𝓔𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓻𝓸𝓼 𝔂 𝓓𝓮𝓼𝓮𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓻𝓸𝓼: 𝓓𝓮𝓬𝓲𝓼𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 𝓓𝓸𝓵𝓸𝓻𝓸𝓼𝓪𝓼

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Narra Emily

Ataqué a las personas en el vehículo y aproveché para purgar mi sistema de la verbena y el veneno para lobos. Cuando terminé de eliminar a la pareja, las grietas en mi rostro desaparecieron, solo para ser reemplazadas por un dolor de cabeza provocado por una bruja que iba dentro de otro automóvil que se acercaba. Solté un suspiro de molestia y me volví hacia el convertible que se detuvo a dos metros de distancia.

- ¿Jen? - pregunté cuando el dolor se detuvo, la vi bajar y cerrar la puerta tras de sí.

- Hola Emily - sonrió al verme, pero volví a sentir un fuerte dolor de cabeza - ¡Davina! - La chica que la acompañaba, la novia de Kol, parecía furiosa conmigo, posiblemente porque me vio alimentarme de esas personas.

- Es peligrosa, Jen - dijo segura al acercarse a mí. Por inercia, iba a lanzarle un golpe, pero Jen detuvo mi brazo. Ella dejó de molestarme con magia después de mi violenta reacción.

- Chicas, creo que tenemos que calmarnos - dijo Jen interponiéndose entre nosotras dos.

- Dile eso a tu bruja - le dije de mala gana.

- No tienes derecho a venir aquí a atacar a los locales... - insistió la chica.

- Puedo hacer lo que se me dé la gana, no necesito el permiso de una estúpida chica - le dije a Davina - ¿Qué haces aquí, Jen? Aparte de presentarme a Davina, aunque ya la conocía.

- Klaus me envió a buscarte - respondió - Aurora te ocultó con un hechizo, pero supongo que asesinaste a la bruja encargada porque empezamos a recibir tu ubicación en movimiento.

- Asesiné a todos los que estaban ahí - dije apoyándome en el auto - Esa perra pelirroja se salvó porque no estaba presente.

- Aún no cambias - sonrió.

- Como sea, solo tengo que encontrar a Maya antes de irme; esa familia puede volver a sus actividades normales - desvié la vista - No necesitaba un rescate.

- Eso ya nos quedó claro - se cruzó de brazos - Pero hay un pequeño problema... - hizo una mueca - Klaus te necesita en Nueva Orleans.

- Tienes que estar jugando - murmuré molesta - Me escape de ese lugar para no toparme con él, por supuesto que no quiero quedarme aquí para ayudarlo.

- La familia está en crisis, él cree que tú puedes resultar de mucha ayuda - negué con la cabeza - Y tiene razón, Emily

- No - solté con determinación.

- Mi época de ayudarlos en ese tipo de estupideces se terminó hace tiempo - Jen suspiró pesadamente; claramente, la habían enviado para convencerme.

- La cuestión es que somos la familia original - comentó amenazante, levanté una ceja - Y estás en nuestra ciudad, tienes que jugar según nuestras reglas.

- Espera, ¿de qué me perdí? Hasta donde yo sé, tú eres solo una huérfana, y esta no es su ciudad - aclaré sin inmutarme - Esto es solo un pedazo de tierra que nadie puede reclamar como suyo, y así como le dije a Davina, te lo repito a ti: puedo hacer lo que se me dé la gana - Transmití mi enojo con esas palabras. Los Originales no podían manipularme ni disponer de mí como si fuera de su propiedad.

- En eso puede que tengas razón - comentó - Pero tenemos a Maya. Puedes colaborar o puedes... - ¿Por qué todo el mundo secuestra a Maya? pensé. Fue entonces cuando decidí romperle el cuello.

No retrocedería en mis acciones, así que, antes de que Davina intentara atacarme con magia nuevamente, moví rápidamente mi mano y la dejé inconsciente de inmediato. El mal humor que había surgido en mí después de ese encuentro era más evidente; estaba profundamente indignada por todo lo que los Mikaelson estaban haciendo. Desde enviar a Jen para manipularme hasta amenazarme con Maya.

𝓤𝓷 𝓵𝓪𝓽𝓲𝓻 𝓮𝓷 𝓶𝓲 𝓲𝓷𝓽𝓮𝓻𝓲𝓸𝓻 ~ 𝓝𝓲𝓴𝓵𝓪𝓾𝓼 𝓜𝓲𝓴𝓪𝓮𝓵𝓼𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora