El doctor vuelve a venir la semana siguiente, repite el procedimiento como la primera vez, mira mi cuerpo para ver cómo van mis heridas.
Esta vez no es tan incómodo pues ya hay un poco más de confianza, me animo a hablarle.
Me pregunta por Grif, así que le cuento toda la historia sobre cómo llegó, sin saltarme por supuesto la caída de Nicolas en el muro.
El doctor que ahora sé que se llama Adam se ríe a carcajadas cuando se lo cuento y me contagia al instante.
Nicolas no va a estar muy feliz cuando sepa que se lo conté.
Tal como me dijo me trae los rompecabezas, me emociono al verlos, son bastante grandes y es todo un reto pero me agrada.
Dos semanas después ya tengo amos armados, Adam se sorprende y me felicita al verlos diciendo que buscaría unos más difíciles aún.
Ese mismo día le digo que me siento listo para empezar con la terapia, al principio se queda callado pero luego me felicita y me dice que soy muy valiente.
Empieza a venir tres veces por semana luego de eso.
Dos para terapia y una para revisarme, aunque con el tiempo se convierte en simples chequeos para controlar mi peso y mi presión arterial.
Grif engorda en menos tiempo el doble que yo, pues claro, no para de comer en todo el día.
Dos meses se me pasan volando entre tantas cosas que encuentro para hacer.
Los rompecabezas me distraen por horas, jugar con Grif, mirar películas y charlar con Nicolas. También regamos las plantas de su madre cada tanto.
Un día en el que estábamos muuuy aburridos decidimos ponernos a buscar el nombre de cada una de ellas, nos sorprendimos con los nombres rarísimos que tenían algunas.
En una ocasión le pregunté a Nicolas que había de su trabajo, el me dijo que estaba cubierto y no tendría que volver en un tiempo, que además podía trabajar desde su computadora y no necesitaba ir a la oficina.
- ya deberíamos sacarlas.
- no, acabamos de ponerlas Nicolas.
Repito por tercera vez.
Literalmente hemos metido las galletas en el horno hace menos de cinco minutos, pero él está dispuesto a evitar que se quemen, aunque eso signifique dejarlas totalmente crudas.
- te digo yo que se van a quemar.
Niega cruzándose de brazos.
Enseñarle a cocinar es no es para nada una tarea fácil, está claro que no nació para esto aunque no puedo decir que no lo intente porque le la verdad es que le pone todas las ganas.
Tras pasar un tiempo llega el momento de sacar las galletas.
- bien... - abro el horno para mirarlas y efectivamente parecen estar listas. - creo que ya están.
- aparta. - me hace salir de alado del horno y se pone el en mi lugar. - yo las saco, sino no habré cocinado yo.
- solo es sacarlas del horno.
Río pero no me hace caso y se centra en sacar la bandeja con las galletas, la deja sobre la isla de la cocina y me acerco para mirarlas.
- pues... - el delicioso aroma a chocolate llega a mis fosas nasales. - no se ven nada mal.
- me han quedado espectaculares.
Sonríe orgulloso.
- que humilde.
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Sálvame (BL)
RomantikJayden cree que su vida no puede ser peor. Vive en una constante tortura cada día de su vida gracias a un contrato que su padre firmó antes de morir. En este contrato vendía el cuerpo de su hijo para pagar una gran deuda. Jayden se pasa las noches...