CAPÍTULO 2. UN PASADO QUE NO PUEDE SER RECORDADO.

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Avis comenzó a despertarse

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Avis comenzó a despertarse. Sentía el suave satén bajo su cuerpo y su cabeza apoyada sobre la suave almohada. Abrió ligeramente los ojos y notó que formas borrosas a su alrededor parecían tener una discusión. Estaba confundido y cansado, estaba ardiendo en fiebre y todo el cuerpo le dolía intensamente, pero concentró sus fuerzas para escuchar y hacerse el muerto.

―Sí... y el Femorco lo atacó varias veces ―oyó decir una voz.

―¿No se llamaban Femidemons? ―interrumpió otra persona.

―Creo que son Ginodiablos ―agregó alguien―. También eh escuchado que se llaman...

―¿Y él podía verlo?

―Sí o eso nos pareció, pero no parece tener alguna habilidad. No se defendió. No sé, tal vez solamente se encontraba en el lugar incorrecto y eso.

―Aunque es extraño. Pudo sobrevivir al veneno, bueno lleva un par de días en coma, pero parece que sobrevivió eh, un humano común y corriente tiene menos del coma cero dos por ciento de sobrevivencia, aunque tengas a un excelente experto en venenos como Ruber.

«¿Días?» retumbó en la mente de Avis. ¿Había dormido tanto tiempo? Estaría en problemas.

―Je, je, je ―oyó una risita incómoda.

―¿Y qué haremos con él? ―escuchó la voz altanera de una mujer―. ¿No deberíamos regresarlo a donde lo hayamos?, no creo que un enano como este nos sirva de mucho, podríamos arrojarlo a un rio o algo.

―¿Para exponerlo a otro ataque?

―Cap, ¿me lo puedo quedar?

―Esos demonios cada vez son más un problema, el odio los hace reproducirse como cucarachas.

―¡Que, qué! ―Avis dio un brinco del sofá sobre el cual estaba recostado. Ya no aguantó más la intriga―. ¿Eso que me atacó era un demonio? Es decir, ¿existen? ―se tambaleó pues apenas podía ponerse de pie.

―Tranquilo, no te asustes. No te haremos daño ―dijo el chico que antes tenía azul el cabello solo que ahora lo llevaba de un verde brillante.

―¡Respondan! ―Avis se tambaleó un poco. Estaba sudando.

―Sí, son reales. ¿Puedes verlos?, quiero decir... ¿tienes habilidades? ―dijo un hombre increíblemente apuesto, alto y musculoso con cara de pocos amigos. Tenía una barba negra cuadrada y cabello puntiagudo.

―¡No!... ¡yo soy muy normal! ―Avis cayó sin fuerzas y comenzó a vomitar sangre. Estaba ardiendo en fiebre.

―Chico, si puedes verlos significa que muy normal no eres... ―comentó aquel tipo más para sí que para alguien más―. ¡Ruber, a la terapia intensiva!

―Sí, voy.

―Sí, voy

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Nuevo Génesis: la rebelión del ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora