La diosa de la luna se encontraba caminando a lo que seria parte de un destino diferente al que habia planeado con su amado esposo. Con la carta que habia recibido en manos, se presentaba ante su padre con una reverencia que él paró al instante.
-No es necesario que lo hagas -la detuvo, estrecharla en sus brazos era suficiente- con esto basta.
-Perdón, aún no me acostumbro del todo.
-No te preocupes, tenemos mucho tiempo a partir de ahora.
-Sobre la carta -la entregó volviendo al tema que la había convocado ante su presencia- ¿Qué es lo que necesita de mi el señor Odin?
-Ya que no se presentó anoche en tu fiesta de bienvenida, supuso que ir a visitarlo para que lo conozcas sería apropiado -ahora caminaban con rumbo a una carroza que los llevaría a Asgard- aunque lo mejor hubiera sido que él viniera si me lo preguntas.
Justo antes de ingresar a la carroza fueron interceptados por Hera quien algo molesta enfrentaba a Zeus.
-No puede ser que no me dijeras que Galatea estaba aquí -lo apartó con una mano y saludó a su hija con una sonrisa mientras acomodaba un mechón de cabello tras su oreja- anoche cuando te busqué no te encontraba por ninguna parte.
-Lo siento, estaba cansada y decidimos volver a casa.
-¿Decidimos? no me digas que sigues con ese...
-No te refieras a él de una manera despectiva -su padre defendió a Buddha- después de todo es el esposo de tu hija.
-Eso aún está por verse -Hera cruzó los brazos y apartando la mirada mostrando su desagrado.
-De todas formas aunque lo impidieran no podría estar con alguien más que no fuera Buddha, es mejor que lo acepten ahora que no hay problemas al respecto.
De forma directa y sin miedo a enfrentarlos Galatea defendió a su esposo demostrando su posición. Después de eso padre e hija partieron sin mencionar o ocurrido, tal parecía que ese tema era delicado de tratar.
"Sin importar las veces en que el destino intente separarnos, tu y yo lo enfrentaremos siendo uno solo contra todos."
La llegada a Asgard fue de lo más tranquila, había personas esperándolos que los escoltaban al palacio. Los habitantes comentaban, a la vez que los veían pasar, un montón de razones por las que creían que dos dioses griegos se encontraban ahí. Unos decían que querían realizar un tipo de alianza, otros pensaban que era una visita para conocer a la recién llegada e incluso se pensaba que podría ser una excusa para que ambas partes acordaran el matrimonio que podría llevarse a cabo.
El palacio era totalmente diferente a los acostumbrados en el panteón griego e incluso en el que la diosa de la luna vivía. El ambiente era frio, para nada amigable y sobre todo se sentía que en todo momento alguien te vigilaba.
--Todo aquí es diferente a lo que acostumbramos, pero no temas, espero que pueda devolverte a casa pronto.
-Eso también espero, no me gustaría quedarme aqui sola o acompañada por mucho tiempo.
Se quedaron esperando en una sala que tenía frente a ellos un ramo de flores adornando una mesa, una jarra de agua con dos vasos de vidrio al lado y una pluma con la que uno esperaría firmar algún tipo de contrato.
Dos de sus anfitriones estaban reunidos cerca de ellos, desde ahí tomaban decisiones importantes para el futuro de su "familia", decisiones que no debían obtener un no por respuesta de ninguna forma.
-¿Quedó entendido lo que te estoy pidiendo? -frente a él, el dios del engaño era puesto a prueba.
-Si, se lo que debo hacer, pero si me permites hacer un comentario, nada de esto traerá un bien a tu hijo, es más, si no sale como esperamos podría traer graves consecuencias.
-Entonces solo debemos asegurarnos de que todo salga como queremos... no me decepciones.
Tan corta fue su pronunciación que ya caminaba a la sala donde se encontraban sus invitados. Delante de la puerta, su hijo esperaba para que entre todos pudieran entrar a recibirlos.
-¿Aún siguen con la necedad de involucrarse en mi futuro? -sin emociones en su rostro, tal parece que Thor habia pasado por esa circunstancia en múltiples ocasiones antes de esa- ¿No creen que esa es mi decisión?
-Mas que tu decisión, como futuro soberano es tu obligación ofrecer un buen futuro a tu pueblo y eso conlleva tu descendencia -no dio tiempo a que le respondan, simplemente abrió la puerta por fin anunciando su entrada- lamentamos la tardanza.
Fue en ese momento que volvió a verla. El pelirrojo estaba experimentando nuevamente lo que había sentido en el momento en que la conoció y dentro de su corazón ya no parecía un sin sentido la idea de contraer matrimonio, tener hijos y pasar una vida a su lado.
"Tan amable, tan atenta, tan fina;
una exquisitez de la mismísima vida.
Tan perfecta por fuera, tan cerquita del caos por dentro...
Siempre tan centrada, siempre tan perdida, siempre tan ella misma".
- Omar Concepción.No había pasado ni un solo minuto y había imaginado el resto de su vida con claridad, siendo alejado de sus pensamientos al momento en que ella respondía a la conversación que había ignorado.
-Entonces pueden salir a ver el lugar, mi hijo te acompañará.
-Está bien, será un placer.
Salieron del lugar y la invitó a ver los jardines, el único en aquel palacio que tenía color por las flores que crecían.
Por un lado, Galatea tenía miedo de estar sola ante su presencia porque no era precisamente buena su primera impresión hacia él, le provocaba siñentir miedo al estar a su lado.
Por otro lado, Thor no sabía cómo entablar una conversación, no quería asustarla y que saliera corriendo lejos de él. Quería hacerla sentir segura ante su presencia, que confiara en él con la esperanza de que las negociaciones en las que se estaban llevando a cabo los guiarán a estar juntos.
-¿Por qué no me dijiste quien eras en realidad? -quería entenderla, aunque quizás debió haber usado otras palabras.
-En realidad... yo tampoco sabía quién era -aún evitaba encontrarse con aquella mirada que sentía sobre ella.
-¿Y cómo fue que te enteraste?
-Esa es una larga historia -estaba concentrada en el vaivén de las flores al ritmo de la brisa.
-Si quieres puedes quedarte un tiempo aquí, te prometo mostrarte todas las cosas más hermosas que puedas imaginar -intentaba convencerla de quedarse.
-No creo que sea posible, después de todo tengo un hogar al que volver -en su mente la imagen sonriente de Buddha aparecía sacándole una sonrisa.
Entre su conversación había alguien más que los vigilaba de cerca, se encontraba detrás de un pilar esperando el momento indicado para actuar. Fue cuando ambos le dieron la espalda que los metió en un profundo sueño del que no despertarán en varias horas.
Antes de hacer algo más los vio recostados sobre la hierba uno al lado del otro. Tras un suspiro los levantó con su magia e ingresó como si fuera un ladrón a su hogar.
Se dirigió a la habitación del pelirrojo cuidando de que nadie los viera pasar y los colocó encima de la cama, pronto serían víctimas de un plan mayor.
"Si les dijera mis secretos, nunca me verían de la misma forma."
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Selenofilia
FanfictionUn viaje de miles de años llega a su fin al encontrar un amor perdido. Ambos se embarcan en un viaje para garantizar que su amor no sea olvidado en el tiempo. Al mismo tiempo una batalla que busca ayudar a la humanidad a seguir con vida por los próx...