❀ Side story: 4 - 1 ❀

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Tras una fría mañana de lluvias en el centro de Londres, se dirigía a su habitual clase de música la hija menor de la acaudalada familia Cresswel.

Para ellos, su querida Quinn debía contar con la más alta educación, digna de un noble porque tenían planeado todo su futuro, uno del cual ella se desprendería fácilmente con solo encontrarse a su alma gemela.

Las bellas melodías que sus delicadas manos producían al tocar el piano deleitaban a todos los que la escuchaban. No era difícil pensar que tenía un gran futuro en la música, pero para ella solo era una forma de sacar un vacío que tenía en su interior. A lo largo de su vida había visto cómo sus conocidas eran casadas con hombres de grandes riquezas y a pesar de tener la vida resuelta, era notoria su inconformidad.

No quería nada de ello y de solo pensarlo las dulces melodías se volvían tenebrosas y trágicas al igual que su mirada pasando de una calidez que desprendía una profunda felicidad a una mirada perdida que reflejaba un vacío en su alma.

—¿En qué estás pensando tanto Quinn? —su instructora la corregía— no creo que la melodía vaya así.

—Lo siento, simplemente es lo que siente mi corazón —dejaba el piano de lado viendo sus dedos, capaces de traerle problemas— y no me doy cuenta del momento en que cambio mi forma de tocar el piano.

—Creo que lo que tienes es falta de amor —sorprendió a la muchacha, su familia la adoraba, esa no debía ser la razón— pero de amor propio, sería bueno que pases una temporada buscando en tu interior, quizá hay cuestiones que tienes que arreglar contigo misma.

—Puede que tengas razón, de todas formas te prometo concentrarme más.

Cumplió su promesa porque el resto de las lecciones del día se mantuvo enfocada en hacer lo que su instructora le pedía. Cuando le pedían hacer algo, lo hacía, era parte del karma que traía de vidas pasadas. Al término de sus lecciones un carruaje la esperaba para transportarla a casa, al lugar donde aquel día conocería a su prometido.

—Al fin llegas, ve a refrescarte y a que te arreglen, el Conde Thornburry está a nada de llegar —su madre era la primera en estar lista después de todo, era un acontecimiento importante para la familia.

—Me apuraré no creo tardar mucho —fingía una sonrisa porque la idea no era de su agrado.

—No te preocupes, confío en ti.

Dejaron que la servidumbre se encargara de prepararla y en todo momento sentía su corazón estallar. No disfrutó para nada el baño que le dieron y menos cuando le colocaron aquel vestido tan exageradamente lujoso que aquel Conde había comprado para ella.

Para cuando tuvieron que retocar el maquillaje su mirada en el espejo reflejaba a una hermosa muñeca que no cambiaba su expresión y la mantenía en una calma perturbante.

—¿Le ocurre algo señorita Quinn? —todos se habían dado cuenta de su estado aunque solo una persona le preguntó qué pasaba.

—No es nada, es solo que estoy nerviosa —sus puños apretados decían otra cosa.

—No parece que solo sean nervios, es algo más.

—Por favor salgan todos —el resto de los presentes la dejaban a ella y a la sirvienta a quien más confianza le tenía— si te soy sincera, no quiero asistir a este encuentro porque sé que una vez que lo haga estaré sellando mi sentencia.

—El matrimonio puede ser complicado, es cuestión de que te animes a conocer a tu futuro esposo....

—No lo llames así, lo que menos quiero es casarme con alguien a quien no amo

SelenofiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora