La lluvia caía con ligereza. El capitán bajó del elegante deportivo y caminó apresuradamente hacia la zona acordonada. Los transeúntes miraban curiosos el retén.
―Buenas tardes Sexto, lamento molestarle, pero ha sucedido algo ―dijo aquel hombre apenado ―vestía muy formal saco y corbata a juego.
―Tranquilo Alejandro. ¿Es abajo?
―Sí señor, la coladera. Creo que debería ponerse esto ―le entregó una mascarilla anti gas―. El olor es terrible.
―¿Quiénes están debajo?
―Algunos ocultadores de la casa de Obsidiana y un par de Chamanes de la Onceava. Como es una zona muy poblada los altos mandos no quisieron que se llamara la atención ―miró hacia las numerosas personas que miraban―. ¡Oh, espere su señoría!
Ambos bajaron hacia las coladeras y caminaron un largo trayecto. Conforme se acercaban el olor se volvía peor.
―¡Qué horror! ―dijo el comisionado al notar la escena horrenda―. No sé cómo ustedes soportan esas escenas.
Vomitó al ver la imagen. El medio de la pared había incrustado una especie de cuerpo en descomposición, de este salían partes de más cuerpos y había muchos órganos y pedazos de carne y huesos en la zona.
El capitán se tapó la nariz con un pañuelo.
―¿Quién o qué lo hizo?
―¡No sabemos!... así lo encontraron. Un indigente corría por las calles diciendo que había un montón de cuerpos. Llegamos tan pronto como podíamos. Desde el incidente de los alebrijes el gobierno y la Sede no quieren que se filtren esos casos.
―¿No decías que habían unos Chamanes aquí? ―dijo mirando alrededor.
―¡Es verdad! ―miró alrededor―. Eran ocho. No... no están. ¡Ay! ―gritó cuando una pierna le fue cercenada.
―¡Alejandro! ―el capitán corrió―. ¡No puede ser!
Se trataba de una bestia con forma humanoide, era redondeado y tenía el cuerpo cubierto por ojos y bocas.
―¡¡¡Ah, mi pierna!!!
―¡Resiste, voy a cauterizarlo!
―¡¡¡Ah!!!
―Pide apoyo. Esos restos de allí son frescos. Esta cosa los mató, sea lo que sea.
Se lanzó contra el ser dándole un puñetazo, pero para su sorpresa el cuerpo de este era tan blando que absorbió el impacto, pero luego intentó absorberle el brazo. Aléxandros usó el fuego para cubrirse y escapar.
―¿Qué clase de cosa eres? ―«si mis golpes no funcionan entonces tendré que quemarlo pensó»―. ¿Pero qué?
El demonio lo había atacado con una esfera de energía pura, lo cual solo era posible para los entes de mayor poder.
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Nuevo Génesis: la rebelión del ángel.
FantasyLibro 1: Y se movía sobre la faz de las aguas y dijo: sea la luz; y fue la luz, se separaron la luz y las tinieblas, pero cuando yo nací solo eran tinieblas. Nací bajo un cielo oscuro que predecía tormenta sin estrella alguna que guiara mi destino y...