Libro 1:
Y se movía sobre la faz de las aguas y dijo: sea la luz; y fue la luz, se separaron la luz y las tinieblas, pero cuando yo nací solo eran tinieblas.
Nací bajo un cielo oscuro que predecía tormenta sin estrella alguna que guiara mi destino y...
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Un par de semanas pasaron velozmente, el chico era excepcional, pero común, común en el sentido de que no tenía poderes especiales. Habían llegado a la conclusión que su habilidad era el Discernimiento de espíritus o bien, podía ver el mundo sobrenatural. Exceptuando ese tema era un habilidoso luchador. Lo llevarían como observador a una misión sencilla.
―Va, entonces a ver si entendí, ¿iremos a una casa embrujada? ―tragó saliva Avis.
―¿No me digas que tienes miedo? ―Alastair se puso de jarros.
―¡No, para nada!
―¡Avis, tienes miedo!... ¿cómo es eso posible si ya te has enfrentado a un demonio de los más feos? Sin olvidar que has visto a la Queen por las mañanas recién despierta y eso es verdaderamente terrorífico.
―Bueno sí, pero los fantasmas son fantasmas, o sea, no son fáciles de ver y además son intangibles, ¿cómo detienes a un ser así?, ¿no le puedo pegar con un bate o algo verdad?
―Buen punto no lo había pensado así, pero ni modos. Te tocó soportar.
Alastair le pasó un traje de protección, estaban en la armería. La puerta se abrió e ingresó Ruber que vestía unos pantaloncillos muy cortos y una camiseta sin mangas. Avis se supo rojo.
―Hola, niños, ¿van a una misión verdad?
―¿No vas con nosotros? ―se alarmó Avis.
―Nop, es mi día libre. Tengo muchas series pendientes en Shitflix, solo vine a desearles suerte.
―Y a mostrarnos ese culo, ¿seguro que tu apellido no es Kardashian? ―dijo Alastair―. Presumido.
―¿Pero cómo?
―Tranquilo ―entregó el capitán ya vestido con su traje―. Es una unidad habitacional que fue construida sobre un hospital psiquiátrico y se dice que hay apariciones. Lo habitual, yo solo iré como observador. Tú, junto con Alastair y Alexia se encargarán de exorcizar el lugar. Se dice que hay un ente que apareció recién.
―Más bien, tú lo harás ―le susurró Alastair―. Tienes que practicar la absolución de exorcismo. ¡Vámonos ya, que se hace tarde!, y deja de verle las chichotas a Rojo, pervertido.
La unidad habitacional era enorme, frente a Avis se elevaban las enormes torres de Mixcoac de un color naranja. El lugar estaba lleno de personas.
―Bienvenido a una de las unidades habitacionales más habitadas de la ciudad, construidas sobre lo que antes fue el hospital psiquiátrico de la Castañeda un lugar horrible ―le dijo Alexia―. No tengas miedo, nosotros te protegeremos ―desenfundó una katana.
―¡Te dije que no trajeras eso!, ¿dónde te la escondiste? En fin, es un trabajo fácil, iremos a esa torre, cuarto piso habitación número trece, con una tal doña pelos, buscamos si hay fantasmas y si hay los sacamos y nos vamos por unos tacos de lengua.
