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Se juntan en casa de Leny a estudiar, para el próximo importante exámen de la materia que Susan no logra prestar atención.

Saluda a la madre de Leny, una señora regordete de cabello castaño, que está cocinando. La señora es muy afectuosa y cada vez que ve a Susan le da un cálido abrazo. Es tan diferente de su casa. Ella la menor de dos hermanos mayores, una familia de atletas prácticamente, su padre un entrenador de fútbol americano, que en su mejor época si no fuera por una lesión hubiera sido un gran jugador, sus hermanos mayores, sí son jugadores de fútbol americano, uno a nivel profesional y su madre es una ex nadadora olímpica. Susan salió la más floja y desentonante de su familia, a ella le gusta leer y a veces escribe poesía, tiene un talento natural para la actuación. Un talento adquirido a pulso, ya que tenía que saber leer a sus padres, para saber en que humor andaban y en base a eso saber cómo actuar.

-Que alegría verte Susan. Le dije a Leny, hace mucho que Susan no viene. El sábado pasado se la pasó encerrada, porque dijo que tenía planes contigo que se cancelaron y ya no le apetecio salir.

-Nunca he oído de un padre que se queje porque su hija no sale un sábado por la noche.

Abre la heladera y toma de una botella de agua del pico, mirando a Susan. Apoyada en la puerta del refri. A la rubia le encanta cuando ella aparenta ser una chica mala, esa actitud despreocupada y laxa, ese lado serio de Eleanor le encanta.

—Buenas tardes Eleanor ¿Acaso no piensas saludarme?

—Hola. Nos vemos en la escuela todos los días.

—¿Te quedarás a cenar?

—Sí, y a dormir, claro si no les molesta. Mis padres viajan mañana por un torneo de Harold y me pidieron que les preguntara si podía quedarme hasta el jueves.

—¿Desde hoy? —una sonrisa que desdibujó al instante cruzó por el rostro de Eleanor- bien ¿Qué dices mamá?

—Por supuesto que sí, es más Leny tendrás que hacerle lugar en tu cama a Susan, por algo querías una cama grande. Sino Susan, ella puede irse a dormir al sofá así duermes cómoda en su cama.

—Mamá tu hija soy yo. Vamos a estudiar.

Toma de la mano a Susan y suben las escaleras, la rubia mira las manos unidas y no puede evitar sonreír, entrelaza sus manos ese corto trecho y Leny también sonríe.

Al entrar a la habitación, acorrala a la rubia detrás de su puerta y la besa, están un rato de esa manera con los ojos cerrados, entre medio de sonrisas y besos que ambas se dan. Definitivamente ama estos arranques esporádicos de Leny.

—Así que vas a quedarte estos días.

—Sí, logré convencer a mis padres que me dejaran quedarme aquí. Lo que se gastaban en niñera se lo podrían dar a tus padres. Aparte —la besa— mi madre cree que eres una buena influencia para mí, una santa por ayudarme a mejorar mi promedio —la besa—. Si supiera que la santa, me acaba de acorralar a besos, apenas entramos en su habitación.

—Dirán que tú eres la mala influencia, después de todo, soy la chica buena. Mejor promedio, estudiosa, la que ayuda a los tontos y burros a cambio de nada.

—¡Oye! Soy a la única que ayudas gratis.

—Ella sonríe— Como dije, tontos y burros.

—Eres una...

Comienza a hacerle cosquillas y la lleva a la orilla de la cama, quedando acostadas, con la rubia encima. Se miran y las risas se cortan, pero las sonrisas siguen. Susan se acomoda mejor encima de ella y la acaricia mientras la besa.

—Definitivamente tienes toda la culpa de que me gustes tanto Rigby, toda la culpa —Eleanor sonríe— dame una oportunidad —ella abre los ojos grandes— salgamos, sal conmigo.

—No podemos Susan —ella se levanta de golpe y se aleja de la rubia sentada en la cama— lo sabes y por más que nos queramos...

—Escucha, Leny, solo quiero ir a citas contigo. Tener una fecha de aniversario, poder darte regalos, escribirte notas y cartas.

—Pero lo hacés.

—Pero quiero darle todo eso a mi novia. No es necesario que nadie lo sepa, nadie tiene que enterarse. Solo nosotras lo sabremos. Tú lo dijiste, somos adolescentes, ni siquiera sabemos que comeremos mañana, pero tenemos el hoy Leny y quiero que mi primera relación, cómo en todo, seas tú. Mi primer amiga, mi primer beso y mi primer amor.

—Solo si nadie se entera ¿okay? No imagino lo que harían si lo saben. Nos separarían, nos alejarían a la una de la otra, aún no tenemos control de nada, somos demasiado chicas y... —la mira con lágrimas en los ojos— y yo no estoy dispuesta a estar lejos de ti Susan.

—¿Entonces es un sí? —ella asiente con la cabeza— ¡Siii!, salta y la abraza colandosele encima.

—Bueno ya estás siendo empalagosa de nuevo. A ver, a ver que hay que estudiar.

Abren la puerta de la habitación y se ponen a estudiar, todo para no tentar a la rubia de estar encima de Eleanor en vez de hacer lo que vinieron a hacer.

—Es ridículo que me hagas usar esto —dice la castaña.

—Sh que sino, no me puedo concentrar.

Sube la madre de Leny con unos bocadillos y ve a las chicas muy concentradas, mientras Leny le explica unos ejercicios a Susan de manera particular.

—¿Qué haces con esa mascara de Hockey puesta, Leny? —pregunta su madre

—Ella se la quiso sacar, pero Susan no la deja— No que ya casi entiendo cómo se resuelve. Ella perdió una apuesta y ahora tiene que usarla.

—Bueno chicas aquí tienen unos emparedados y jugo, la cena estará en una hora que llegue tu padre con los muchachos. Las dejo estudiar.

Lo peor que hizo la señora al salir, fue cerrar la puerta. Su hija la escucharla bajar las escaleras, se abalanza sobre Susan que al fin pudo resolver el ejercicio y entenderlo, entonces se quita la máscara encima de la rubia, dejándola sin aire en el suelo. Luego del ataque se levanta y va al baño como si nada hubiera pasado.

Susan aprovecha para dejarle una nota pegada en su cuaderno para la primera clase que Eleanor tiene en la mañana.

Sus tres hermanos con su padre llegan del entrenamiento de hockey, Eleanor es la mayor de los cuatro, las edades de sus hermanos van de los 12, 10 y 6 años. Todos se dan la bendición al irse a acostar, se lavan los dientes y las chicas se meten en la cama, luego de que cerrar bien la puerta con llave. Ya que a veces sus hermanos tienen la mala costumbre de entrar sin pedir permiso y no quieren ser pilladas a la mitad de algo.

—Me gusta que tu cama huela a ti —acaricia Susan a su novia acostada frente a ella— me gusta que ahora eres mi novia.

—Eleanor sonríe— Me gusta ser tu novia es nuestro primer día de novias, y me lo has hecho pasar estudiando.

_Te lo compensaré, lo prometo —se acerca y la besa. Leny voltea y la rubia la abraza por la espalda—. Imaginé esto muchas veces, pero es aún mejor —le besa el cuello—. Como me gustaría estar así el resto de nuestras vidas, sin preocuparnos por el que dirán. Daría todo lo que poseo con tal de poder quererte libremente Leny.

—Yo también Susi. Quizás cuándo seamos grandes podamos estar juntas, quizás llegue un momento dónde a nadie le importe con quién te acuestas y a quién amas.

—Cuando ese día llegue ¿Quierés ser mi esposa? —Leny voltea— recuerda que te dije que no me casaré con nadie que no seas tú. Así que por favor cuándo ese día llegue, se mi esposa Eleanor Rigby.

—Sí, Susan Reinolds, seré tu esposa.

Mas que amigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora