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Capítulo 78: Tormento
No salía de mi completa perplejidad tras todo lo ocurrido en cuestión de segundos frente a mí, como una mala película donde todo pasó tan rápido que vi la vida pasar frente a mis ojos sin poder hacer absolutamente nada.
Un policía y Florian muertos.
Por suerte Fred estaba bien, recuperando el aliento junto con otros de los agentes y policías.
—Hija —mi madre salió de la casa con Erin, pero los agentes de seguridad nos recomendaron que entrábamos mientras todo esto se resolvía.
Cuando estuvimos adentro la miré y sentí mis ojos cristalizados enseguida.
—Mamá —la abracé—, ¿estás bien? ¿dónde están los niños?
—Adentro, están bien, estamos bien —me respondió para calmarme.
Entré a la casa, todas las ventanas estaban abiertas había un extraño olor a desinfectante, vi a los bebés en sus coches, los dos estaban bien, completamente dormidos, los besé en la frente sintiendo alivio, las lágrimas corriendo por mis mejillas cuando voltee a mirar a mi madre, ahí estaba también Erin, ambas mirándome en silencio como si algo más hubiera ocurrido pero no quisieran decirme.
Repasé rápidamente las cosas en mi cabeza y fruncí el ceño.
—¿Dónde está Luciano? —pregunté— ¿Y Lasaña?
Usualmente Lasaña siempre estaba con los niños.
—Afuera —respondió mi madre luego de un momento—, pero hija...
Su voz se perdió, temí lo peor.
—¿Qué? —pregunté, pero ninguna de las dos fue capaz de decirme nada más que esa mirada lastimera y de tristeza en su rostro.
Me voltee hacia el patio cuando me acerqué vi la puerta estaba abierto.
Le silbé a Lasaña.
—Lasaña —susurré esperando que viniera enseguida, pero...
No lo hizo.
«Algo anda mal».
Salí al patio y para mi alivio vi a Luciano; estaba bien, sin embargo no pude pasar por alto que estaba cavando un hueco en el patio con una pala, a su lado un paño blanco manchado con sangre, no tuve que mirar dos veces para que todo encajara en mi cabeza, solo vi su colita tan dorada como el oro afuera; era lo único que sobresalía, cuando me acerqué fue como si de repente me hubiera metido a una pesadilla.
—No... —susurré.
Luciano se volteó a mirarme mientras pasaba una mano por su frente limpiando el sudor que escurría con una mueca de completa en su rostro de completa tristeza.
—Quise realmente hacerlo mientras no estabas aún —murmuró—, Lasaña lo atacó cuando Florian quiso llevarse a los niños, murió defendiéndolos...
La marca llena de sangre en la mejilla de Florian vino a mi cabeza, mi hermoso perrito desde el principio tuvo una afinidad por los niños, cuidándolos como si fuera su perro guardián.
Me dejé caer de rodillas en la grama frente al cadáver de mi perrito, tomé con mis manos temblorosas, la sábana blanca, necesitaba comprobarlo con mis propios ojos que ya no estaba.
—No, Nube... —me advirtió Luciano.
Pero lo ignoré.
Le quité la delgada sábana de su cuerpo descubriéndolo debajo, su pelaje dorado empezó a volverse menos lucido como si hubiera perdido ese brillo hermoso que tanto lo caracterizaba. No podía respirar cuando lo toqué, bajo mi tacto su piel ya estaba fría y áspera, empezando a ponerse muy tieso. Jadee al ver la herida inminente en su estómago, mientras las lágrimas llenaban mis ojos y se deslizaban por mis mejillas de rabia, tristeza e impotencia. Solo quería que me abriera los ojos, solo quería que se levantara y dejara caer su peso encima de mí para tumbarme esperando que lo acariciara, mientras me ladraba, movía la cola y su lengua rosa lamía cada esquina que lograba encontrar. Mi hermoso pequeño pedazo de estrella que había caído del cielo en el momento que más lo necesitaba para darle cariño, ahora había sido llevado nuevamente a donde pertenecía, pero dejando un profundo vacío en mi interior donde recordaba sus pequeñas patitas hasta que se desarrolló a un guapo perro enorme.
Si hubiera sabido que esta mañana sería la última que lo volvería ver, le hubiera dejado comerse todas las galletas que tenía para él en la nevera, le hubiera dicho cuanto lo amaba y me hubiera despedido del gran perro que fue.
Me incliné y lo abracé sintiendo su cuerpo rígido donde ya no había nada de vida.
¿Cuánta más sangre sería derramada por esa loca que solo quería hacernos la vida imposible? Aunque hubiera muerto Kora, su fantasma a través de Melisa seguía tras nosotros sin dejarnos en paz.
Ya era hora de ponerle un fin a todo esto.
Dejé a Lasaña cubierto con la sabana para que los mosquitos no vinieran por él.
—Pensé en colocarle unas flores encima —dijo Luciano saliendo del pequeño hueco que hizo—, ¿preferirías algunos?
Tragué pesadamente saliva y lo miré afirmando con la cabeza.
—Tulipanes —murmuré—, tulipanes de muchos colores para recordar lo hermoso que fue Lasaña.
Me levanté y me di la vuelta limpiando con el reverso de mi muñeca las lágrimas de mi rostro.
—¿A dónde vas? —preguntó Luciano.
Me voltee y dije:
—A solucionar esto.
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Ay Lasaña... :c como dueles. Falta un capítulo más. Recuerda comentar y votar para que te ganes un millón de dolares :D
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Tuya y mío #4 (completa)
Storie d'amoreNube se encuentra embarazada de un amor que se disputa entre la vida y la muerte en una camilla de hospital, pero parece haber un buen pronóstico para esto cuando Hades por fin despierta... Pero hay un problema, Hades tiene problemas para caminar t...