Capítulo 56: Dulcemente sensible

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Actualización 3/3

Capítulo 56: Dulcemente sensible

La ayudé a terminar de quitarme el pantalón al mismo tiempo que me quitaba la camisa quedando solo en mis bóxers, y volví a inclinarme hacia ella para besarla, mi miembro preso en un pedazo de tela rozando la tela de sus bragas de manera tentativa mientras besaba su oreja y su cuello descendiendo hacia hacia sus pechos y lamiendo sus pezones endurecidos, escuchando como sus jadeos se intensificaban, envolvió las piernas alrededor de mis caderas moviendo las caderas contra mí; restregándose mientras aferraba las uñas a mi espalda, y entonces la sentí tensarse mientras toda su piel se estremecía.

La miré incrédulo cuando vi su rostro rojo y los leves espasmo de su primer orgasmo y es que aun no la había tocado por completo, me sorprendía lo sensible que ponía el embarazo a las embarazadas, cuando su mirada se cruzó con la mía sonrió algo avergonzada.

Ups —susurró pero seguidamente empezó a besarme otra vez de manera salvaje y desesperada.

Estaba demasiado caliente, necesitaba tenerla ahora o me vendría como ella; en mi ropa interior.

Luché con las bragas que llevaba puestas para bajárselas pero la tela de encaje era tan delicada que se rompió en mis dedos, la aparté a un lado y seguidamente me separé levantándome de la cama para bajarme mis bóxers, ella me observaba pasando una mano encima de sus hinchados pezones, su cuerpo desnudo con la barriga sobresaltando era digno de enmarcar en una foto.

—¿Puedo tomarte una foto? —pregunté.

—¿Que? —dijo incrédula—, ¿así desnuda?

—Taparé lo que solo yo puedo ver —le aclaré—, pero te ves demasiado preciosa.

No quería dejar pasar la oportunidad.

—Vale —respondió ella, sus ojos grises brillando su expresión sonriente, probablemente siendo un reflejo de la mía.

Tomé la cámara de mi teléfono y le tomé una foto donde se veía tal y como mis ojos querían conmemorar.

Sonreí y la miré para decirle mientras dejaba el teléfono a un lado:

—Eres preciosa, Nube.

Volví a acostarme sobre ella entre sus piernas, ambos completamente desnudos, nuestros corazones desenfrenados latiendo al mismo ritmo desesperado.

—Tu más, Liebe —respondió.

Tomé una de sus piernas colocándola detrás de mi hombro para poder acomodarme mejor de forma que ambos estuviéramos cómodos, me acomodé en su entrada y empujé, profundo, llenándola, observando su boca entreabierta, sus ojos entornados y sus jadeos profundos cuando empecé a embestirla.

Su mirada fija en la mía mientras el sonido de nuestras pieles chocaban llenando toda la habitación, podía ver en su expresión que estaba feliz y excitada, que nuevamente volvíamos a tener una conexión más intima, una que no quería perder, solo mejorar... pero con cuidado, con cosas que sabía no iban a dañar su estabilidad o la de los bebés.

Sus paredes vaginales empezaron a contraerse contra mi miembro, mi rostro rojo; acalorado, una ligera capa de sudor cubriéndome al saber que estaba al borde, pero necesitaba que ella se viniera primero, presioné su clítoris con mi pulgar empezando a estimularla y ahora sus jadeos se convirtieron en gritos cuando se arqueó llegando a su segundo orgasmo; disfrutando del clímax y fue en ese momento que pude dejarme ir sintiendo como me vaciaba dentro de ella disfrutando de mi éxtasis postergado, por varios segundos.

«Definitivamente este siempre será mi lugar favorito».

Luego de unos segundos, me acosté a su lado mientras ambos recuperábamos el aliento.

—Me gusta más follarte que pelear —susurró Nube aún algo agitada.

—A mí también, definitivamente —le correspondí con una leve sonrisa.

Ella se recostó de mi pecho completamente satisfecha y entonce cerrando los ojos, se quedó enteramente dormida.

La miré, las ligeras pecas cafés que cubrían su nariz y sus mejillas, sus espesas pestañas y sus perfectos labios carnosos entreabiertos. Era perfecta y nunca me perdonaría el haberla hecho sentir mal muchas veces sin ni siquiera darme cuenta, pero por lo que había aprendido, una relación se construía, se perdonaba y se persistía, así no fuera nada fácil...

Sentía el remordimiento atacarme por las cosas que no había querido decirle, pero Nube tenía un embarazo delicado, temía perderla no solo a ella, sino a los bebés, eso aumentaba mi ansiedad y eso me hacía doler la maldita pierna en un dolor punzante, me voltee con cuidado de no despertar a Nube, y me tomé una pastilla de mi frasco, solo unos segundos para que hiciera efecto, suspiré y cuando me iba a voltear para dormir, vibró mi teléfono, fruncí el ceño y lo tomé para ver quién me había escrito y abrí el mensaje rápidamente.

Schrank: Tenemos información de Sebastian.

Mi sobrino Sebastian, el hijo de Dionisio, eran casi las 2 de la madrugada pero aún así el sueño que pude haber tenido se me desapareció.

Respondí:

Hades: Voy en camino.

Me vestí con cuidado de no despertar a Nube y salí con Demetri en la camioneta blindada cuidando que nadie nos siguiera hasta la casa en medio del bosque, Demetri estacionó y yo me bajé completamente ansioso, tocando la puerta, Demetri tenía el arma afuera custodiando la zona, cuando entonces abrieron la puerta, lo miré y él me sonrió.

—Llegaste rápido, Hulk —dijo Taylor.

NARRA NUBE

Me sobresalté cuando Lasaña se subió a la cama y se acostó a mis pies, fruncí el ceño, y miré la hora en mi teléfono, eran ya las 4:30 de madrugada, voltee para abrazar a Hades y me di cuenta de que ese lado de la cama estaba vacío, ¿uhm? ¿dónde estaba Hades?

De seguro estaba trabajando, él tenía una mente muy intranquila, y luego de que me hablara de todos sus proyectos anoche me sentía culpable de que hubiera sido tan entrometida con él y de haberme metido a su oficina, chantajeándolo con sexo tras botarle unas pastillas. Que mal.

Pobre Hades, no sé como me soportaba.

Me levanté con cuidado para ir al baño, Lasaña me acompañó sentándose en la puerta mientras soltaba un bostezo, me levanté y cuando me dirigía de regreso a la cama, tropecé con la mesa con algo de el suelo que rodó hasta debajo de la cama, Lasaña lo persiguió y cuando salió vi que traía algo más grande entre los dientes.

—¿Qué es eso?—le pregunté inclinándome para tomarlo en mi mano, y me quedé fría cuando vi que se trataba de un aerosol.

Era rojo.

Lo solté y tuve que ir a la cama para sentarme y comprender esto, este era el aerosol rojo con el que pintaron el cuadro de la madre de Hades, si estaba debajo de la cama en mi habitación eso quería decir que...

¿Había sido Hades?

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Estamos llegando al final, hemos entrado a la última parteeeeeee chan chan chaaaan, aunque aún faltan varios caps, así que no se asusten que este libro va a terminar concluyente y sin cabos sueltos ¿okey? okey jajajaja, que cosas, el Hades mintiendole a Nube en la cara y haciendola pasar por loca todo este tiempo!! ¿Taylor esta vivo? ¿que onda con el aerosol? no te lo pierdas :D

instagram: Ysarisareinamoo

Tuya y mío #4 (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora