Aléxandros se sentía sumamente decepcionado, confundido y a la vez, horrorizado. El Primero era el más fuerte entre el ranking de caciques, pero ¿tenía el poder para esclavizar demonios de ese nivel? Necesitaba respuestas.
Tiró de esas cadenas y notó lo resistentes que eran, las bestias rugieron y apuñalaron con sus lenguas a todos los chicos, sabía que les absorberían todos los fluidos hasta matarlos. Escuchó a Avis gemir de dolor. La sangre se le comenzó a calentar, de momento su cuerpo ardía, cada fibra de sus músculos estaba tan caliente que las cadenas se pusieron al rojo vivo. Inspiró una gran cantidad de aire y ni el dragón más poderoso lo hubiera podido igualar.
Sopló un aliento de fuego tan poderoso que la lengua que se dirigía hacia él se hizo polvo al instante, pero no paró ahí pues el demonio también fue calcinado, sopló sobre las cadenas y se evaporaron.
―¡Capitán! ―gritó Ruber.
―¿Qué está pasando? ―murmuró Maysha.
El capitán se puso de pie, sus ojos parecían dos brazas ardiendo, tanto de su boca como de su respiración salía fuego. Una bestia saltó hacia él, pero el capitán exhaló una llama tan enorme que la destruyó. Luego haciendo lo mismo evaporó las cadenas del resto del equipo.
―Las cadenas se evaporaron, pero nosotros estamos ilesos ―murmuró Zeke―. ¿Qué es este poder?
Se escuchó como si una tela se rasgara, miraron al techo y lo que siempre creyeron que era la oscuridad resultante por la altura del mismo, en realidad era un techo falso que encerraba un enjambre de monstruos demoniacos.
―¿Por qué? ―murmuró Zeke―. ¿Por qué en la Sede?... ―su voz temblaba, no podía creer lo que estaba viendo.
Esos seres eran de un color negruzco, sus cuerpos eran similar al de un niño pequeño, pero con una cabeza enorme y rostro deformado, alas de murciélago y una cola de huesos. Revoloteaban por el techo emitiendo un sonido como un zumbido.
―¿Qué son? ―preguntó Alexia.
―Rompe Huesos ―respondió Zeke un poco aturdido―. Son demonios del antiguo Levante, escupen acido que descompone la carne en instantes y se comen los huesos... no sé... no entiendo... esa clase de seres... ¿qué hacen aquí?
―¡NO! ―gritó Ruber. Se movió tan rápido hacia las espaldas del capitán para protegerlo pues una de esas criaturas voló hacia él.
Pero el capitán se movió mucho más rápido y se interpuso entre Ruber y el ácido que caía sobre él. Exhaló su aliento de fuego destruyéndolo todo.
―«¿Cap?» ―dijo sorprendido.
Sin embargo, este se volvió a mover tan rápido que daba la sensación que podía desaparecer. En el techo el capitán volaba a una velocidad impresionante que se formó una red de energía por la estela de fuego que dejaba, redujo en un instante a todos los Rompe Huesos.
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Nuevo Génesis: la rebelión del ángel.
FantasyLibro 1: Y se movía sobre la faz de las aguas y dijo: sea la luz; y fue la luz, se separaron la luz y las tinieblas, pero cuando yo nací solo eran tinieblas. Nací bajo un cielo oscuro que predecía tormenta sin estrella alguna que guiara mi destino y...