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Corea del Sur.
Seúl, Gangnam.


A finales de Diciembre algo cambio en la personalidad de Jimin, dejo de sonreír, de pensar con claridad, ya no hacia las cosas normales que un joven de veinte años haría. Ese árbol de Júpiter se había marchitado, el rubio lo miraba todos los días pero no hacia nada para remediarlo. Las hojas secas caían alrededor de este, el árbol necesitaba un cuidado especial que claramente Jimin no podía ofrecerle.

Estaba exhausto de la vida, su recordatorio de todos los días era: Sigue vivo Jimin, es todo lo que puedes hacer.

Era la única forma de mantener su estabilidad emocional pegado a la tierra, y a pesar de todo aquello seguía sumergido en esa depresión que cada día lo destruía un poco más. Ya no había otro remedio que seguir hundiéndose.

-Llevas dos semanas pegado a esta semana, ¿Cómo te has sentido?- el rubio pensó la repuesta, que se suponía que tenía que contestar. - ¿Jimin?

Pero desgraciadamente para la Señora Park no hubo contestación.

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Frente a el estaba ese maldito Psiquiatra, solo hacia que el rubio estuviera de mal humor, odiaba que le preguntará sobre su vida. No era algo que tenía pensado decir fácilmente a alguien que cobraba por ayudarlo. Estaba también demasiado cabreado por la estupidez de ese sujeto, preguntaba tan deliberadamente sobre el secuestro, el porque había ido hasta Rusia y el como perjudicaba a su estado mental la razón de la operación del hígado, osea el envenenamiento.

-Bien, las alucinaciones dejaron su lugar.- El psiquiatra escribía en su tabla de apuntes al escuchar las palabras de Jimin.-¿Cuánto más tengo que tomar ese medicamento?

-Hasta que vea mejoras en tu salud.-Se levantó y fue a su escritorio donde tomó asiento.-Tus padres están muy preocupados por ti, quieren que estés mucho mejor. Cómo en el pasado.

¿Pasado?¿En serio había una forma de volver al pasado? Por qué si pudiera regresaría a ese lugar dónde conoció a Jungkook y se enamoraría más rápido de el, haría cualquier cosa para mantenerlo a su lado. ¿Para eso volvería al pasado? Estaba completamente seguro de que sí.

Al salir del hospital una brisa fría paso por su cuerpo, el otoño aún seguía y una ligera capa de nieve estaba impregnada en las calles de Seul. El año pasado no había nevado según sus padres, en Rusia si y había sido maravilloso. Se maldijo por haber pensado en ello, suspiro y observo la bolsa llena de medicamentos, camino hacia el auto de su padre, el cual lo esperaba impaciente.

-¿Cómo estuvo la sesion de hoy?- su padre encendió el auto y salieron del estacionamiento.- Espero que bien.

-Es como todas, quiere saber sobre la depresión y esas estupideces.- El rubio sacaba las cajas del medicamento.- Inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, antidepresivo, ansiolítico y antipsicótico, lo mismo de hace un mes.

-Eso te ha ayudado a conciliar el sueño, ¿No?- El rubio asintió y ya no dijo nada, no tenía caso seguir con esa tonta conversación. Todo llevaba a un solo camino recto, el tomaba su medicamento y sus padres estaban tranquilos, fin de la conversación.

Aunque tenía razón su padre, esos medicamentos lo tenían tranquilo y con los pies en la tierra. Aún no tenía intenciones de salir de su casa, al menos que fuera necesario como las sesiones de terapia que fueron obligadas por sus padres, lo cual de un modo se los agradecía, ellos estaban tranquilos al verlo un poco mejorado. No del todo pero iba por buen caminó.

Al llegar a casa se acostó y durmió por varias horas, su cuerpo necesitaba un descanso, estaba agotado por tantos pensamientos en su cabeza, lo hacían estremecer de la peor manera.

LOVE EXISTS - MAFIA «Parte 1»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora