Todo parecía un señor hecho realidad, al fin después de varios años de búsqueda y de soledad, tenía a su amada frente a él. Ahora mismo se dirigía con su hermano a verla para que puedan conocerse una vez más.
-Hola Quinn -con dulzura captó su atención haciendo que girara a ver a ambos, con más curiosidad al ojiazul- quería presentarte a alguien.
-¿Es necesario? -preguntó, quería evitarlo.
-Es la persona que querías ver -eso la emocionó y rápidamente cambió de idea- te prometí que lo traería ante ti y aquí está -se fue dejándolos solos mientras se despedía agitando una mano- no se queden afuera hasta tarde.
Quinn lo adentró al jardín, a un quiosco sobre el lago. Atravesaron un camino de piedras sobre el agua que los llevaba hasta su destino y, a su alrededor florecieron varias flores de loto y lirios que se encontraban con el capullo cerrado.
-¿Son hermosas no te parece? -ya sentados admiraron un momento el lugar y después el uno al otro- ahora dime, de donde saliste y por qué estoy pensando en tí todo el tiempo.
-¿No te asustarás si te lo digo? -tomó una de sus manos dando a conocer sus sentimientos.
-Dímelo -dejó que acariciara sus dedos y perdida en sus hermosos ojos, reconoció sentimientos de los que no estaba consciente.
-Tu eres la mujer que más amo en el mundo, nos conocimos hace cientos de años, muy lejos de aquí y en ningún momento dejé de amarte -pidió que se pusiera de pie y mientras la tomaba de la cintura la acercaba a él rompiendo distancias.
-¿Cómo me aseguro que no estás mintiendo? -no colocaba resistencia, solo seguía su juego.
-Déjame demostrártelo.
La tomó en brazos elevándola haciendo que deje el piso y abrazándola al mismo tiempo. Ella no se apartó en ningún momento y fue quien inició un beso que el dios había estado esperando hace años. Lo que ambos sintieron fue una corriente recorrer su cuerpo llenándose de alegría y de recuerdos de otras vidas.
El beso se profundizó a medida que las memorias llegaban a Bella y cuando pudo recordar todo lo que había vivido se separaron buscando aire.
-Mi amor -exclamó feliz la castaña, emocionando al rubio- me encontraste.
-No sabes lo mucho que esperé este momento -al ver unas lágrimas caer de su dulce mirada, la castaña sacó un pañuelo para limpiarlas.
-No llores, no podría soportar verte triste -hizo un pequeño puchero en forma de mueca, un hábito que había aprendido en esta vida.
-Son lágrimas de felicidad -ahora él tomó su rostro dejando varios besos en su frente, cachetes y labios, terminando con uno en la punta de su nariz.
La escena era algo que su hermano junto al personal de la mansión veían felices ya que no habían visto a la joven tan feliz y enamorada antes. Dirigieron su mirada al hijo de la familia preguntando con ello que sería de su compromiso.
-No se preocupen, yo me encargaré de todo -en el fondo agradecía haberlo encontrado si eso significaba ver una sonrisa en su hermana.
No hacía falta que preguntase si ambos querían permanecer juntos así que se adelantó a lo que la pareja pudiera pedirle y salió en el carruaje directo a la mansión del conde Thorburry a contarle el cambio de planes que estaban atravesando
-Buenas tardes y perdón por no avisar que vendría -tan pronto abrieron la puerta de la mansión, entró sin pensarlo porque sabía que el conde siempre recibía a sus invitados.
-No te preocupes Sirius -lo saludó cortésmente- pero dime a qué debo tu visita.
-Oh, de hecho solo vine a contarte algo, será rápido -negó con una mano cuando lo invitó a pasar a su oficina- el compromiso con mi hermana... dalo por cancelado.
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Selenofilia
Fiksi PenggemarUn viaje de miles de años llega a su fin al encontrar un amor perdido. Ambos se embarcan en un viaje para garantizar que su amor no sea olvidado en el tiempo. Al mismo tiempo una batalla que busca ayudar a la humanidad a seguir con vida por los próx...