Capítulo 32: Santas vacas de los gemelos Parker

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Capítulo 32: Santas vacas de los gemelos Parker

Me quedé por medio segundo incrédula mirando a la pantalla sin poder diferenciar alguna imagen que me indicara que habían dos cabezas o... dos bebé solo veía manchas blancas y negras que se movían ligeramente.

«¿Dos conejitos? ¿de verdad?»

«Santas vacas de los gemelos Parker».

—No bromees con eso. —murmuré sin aliento a Hades, sentía que de repente no podía respirar.

—No es broma, es cierto —corroboró la doctora y sus palabras me parecieron tan extrañas, como si no me lo dijera a mí, sino a otra persona.

—¿Gemelos? —repetí aún sin poder creer que eso fuera verdad.

Dos bebés.

¡DOS!

—Así es —dijo la doctora.

Por más que la doctora intentó ver distintos ángulos, ninguno de los bebés se dejaron ver el sexo, así que aún era un misterio si eran niños o niñas, lo importante para mí era que estaban sanos y eso era suficiente.

Sin embargo fue una noticia que no me esperaba en lo absoluto.

Me quedé en shock hasta que salimos del consultorio, toqué mi barriga e arriba a abajo suavemente.

«Santas... ciegueñas».

—¿Estás bien? —preguntó Hades cuando nos montamos en el auto y ya llevábamos un buen rato en carretera.

—Sí. —susurré pero de repente me pegó un fuerte olor a basura que venía de afuera.

Apreté los ojos, estaba de la nada muy mareada.

Hades me observó y comentó:

—Parece que vas a... —lo interrumpí cuando una arcada me invadió, me cubrí la boca con una mano rápidamente.

«Mierda, mierda, mierda».

Hades ordenó que detuvieran el auto rápidamente y yo abrí la puerta, apenas me incliné hacia afuera vomité hasta el alma.

Ahg.

Que horrible.

Odiaba vomitar, hubo días en que lo hacía más frecuente, cada mañana, cada tarde, ahora de vez en cuando me daban unas náuseas terribles de manera sorpresiva.

Hades me recogió el cabello mientras yo me aguantaba el estómago sin poder parar de vomitar y cuando por fin acabó, me senté recuperando el aliento, Hades me tendió un pañuelo con sus iniciales y su olor, lo miré conmovida.

—Gracias —susurré.

Realmente en estos momentos donde me sentía tan mal y vulnerable apreciaba muchísimo que él estuviera a mi lado.

—¿Te sientes mejor? —preguntó atento.

—Sí —susurré pasando una mano por mis ojos lleno de lágrimas.

Siempre me sentía mejor después de vomitar a pesar de que era un terrible momento.

Hades pidió que continuáramos y me abrazó el resto del camino a casa acariciándome el cabello y la barriga con dulzura.

Yo estaba en una mezcla de emociones, tanto que no podía ni hablar.

Llegamos al hotel, Lasaña fue el primero en saltar a saludarme su colita moviéndose de una lado a otro mientras me lamía la cara, uno de los agentes llamado John, se había quedado con él y para mi sorpresa le había enseñado a hacer caca en un periódico de la esquina de la habitación.

Tuya y mío #4 (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora