Libro 1:
Y se movía sobre la faz de las aguas y dijo: sea la luz; y fue la luz, se separaron la luz y las tinieblas, pero cuando yo nací solo eran tinieblas.
Nací bajo un cielo oscuro que predecía tormenta sin estrella alguna que guiara mi destino y...
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La luz del sol aparece en el horizonte rápidamente, cubre todos los rincones destruyendo a todos los seres oscuros aun presentes. La luz que no solo revela la muerte sino la inmensa destrucción sobre la capital.
―¡Maldición, el viejo escapó! ―gruñe Avis.
El capitán se deja caer de rodillas, la impotencia inunda sus pensamientos, se siente culpable de todo el dolor que emana la ciudad y sus miles de víctimas. Ruber se acerca y le toma del hombro.
―Al menos el sol hizo lo que a nosotros nos costó toda la noche en un instante, se salvará mucha gente.
―Sí ―murmura Aléxandros poniéndose de pie.
―Deberíamos tratar de rescatar a la mayor cantidad de civiles ―propuso Zeke―. Mientras el apoyo llega.
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―¿Cansada grumosa? ―se burla Alastair.
―Ni un poco ―Maysha llevaba sobre su hombro una columna enorme de concreto―. Oh miren, la ayuda está llegando... ¡capitán la ayu...! ―una bala cruzó a milímetros de su cabeza―. ¿Qué?...
―¡En guardia! ―gritó el capitán.
―¿Por qué nos atacan? ―preguntó Alexia.
―¡En nombre del estado mexicano son encontrados cómplices de los terroristas causantes de este intento de golpe de estado, por órdenes del gobierno provisional central serán ejecutados! ―gritó un general de aspecto enfermizo, pero mirada fría.
―¡No digan pendejadas, el traidor a la nación es Tanok el primer cacique! ―gritó furioso Aléxandros―. ¿Acaso el viejo?... ―volteó hacia Zeke.
―Sí ―respondió Zeke―. Tomó el poder.
―Bueno, aunque sean soldados de elite nosotros tenemos un chucho pulgoso grandote, un inmortal y una nigromante mitad Banshee. Creo que podremos patearles el trasero y huir épicamente ―dijo Alastair.
Un bólido cayó del cielo cimbrando el suelo, cuando el polvo se asentó...
―¡Juan! ―gritó Alastair―. ¿Qué?
―¡Cuidado!
Ruber rescató al chico del ataque de Juan quien se había transfigurado pues sus ojos brillaban en un color verde intenso y su rostro parecía animal. El puño apenas le rozó el rostro.
―Lo siento, pero la Sede nos dio una orden y los Caciques aceptaron, no puedo desobedecer ―explicó apretando la mandíbula.
―Juan... ―murmuró Alexia.
―Esto tiene que ser una broma―se quejó Maysha al ver como se acercaban Expiadores hacia ellos―. Nunca se los perdonare...
