Minimaratón 2/3
Capítulo 4: ¿Se movió?
Cuando nos separamos caímos en un breve silencio y entonces me arriesgué a preguntar:
—¿Cómo fue que secuestraron a Sebastian? —después de que lo pregunté pensé que podía caerle mal y agregué rápidamente:— Si no te molesta la pregunta, si quieres no respondas.
No pareció molestarse, pero su mirada permaneció mirando al vacío.
—Ya ha pasado más de 2 años —dijo luego de un momento—, él salió a la escuela como todas las mañanas a la parada de autobús, lo vi por la ventana hasta que se desapareció de mi vista, tenía una excursión escolar. Pero... cuando se hizo tarde y llamé a la escuela, me notificaron que él nunca llegó.
Su mirada seguí perdida como si pudiera revivir ese momento.
—Empecé a aceptarlo —continuó— y supe que si devolviera el tiempo, no pudiera de todas formas hacer nada, tal vez no lo hubiera mandado a la escuela, le hubiera dicho que se quedara en casa jugando —se rió sin ánimos—. Publicidad, difusión en redes sociales, recompensas, miles de mensajes me llegaron pero sin nada relevante, y entre más pasaron los días, la policía lo archivó en la carpeta de niños perdidos...
Se quedó en silencio por un rato, como si recordara ese momento tan traumático, me sentí mal por habérselo recordado.
—Duele, te mentiría si te dijera que en algún momento deja de doler —prosiguió diciendo—. Estuviera por cumplir los 12, pero algunas cosas simplemente salen de nuestro control.
Eso sí lo sabía bien.
Afirmé con la cabeza.
—¿Cómo lo está tomando Emiliana? —pregunté.
Él hizo una expresión sobresaltada y de exasperación.
—Uff, Emi anda en su etapa de adolescente rebelde —dijo—, a veces me pregunto que le he hecho yo para que ella siempre ande en la defensiva conmigo. El otro día ella quería salir con una minifalda y como no la dejé hizo todo un escándalo y se encerró en el baño, al salir se había rapado todo el cabello.
Lo miré sorprendida.
—¿Qué?
—Se dejó completamente coca —dijo afirmando con la cabeza—, no se dejó ni un pelo de sus claveles rubios.
Pensé en su hermoso cabello rubio y como debía de estar ahora sin él.
Eso no era nada normal.
—¿Has pensado en llevarla a un psicólogo? —pregunté— No es malo que alguien profesional pueda interactuar con ella y ver qué es lo que le molesta e intente ayudarla.
Más aun en esa etapa adolescente, no era nada normal lo que hizo.
—No lo había pensado —admitió—, había estado hablando con Hades de esto, pero tendré que llevarla a una consulta con un psicólogo.
De repente su teléfono sonó en su bolsillo distrayendo su atención de la conversación, se sacó el teléfono y sus ojos caramelo miraron la pantalla, sonrió, esa sonrisa y esos ojos brillosos me llamaron la atención, parecía ¿ilusionado?
Volvió a mirarme pareciendo entender que yo había notado la emoción que reflejaba su rostro.
—Te dejo unos dulces que traje —me dio una bolsa con chocolates y jugos de manzanas—, ya me voy.
Me parecía hilarante su emoción contagiosa.
—Vale, suerte —murmuré.
Él pareció algo avergonzado y se apresuró a decir:
—No es que vaya a una cita o algo así.
Lo miré, no es que le estuviera preguntando, no lo juzgaba si tenía una cita. Pareció darse cuenta de que estaba hablando de más justificándose y agregó:
—Bueno, hoy tengo una cita a ciegas —soltó—, hace mucho que no voy a una cita.
Oh vaya, que lo admitiera realmente me sorprendió, notaba que estaba nervioso.
—Suerte —dije—, solo sé tú.
—Gracias.
Se volteó y se fue rápidamente casi dando saltos de felicidad, me alegraba por él.
Miré a Hades, otra vez, nosotros 3 solos otra vez. Tomé su mano inerte y la coloqué sobre mi vientre, me asusté cuando mi estómago gruñó, creí por medio segundo que era mi bebé hablando pero de seguro que solo tenía hambre.
Casi en seguida Erin llegó con una bolsa de algodones y un líquido desmaquillante, además de un rostro más avergonzado que antes, ni siquiera alzaba la vista para verme, le hice espacio para que ella le empezara a limpiar la cara a Hades.
La miré sin decirle nada cuando empezó a restregarle el algodón de manera brusca y luego el arrancó las pestañas postizas como si quisiera arrancarle los parpados de los ojos.
—Con cuidado —le dije.
Soltó un bufido, como si cualquier cosa que le dijera la enfadara de un momento a otro, no lo comprendía.
—Lo estoy haciendo con cuidado —replicó girando los ojos y entonces cuando sacó otro algodón de la bolsa lo hizo con tanta brusquedad que su mano impactó contra un costado del rostro de Hades como si le hubiera dado una bofetada.
Sinceramente Erin ya estaba colmando mi paciencia.
—¡Erin! —dije quitándole los algodones y el desmaquillante de las manos para que dejara de tocarlo y hacer esto de mala manera, miré de reojo a Hades y tuve que darle otras dos mirada más pausadas.
¿Su ceño se había fruncido?
No.
¿Sí?
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*AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH* falta un capítulo más :D
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Tuya y mío #4 (completa)
RomanceNube se encuentra embarazada de un amor que se disputa entre la vida y la muerte en una camilla de hospital, pero parece haber un buen pronóstico para esto cuando Hades por fin despierta... Pero hay un problema, Hades tiene problemas para caminar t...