado- ya estoy bien, cuidaron bien de mi.

Siddhartha dejó al guardia volviendo a sus aposentos a descansar sin dejar en ningún momento de pensar en aquella chica que se había encontrado.

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