Ocho meses habían bastado para que nada fuera igual, México era un lugar diferente, terriblemente diferente. En cada rincón de la extensa nación se respiraba un aire tan denso que provocaba que sus habitantes hablaran en susurros. Tal vez era el miedo a ser notado por la policía o a ser una víctima del gobierno.
Era como ver al país a través de un filtro blanco y negro, incluso ni los niños reían, el aura de temor se extendía por sus calles ya nadie salía fuera de su hogar si no era sumamente necesario y quien salía miraba sobre sus hombros cada tanto siempre con esa sensación de ser perseguido.
Se había instaurado un gobierno provisional luego de la «noche de lágrimas» como solían llamarle al evento que marcó el rumbo del país. La presidente Sheilbam no era más que un simple títere del Primero, él era quien realmente gobernaba y lo hacía con puño de hierro. La nación se había militarizado, aunque el gobierno central lo negaba, pero ahora el ejército tenía presencia y control de las calles, los puertos y aeropuertos y en muchos otros aspectos influyendo miedo en los civiles pues con tanto poder solían abusar de los civiles sin que nadie los pudiera ayudar.
Durante esos meses los desaparecidos se contaban por decenas de miles. El Primero había usado todos los recursos para destruir a sus enemigos y a los potenciales, no tenía piedad. Una sola critica al gobierno era suficiente para no volver a casa, aunque no había logrado dar con los miembros de la finca Bleu.
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El misterioso hombre salió de entre las sombras del sucio callejón, era muy alto y vestía un traje negro de motociclista, su rostro quedaba oculto por un casco a juego. Caminó rápidamente hacia la hermosa motocicleta negra mientras guardaba algo en su mochila. Se recargó en el asiento mientras revisaba su móvil, luego miró hacia los enormes puentes carreteros que se extendían como si encontrara una respuesta en ellos. Se sacudió y se montó con agilidad iniciando el viaje.
Tras unos minutos se encontraba yendo a gran velocidad esquivando los automóviles sobre el puente vehicular, las luces se reflejaban sobre él. De repente comenzó a haber menos tráfico, pero no minoró su velocidad.
Algo volaba a gran velocidad hacia él, impactó causando una gran explosión, pero no le había dado y continúo moviéndose. En segundos lo rodearon al menos siete motociclistas.
―¡Fue un error regresar a la capital! ―gritó eufórico un hombre con aspecto de sapo―. ¡Vas a morir y nosotros seremos ricos! ―todos se rieron.
El tipo con cara de sapo escupió un potente ácido corrosivo que el misterioso hombre esquivó y aceleró. Los matones lo siguieron aumentando la velocidad.
―¡Que no escape!
―¡Usen armamento pesado, vale más muerto que vivo! ―un tipo sacó una ametralladora y comenzó a disparar.
El hombre de la motocicleta maniobró a tal velocidad para esquivar las balas que zigzagueó como una serpiente.
―¡Es bueno el maldito! ―sacó una radio―. ¡Pero nosotros somos mejores!
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Nuevo Génesis: la rebelión del ángel.
FantasiLibro 1: Y se movía sobre la faz de las aguas y dijo: sea la luz; y fue la luz, se separaron la luz y las tinieblas, pero cuando yo nací solo eran tinieblas. Nací bajo un cielo oscuro que predecía tormenta sin estrella alguna que guiara mi destino y...