❀ Side story: 1 - 4 ❀

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Los habitantes del reino tenían la costumbre de, en el cumpleaños de su príncipe, lanzar linternas al cielo asimilandolas con las estrellas para que de esta forma los dioses pudieran bendecir su vida y llevarlo a la gloria.

Si bien era un ritual algo egoísta llevaba los mejores deseos del pueblo por aquel príncipe que los ayudaba y no los dejaba en el olvido.

Aquellos que contaban con una barca, un bote o algo similar, recorrían el río que rodeaba un lado del reino para poder ver las linternas que ascendían al cielo y aquellas que eran colocadas en el agua junto a flores de loto.

-Nunca pensé e ver el festival de esta forma-Nisa estaba sombrada por lo hermoso del paisaje- me pregunto si el príncipe disfrutará de la vista desde el palacio.

-Estoy seguro que tiene la mejor vista...

La verdad era que tenía frente a él a la mujer que tanto tiempo había estado buscando entre nobles y gente de alta alcurnia, se sentía tonto de pensar que su amada se había encontrado en el mismo reino todo esté tiempo.

-En ese caso, quiero que mis deseos de prosperidad lleguen hasta los dioses -la castaña junto a su acompañante lanzaban una linterna al cielo y sin perderla de vista, la veían danzar en el aire uniéndose a las demás.

-¿Tu también eres fanática del príncipe? -estaba curioso por saber qué opinión tenía de él en ese sentido.

-No diría que fanática, pero le agradezco todas las cosas buenas que ha hecho por su pueblo, además, -se sonrojaba con tan solo pensar en lo que diría- mi madre siempre decía que llegado el momento conocería al príncipe y que algo hermoso ocurriría.

El solo hecho de ver su rostro iluminado al pensar en aquella persona que creía inalcanzable lo hacía cuestionarse sobre cuál sería su reacción al revelarle a Nisa que se trataba de él de quien parecía tan ilusionada.

-¿Qué harías si lo tuvieras frente a ti?

-Supongo que no tendría fuerzas siquiera para decir una sola palabra, siempre que lo veo es de lejos y rodeado de los guardias que lo acompañan -soltó un suspiro pues a pesar de haber escuchado que posiblemente sus destinos estaban unidos, nunca hubo señales de ello.

-Es solo que no lo dejan salir sin los cuidados necesarios -soltó una leve risa por la pequeña queja de la joven.

-De todas formas eso no importa ya -recobrando la compostura y con más confianza devuelve la mirada perdiéndose en los ojos azules del rubio- nadie podría compararse a la persona que tengo frente a mi.

"Quiero pasar el resto de mis amaneceres y atardeceres a tu lado."

-Hay algo que quiero darte -buscó con cuidado en sus bolsillos frente a la curiosa Nisa- siempre que escuches esta canción quiero que pienses en mi, en nosotros.

-Vaya, es hermosa -sostuvo entre sus manos la pequeña caja de música, era tan delicada que debía costar una fortuna- te prometo que la cuidaré.

-¿Por qué no la escuchamos?

Con un par de vueltas estaba lista para dejar salir hermosas notas que los acompañaban haciendo que aquel momento quedase grabado en su memoria.

Esa era su canción, su tonada, una sencilla y llena de sentimientos que cada vez que recordaran pensarían en el otro y en volver a verse.

De vuelta en casa la joven estaba tan contenta que olvidó cenar, de hecho estaba tan sonriente que su padre supo que el amor había tocado su corazón.

-Dime hija, ¿Hay algo que quieras contarme? -el hombre, algo mayor siempre estaba al pendiente de su pequeña.

-Se me nota tanto... desde que mamá se fue, desde que ella falleció siempre me pregunté si todas esas fantasías sobre mi y el príncipe encontrando el amor eran ciertas.

Su padre la miraba con sorpresa, era cierto que su esposa decía cosas extrañas que siempre pensó eran sus esperanzas por encontrarle un buen futuro a su hija. Por esa razón no pensaba que también ella estaría interesada en un amor imposible.

-Tu sabes que ella siempre quiso lo mejor para ti aunque hay que admitir que ese fue su sueño más loco -se sentó junto a ella admirando la caja de música.

-Lo sé, pero encontré a alguien maravilloso, mil veces mejor que el príncipe -cerrando los ojos recordaba el beso de hace unas horas- estoy segura que Shaka y yo seremos muy felices.

-Espero conocerlo pronto, si mi hija está tan ilusionada quiero asegurarme que sea un buen hombre.

El padre de Nisa era muy amoroso con ella, después de la muerte de su madre donde ella le decía incoherencias que atribuyó a su enfermedad donde decía que Nisa debía estar con él príncipe cueste lo que cueste porque los dioses así lo habían ordenado, creyó que el descanso eterno la liberaría de aquella carga emocional.

Ahora todo lo que tenía era a su hija y con el trabajo que tenia, a pesar de estar tan ocupado estaba seguro que llegado el momento vería a su pequeña marcharse y quería ser él mismo quien le hiciera la argolla de matrimonio. Por eso, cada noche pulía y adornaba dos anillos de bodas que reflejaban sus años como joyero en una obra digna de la realeza.

Algo cansado llegaba a la tienda la mañana siguiente, estaba seguro que como era costumbre, muchas parejas se habrían comprometido durante el festival de la noche anterior y con ello los trabajos que le encargarían llegarían en cualquier momento.

-Buenos días -un joven se presentaba ante el, era tal su presencia que no cabía duda que era alguien importante.

-Buenos días mi señor, ¿En qué puedo ayudarle?

-Estoy buscando algo digno de la mujer que amo -colocó una bolsa de monedas de oro en la mesa dando a entender que quería lo mejor de la tienda.

-En ese caso, puedo mostrarle lo mejor de la tienda -con cuidado sacó del mostrador que tenía bajo llave varias joyas, de las mejores que había realizado- ¿Está buscando algo en específico?

-Esto, es perfecto.

Tomó entre sus manos un broche con forma de flor de loto con brillantes incrustados que a la luz iluminaban el lugar con bellos colores y destellos.

-Esa flor de loto simboliza lo hermoso y puro que algo puede nacer de entre las más terribles circunstancias.

-Algo de eso tiene lo nuestro... me lo llevo.

Apenas el misterioso hombre dejaba la joyeria, el mayor notó que unos guardias lo escoltaban y la gente salía de todos lados a verlo pasar, definitivamente se había tratado ni más ni menos que del príncipe Siddhartha.

De tanto escuchar la maravillosa canción de la caja de música, Nisa se sabía la tonada de inicio a fin y era lo que tarareaba de camino a encontrarse con su amado. Estaba tan concentrada que no notó que alguien la estaba siguiendo desde hace mucho.

-A pesar de llegar antes de nuestra hora acordada siempre estas aquí -era recibida nuevamente por esos fuertes brazos que le daban seguridad.

-No podía estar un minuto más alejado de ti -ni bien pudo tenerla cerca junto sus labios con los suyos depositando todo su amor en ese acto.

-¿Sabes? mi padre está impaciente por conocerte desde que lo conté sobre ti -la castaña tenía los labios más rosados, aquel beso había durado bastante.

-Sobre eso -Shaka desvió su mirada mirando el atardecer y buscando las palabras adecuadas para no arruinarlo- mañana tengo que partir a visitar a mi hermano, vive en otro reino y ha estado bastante enfermo.

-Entiendo -las manos de Nisa lo obligaban a devolverle la mirada delicadamente- esperaré a que vuelvas pacientemente, mi amor por ti no se debilitará en este tiempo.

-Gracias -sostenerla y saber que la tenía a su lado le hacía temer, no sería sencillo convertirla en su esposa considerando que él ya estaba casado- se que ayer te di algo, pero no quería irme sin darte esto -colocó el broche en el vestido de la oji azul- cuando vuelva quiero iniciar una vida contigo.

-Por favor no tardes -con sus dedos tocaba delicadamente el broche a su vez que miraba con amor a su pretendiente.

"Por tí, robaría las estrellas."

SelenofiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora