Capítulo Dos

492 29 6
                                    

Canción sugerida: Down – Jason Walker.

"...Esperando constantemente
Con la esperanza de que voy a encontrar
Lo que eh estado persiguiendo.
Un disparo al cielo
Estoy atascado en el suelo...".

Bilbao, España.
Colegio San Bonifacio
17:30 P.M.

_ ¿Iras a la fiesta? – Me pregunta Amaia mientras caminamos hacia nuestros casilleros para dejar los libros, cuadernos y poco más. Por fin, se terminó mi jornada. Mi martirio. _ Será una pasada, ira un Dj muy guay, hace unas mezclas que flipas.

_ No creo Amaia, tu bien sabes que no me gustan esas fiestas. Además, no tengo pareja para ir.

_ No tienes porque no quieres. Muchos chavales te han invitado y los has rechazado. Incluyendo a las chicas ¿Qué ocurre contigo?.

Digito la clave de mi casillero. – No me parecen interesantes, es todo. No quiero ir a un lugar donde no me sienta cómoda.

_ Pero Lu, la próxima semana es la última, luego no nos veremos por más de un mes. Hazlo por mí. – Me suplica, como siempre: Colocando su carita de cachorro abandonado. _ Por favor.

¡Joder! No quiero hacerlo, pero Amaia es mi única amiga y siempre me ha defendido de los estúpidos brabucones. Por esta ves tendré que ceder.

_ Vale, iré.

_ ¡Ole!. – Comenzó a saltar como una niña pequeña a mi alrededor.

_ ¡Pero!...solo iré por una hora, nada más.

_ Vale.

_Eh iré sola. Me vale lo que digan los demás.

_ Lo que digas. – Me dice. - ¡Será la mejor fiesta de todas!.

"Si si, claro".

Terminamos de guardar nuestras cosas y nos dirigimos al aparcamiento de nuestro colegio. Ahí ya me esperaba Camilo, el chofer, junto a mis hermanas que ya se encontraban dentro.

Me despedí de Amaia, su chofer de igual forma ya había llegado. Luego, me senté al lado de Gabi.

_ ¿Por qué tienes un agujero en tu suéter? Se ve la piel de tu espalda. – Me preguntó mi hermana. Que observativa.  

_ No lo sé Gabi, ni me eh enterado que le pasó.

_ Ah.

_ ¿Cómo les fue en clases? – Les pregunto.

_ ¡Aburrido! – Me responden al unísono.

_ Ya somo tres entonces.

Me coloco mis cascos y distraigo mi mente con el paisaje que ven mis ojos: Casas vascas con estilo vasco, colores vascos, suelo vasco y naturaleza vasca. Sí, Bilbao es demasiado vasco.

A lo lejos diviso el horizonte, imagino las olas reventar en la orilla, las gaviotas provocando su canto especial, la brisa marina y el sol proyectándose en las claras aguas.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ngen [AiLu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora