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Eduard cae al suelo y Susan encima de él golpeandolo enfurecida, jamás había sentido eso, jamás había tenido miedo de perderla. Susan sabía que Eleanor era muy deseada aunque ella lo ignoraba, o quería ignorarlo, es una chica linda, estudiosa pero linda y buena en los deportes, y Susan también lo es, pero ella no tiene ojos para nadie que no sea ella, no desde que su primer amor ha vuelto a su vida.

—¡¿Qué haces Susan?! Sueltalo —intenta quitárselo de encima, pero no puede—. Ya basta, basta ¡Déjalo!

Susan voltea y la empuja logrando que ella caiga hacia atrás, raspandose el codo, solo en ese momento se le quita de encima, para ir encima de la castaña, quien la empuja y se levanta, acercándose a Eduard tirado en el suelo con sus gafas rotas.

—¿Contenta? —le increpa Eleanor.

—No, yo no quise, solo. Perdón, perdóname por favor.

—¿Porqué de todo? —se miran pero tienen público así que la castaña decide comenzar a caminar tomando a su amigo— fui clara y ya hiciste bastante.

—La rubia la toma del brazo con los ojos llorosos— Eleanor por favor, déjame explicarte, por favor.

—Ella le saca la mano de su brazo— Creo que has sido bastante clara. Que seas muy feliz con Evan —solo ahí nota la rubia que ella estuvo llorando—. Eduard tengo libre el sábado.

El corazón de Susan se quiebra, y no pudo hacer nada. Vuelve a tomar su mochila que un chico había recogido y el muy idiota sin saber leer la situación la invita a salir y ella lo invita a conocer a sus parientes muertos y le predice el futuro con predicción exacta de hasta lo que se va a morir.

Al llegar a su casa Susan llora, no sabe porqué pero lo hace y comienza con lo que será el inicio de un hábito que definirá su futuro más adelante. Uno que es parte fundamental de su destino. Ella comienza a escribir una carta y al día siguiente es la segunda en llegar al escuela después del conserje, va al casillero de su gran amor y mete la carta dentro, solo ha firmado con su inicial, pero no era necesario, Eleanor conoce la caligrafía.

La primera clase termina la castaña no la ha mirado en ningún momento, ni siquiera cuándo llegó y tomó su lugar, algo se apretó en el pecho de Susan y le dieron ganas de llorar, pero se tragó las palabras, el llanto y las lágrimas que logró contener a tiempo.

Al abrir el casillero Eleanor encuentra la carta y pese a sus ganas de romperla, ya que sabía el posible remitente, no lo hace.

—Por favor hablemos.

—No quiero.

—Por favor Leny, por favor hablemos.

—Ella dijo que no quiere.

Aparece Eduard al lado de la castaña colocando una mano en su hombro que ella quita. Y una esperanza se enciende en Susan ante tan pequeño pero significativo acto.

—Eduard ¿Nos das privacidad por favor? —Eleanor no es el tipo de chica que levanta la voz, o que hace una escena, ella odia eso y lo que hizo Susan el viernes la había avergonzado bastante— Susan —miro encima de su hombro al profesor de física viéndolas— es mejor que te mantengas lejos. Ya no puedo ayudarte a estudiar, hay gente más apta para eso y conmigo no aprendes nada, no has mejorado en ninguna materia en la que te he tratado de enseñar.

—No quiero estudiar con alguien más —intenta tomarla de la mano, pero ella se safa y eso solo angustia más a la rubia— por favor Leny. Yo, yo me voy a esforzar lo prometo, pero no dejes de estudiar conmigo, por favor. Eres con la única que quiero estudiar.

—Me tengo que ir Susan, lo siento.

La rubia la ve alejarse y mientras lo hace ve al profesor de física, el viejo morboso, mirarlas con atención, ella voltea y se mete al baño antes de derramar más lágrimas. Ninguna amiga llora así por pelear con otra amiga, a ninguna amiga le duele tanto que su amiga no la mire, ni le dirija la palabra, pero ellas no se quieren como amigas y tampoco se miran como amigas, ellas son más que amigas.

19/02/1971

Eleanor.               

Es la primera vez que escribo una carta, no sé cómo hacerlo, no aprendí nunca, ya que me distraía mirándote a ti, siempre tan hermosa y radiante, siempre tan seria pero elegante. Pero esta carta no es para alabarte, para esas tendré tiempo más adelante.
Quiero pedirte perdón por mi reacción, me desesperé cuándo vi al cuatro ojos cerca de ti. Mi corazón se terminó de romper cuándo no me dejaste explicar lo de aquel beso, yo no quise dárselo, me lo robó y así como me lo robó, le robé el aire de un puñetazo en el estómago. Lo siento sé que soy puro impulso, pero es que te quiero, te quiero de una manera que no me está permitido querer, de una manera que no debería, pero lo hago y sé que soy cobarde al decirlo de esta manera y no frente a ti, pero es que no sé como arreglar las cosas, no sé como hacerlo y me angustia nuestra situación actual.

PD: Cuatro ojos te tiene ganas y yo a él, pero de matarlo si se te acerca más de la cuenta, no le des chance. Tú y yo sabemos quien es la indicada para ti. O al menos yo tengo en claro quién es la indicada para mí.

Te quiero Leny, te quiero.

S

Al lunes siguiente, luego de no haber casi dormido por 4ta noche en la semana, ella llega a su primera clase y al abrir el casillero cae un sobre. Lo alza y vé la inicial a un costado en la esquina abajo E. En clase la castaña no le dirige la palabra, esa actitud le implantó miedo a Susan, ya que el contenido del sobre puede ser algo malo. Al terminar la clase pasa por su lado y roza su mano, Eleanor responde apretándola y luego sale del aula sin mirar atrás.

La jornada escolar se hace eterna, quisiera abrir la carta y leerla en la escuela, entonces eso hace, corre prácticamente en el recreo al baño y se encierra en el cubículo a leerla, no le importa que lo que las demás piensen. Abre la carta y comienza a leerla, a medida que avanza sus ojos se llenan de lágrimas, sabe que de estás palabras no hay vuelta atrás.

Mas que amigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora