CAPÍTULO 48. LA TROMPETA.

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El Ángel se elevó y extendió sus alas

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El Ángel se elevó y extendió sus alas.

―¡No lo permitiré! ―de sus alas bajó una lluvia de plumas filosas.

―¡Ah! ―Zeke extendió una red de energía.

―¡Esto servirá! ―Alexia creó escudos de viento.

―¡Quisiera ayudar, pero ya no hay agua por aquí, mis poderes son inútiles! ―gritó Alastair.

Maysha lanzaba ataques de fango negro tratando de coger al Ángel sin éxito.

―¡Al fin! ―dijo cuándo un muerto le llevó la lanza de Arek―. No entiendo mucho, pero tal parece que esta lanza puede dañarlo.

︵‿︵‿︵‿︵

―¡Vamos, Avis, resiste! ―decía Ruber aplicando lo poco que tenía a la mano. Había creado una especie de domo con sus cadenas para protegerse de los ataques.

―Por favor, déjame.

―¡No!

―Ellos te necesitan, tal vez exista una oportunidad, pero se perderá si continuas aquí... ―cerró los ojos.

―¡No Avis, no! ―puso el oído en el pecho―. Sus latidos son demasiados lentos, no podemos huir. Bien, entonces o morimos o él muere no hay más opciones ―cogió a Avis y de un salto llegó a una cueva de las que se habían formado durante la batalla, en el trayecto tomó a Alastair―. No puedes hacer mucho sin agua, cuídalo por mientras trataré de enviarte a Alexia, pero no prometo nada ―tomó la espada de Avis―. Ahora sí estoy enojado.

La lucha en el aire era brutal, todos estaban agotados, pero tenían que seguir sino sería el final.

Ruber lanzó muchísimas cadenas al mismo tiempo, por arriba Zeke y por debajo el capitán lo impactaban con un Apoleon centelleante. El Ángel caía, Ruber lo rodeó con sus cadenas estrellándolo contra la tierra.

―Tontos, no se han dado cuenta, aun así, luchan con todo. Los humanos son seres fascinantes, admirable que seres tan inferiores tengan sentidos de amor y responsabilidad tan fuertes, pero...

Las cadenas se abrieron. Maysha y el capitán lo atacaron, pero Chamuel detuvo el ataque sin el más mínimo esfuerzo, la lanza y la espada de fuego detenidas entre sus dedos divinos.

―¿Qué?

―¡Maldición! ―escupió Ruber.

«¿Acaso tendré que usar eso?» ―pensó Maysha.

―Aunque sostengas armas celestiales sino tienen la fuerza suficiente un arma solo es una herramienta inútil. Solo están peleando por miedo y odio no por amor... ¿no lo ven?

El filo de la espada empuñada por Ruber se acercó al cuello de Chamuel, pero este sonrió y todo vibró.

―¡Ay! ―gritó Maysha.

Nuevo Génesis: la rebelión del ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora