Capítulo Veintiseis

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Canción sugerida: A Thousand Years - Christina Perri.

"...Y todo el tiempo creí que te encontraría
El tiempo ha traído tu corazón a mí
Yo te amé por mil años
Te amaré por mil más...".

9 de Mayo de 1491
Viejo mundo
Alba

Escarlata viajo, junto a Aida, a Europa. Aquel continente era el primero que había formado y organizado, para que, tanto las especies marinas como terrestres, habitaran en paz y armonía.

En el transcurso de los siglos, fue eligiendo a seres capaces de liderar y mantener el equilibrio entre los mundos. Midió sus corazones en la balanza de la vida, si este era más ligero que el de una pluma, portaría un cargo dentro de la sociedad o sería digno de formar parte de los Clanes de Lobos esparcidos por el continente.

Si por el contrario, el corazón fuere más pesado que la pluma, debería ser un habitante más de su creación. Sin talentos ni nada que lo hiciera parte de la mitología de amor.

_ Dios nos ha guiado en esta decisión, no podemos seguir sirviéndole Escarlata, nuestra devoción es para con nuestro ser todo poderoso.- Habló un hombre con túnica negra y un tipo particular de gorra roja que cubría gran parte de su cabeza. Él tenía un cargo dentro de la iglesia, le llamaban Obispo Cardenas, representante del gremio católico de Europa.

A lo largo de los años, se fueron creando sectas y religiones que, ocultas de Escarlata, iban tomando más fuerza y apoyo entre los habitantes. Una de ellas y hasta el momento la más poderosa e inluyente, se llamaba "Católica o católicismo".

_ No os pido vuestra devoción Obispo.- Refería Escarlata, la cuál mantenía una reunión con los más importantes lideres y jefes a los cuales había dejado a cargo de los países pertenecientes al viejo mundo. _ Les pido que se respeten, que se amen....

_ ¡No vamos a forjar una alianza con esos seres del demonio, obra de Sátanas!.- Dijo otro hombre católico. _ ¡Vuestro ser desea que seamos aliados, cuando usted es aliada con esos impuros seres del mar!.

_ Son mi creación de igual forma...

_ ¡BLASFEMIA!.- Grito el Obispo Cardenas. _ ¡NADA NOS ASEGURA QUE USTED, ESCARLATA, SEA NUESTRA CREADORA. DIOS HABLÓ CONMIGO Y DIJO QUE SERÍA LA PERDICIÓN DEL MUNDO. NOS IREMOS AL INFIERNO POR VUESTRA CULPA!.

Escarlata sujetó la mano de Aida, quién estaba presente en aquella reunión y buscó fortaleza en sus ojos. Su creación le estaba traicionando y cuestionando. Ella no buscaba su devoción, como refirió, solo pedía que existiera paz y armonía.

_ Tenéis nuestra completa lealtad, Escarlata.- Refirió el rey de España. _ Vuestra voz nos dió la oportunidad de servir a los débiles y necesitados, sean del mar, cielo o tierra y seguirá siendo así si usted nos lo permite.

_ ¡TODOS SE IRAN AL INFIERNO!.- Repitió el Obispo.

_ Si ese Dios, el cual usted le profesa, es capaz de dañar a su creación, entonces no es un Dios justo ni de amor. Un padre no puede condenar a la tortura eterna a su hijo por cometer un error en su vida. Una madre no puede dejar de amar a su hija porque esta no cumple con sus estándares. Amor, no va de la mano del castigo. Amor es tolerancia, respeto, empatía y sobre todo, libre albedrío. La fe que ustedes profesan, no debería torturarlos y hacerlos seres temerosos, por el contrario, debe hacerles razonar lo que es justo e injusto, lo correcto frente a lo incorrecto, pero para ustedes, no para todos. Cada cual conoce vuestros pensamientos y sabe cuánto mide vuestro corazón. Yo os digo, amad los unos a los otros y no hagan lo que no os gustaría que le hicieren. - Dijo Escarlata.

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