❀ 28 ❀

16 3 0
                                    

Era una gran sorpresa salida de la nada en una danza de miles de cuchillos que llovían sobre el héroe, el favorito del público.

-¡Es una trampa! -gritó Heimdall atrapado por la pelea.

-¿Acaso no te lo dijo Brunhilde? -Hércules se había desecho de todos los cuchillos, ninguno lo había herido- las armas de los humanos no pueden dañar el cuerpo de un dios.

-Corrección -el caballero de pelo gris bebía una taza de té caliente la cuál dejó sobre la mesa al mismo tiempo en que buscaba algo en su maleta- semidiós.

Entonces se elevó en lo alto huyendo de la escena habiendo comprendido el alcance y limitarte de sus armas contra su rival.

Todo eso le recordó a algo que había pasado ya hace mucho tiempo, ¿Era momento de recordarlo? quizás con todo lo que estaba ocurriendo no era lo mejor buscar entre sus memorias.

Para cuando se dio cuenta el pelirrojo lo había alcanzado y por intentar hacerle frente destruyeron su arma divina frente a sus ojos.

-Destrozó las tijeras de Jack el destripador... -el público cada vez confiaba menos en él.

-Cuántas veces debo decirte que las armas humanas no... -Jack había lanzado una ráfaga cortante de nuevos cuchillos, esta vez obteniendo un resultado diferente.

-Esto es increíble, los cuchillos lograron atravesar el cuerpo de Hercules.

-¿Qué?

-¿Te preguntas por qué? Bueno eso es porque mentí cuando dije que mi volundr eran las tijeras -sonrió victorioso, había ganado esa batalla- en realidad es esta, una bolsa creadora de armas divinas.

Había sido hábil mintiendo durante toda su vida, engañando a personas inocentes que confiaron en él, no por maldad, sino para de alguna forma, protegerlas.

"Por mi parte no se nada con certeza, pero ver a las estrellas me hace soñar."
- Vincent Van Gogh

Lo alejado de la arena de batalla, sin escuchar todo el estruendo de la pelea que estaba ocurriendo, se encontraba una mente brillante aprovechando todo el tiempo que le quedaba para poder terminar algo en lo que trabajaba a escondidas del resto.

-¿Qué es lo que haces ahí tan escondido? -uno de sus compañeros lo regañaba nuevamente.

-Solo avanzando otra idea antes de que la llegue a olvidar.

-¿Y por qué no la anotas o nos la compartes? -era diferente esa su forma de trabajar.

-Porque no quisiera que algo tan importante llegue a las manos equivocadas.

Ambos sabían a qué se referían porque en el pasado que el público haya conocido parte de aquellos experimentos no concluidos, desató confusión y miedo en lo que tendría que haber causado asombro y esperanza.

-Solo un poco más y seremos capaces de hacerles frente aunque sea por unos minutos.

-Confío en ti y en tu mente brillante Nikola.

-Eso es todo lo que quería escuchar.

Una sonrisa del castaño calmaba el ambiente en aquella habitación, aunque pareciera algo excéntrico y con una mentalidad diferente a los demás, era el más confiable de todos.

"No cambies tu color por personas que parecen estar ciegas."

Aquel encuentro contra el semi dios le mostraba que en toda su historia podía haber seres con colores tan hermosos como los rayos del sol.

SelenofiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora