Ruber roció un espray sobre la gran herida de Avis.
―¡Ay!... ¡hijo de puta, malparido, gonorrea, barbitonto, quitahipos, cenutrio, caparro, cutre, estulto, ganapán, gaznápiro, merluzo, sapo, muerde almohadas, son of a bitch!
―¿Qué fue?, ¿qué fue el mal que yo hice? Yo no hice nada malo ―dijo Ruber con cara de perro regañado.
―Perdón, es que me ardió bien feo... ¡Oh, la herida cerró! Es más potente que el que me diste. Los pulgosos son chidos con sus cachivaches médicos.
Se encontraban en las oficinas centrales del ejército en la capital, les había costado, pero había caído bajo su control. Ahora tenían la mayoría de armamento bajo su control, las tropas que comandaban montaban vigilancia y se apuntalaban en la zona, lo heridos eran atendidos. Se alumbraban con focos, antorchas y lo que podían pues el apagón continuaba.
―Rojo, ha pasado algo de tiempo desde la última comunicación del capitán. También se me hace extraño que los aviones dejaron de bombardearnos. El cielo está en silencio ―dijo mirando por la ventana.
―Lo sé. Los aparatos no funcionan no puedo comunicarme, la ciudad está a oscuras. Tecnología vieja... ―se quejó.
―Oye ¿y no traes algún cachivache que sirva para comunicarnos?
―Sí, pero es inútil pues los demás no los tienen así que es lo mismo que nada ―dijo mirando su brazalete―. ¡Enciérrenlos en las celdas! ―les dijo a unos soldados que iban escoltando a los detenidos―. Solo queda esperar que los aparatos vuelvan a servir, ese apagón no es normal eh ―comentó mirando el móvil que parecía muy pequeño en su mano.
Se escuchó un maullido y apareció Manchimu. Ambos chicos lo miraron desconcertados y luego entre ellos. El gato abrió la boca y se escuchó la voz de Aléxandros.
―¡No, ese gato se comió al cap! ―tomó su katana―. ¿Cómo te atreves?
―¡No, espera es un Miztli!, debe ser del cap.
―¿Un qué? ¿Un brujo convirtió en michi al cap?
El gato les repitió las indicaciones poniéndoles al tanto de la situación.
―Al menos siguen vivos, Maysha avanza más rápido que el resto, se unieron más Caciques y desestabilizaron al sistema defensivo de la capital, no están tan mala la cosa ―repitió Avis mientras le rascaba las orejas al gato―. Dile al cap que continuaremos avanzando ahora que tenemos donde apuntalarnos ―el gato asintió y desapareció maullando―. Vamos rojo, esto no acaba.
︵‿︵‿︵‿︵
Avis y Ruber iban sobre la torreta de un tanque, iban comandando una enorme flotilla de tanques, artillería pesada y una buena cantidad de infantería. Solo el sonido de sus pasos y de la maquinaria se escuchaba, por un momento el caos parecía haberse calmado. Todos iban en silencio y con rostros serios, expectantes de peligro que les asechaba en cada metro que avanzaban.
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Nuevo Génesis: la rebelión del ángel.
FantasíaLibro 1: Y se movía sobre la faz de las aguas y dijo: sea la luz; y fue la luz, se separaron la luz y las tinieblas, pero cuando yo nací solo eran tinieblas. Nací bajo un cielo oscuro que predecía tormenta sin estrella alguna que guiara mi destino y...