Capítulo 18: Contrabando de Lasaña, Parte I

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Capítulo dedicado a las conejitas: Jhulie23, giolopez516, Fatima Rodriguez, Marciegn, Lucy gonzales, Isis, Joerlisrivas, por activar el recordatorio en instagram para la actualización :D


Capítulo 18: Contrabando de Lasaña, Parte I

Relamí mis labios sintiendo mis ojos cristalizarse, miré a Lasaña en mis manos, su boca abriéndose en un pequeño bostezo, sin tener idea de lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo era que Demetri pudo rechazar a esta criatura y además de eso cerrarme la puerta en la cara?

Eso ya no era ni cortés. Solo era maltrato.

Alcé a Lasaña hasta mi rostro y él empezó a intentar olfatearme, su naricita moviéndose un poco.

—Voy a llevarte a una peluquería canina mi amor —le dije—, será imposible que te rechacen.

Él me lamió la nariz y yo le sonreí.

El amor de un perro era todo lo que necesitaba en este momento para sentirme mejor.

Di la vuelta a la casa hasta llegar al estacionamiento donde estaba mi auto, ahí estaban los vigilantes; todos me miraban algo confusos y yo solo quería sacarle el dedo medio a todos y gritarles que se jodieran.

«Las groserías».

Que dificil era evitar las groserías.

Tomé la llave que estaban de repuesto afuera y de repente Demetri salió por la puerta principal, giré los ojos y me di la vuelta ignorándolo, ya me estaba cayendo pesado, me salía hasta en la sopa.

—¿A donde se dirige señorita Queen? —preguntó Demetri acercándose a mí, parecía algo avergonzado, debería, me había estado haciendo desplantes muy horribles todo el puto día.

«Las groserías, Nube».

Joder, iba a tener que darme un pellizco cada vez que dijera una mala palabra.

Ignoré a Demetri deliberadamente abriendo la puerta de mi auto para meter a Lasaña de copiloto.

—Señorita Queen debe ir con escolta —continuó diciendo.

Cerré la puerta con más fuerza de lo que debí y me voltee hacia él.

Uhg.

Se me había olvidado que Demetri era el triple de tamaño que yo, pero no me eché para atrás.

—¿Ahora te preocupa mi puta seguridad? No me hubieras cerrado la puerta en la cara —le repliqué alzando la voz—, si lo que quieres es mi desprecio, te lo has ganado, ¡cabrón!

—Pero señori...

—¡SI DESPRECIAS A MI PERRO, ME DESPRECIAS A MÍ!

Creo que esto de las hormonas de embarazada estaban fuera de control, mis ojos botaban lágrimas y estaba tan enojada que mis manos estaban temblando.

Él abrió la boca para decir algo pero fui a mi auto y aceleré rápidamente.

Hasta ahora me daba cuenta de que no tenía nada propio, todo era de Hades, la casa, los autos, los lujos, todo el dinero, tal vez mi querida Margarita; mi lamborghini rosa, podría decirse que era mío, pero esto me lo había regalado Hades también. Suspiré. Tenía que buscar un trabajo, algún ingreso.

Necesitaba un trabajo cómodo donde me pagaran muchísimo y con pocas horas de trabajo; algo casi imposible, creo que era el trabajo deseado de todo el mundo, pero, si Hades ya no estaba en mi ida, tendría que arreglármelas a sobrevivir sin él.

Tuya y mío #4 (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora