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Louisa esa en la cama debería ser y es ella, pero no es a quién recuerda, está delgada y frágil. Se acerca tomando su mano y ella abre apenas los ojos, los mismos ojos verdes que le heredó. Los ojos de Leny se llenan de lágrimas.

—¿Mamá? —susurra casi inaudible— viniste ¿De verdad eres tú? ¿Estás aquí verdad?

—Soy yo hija, soy yo. Estoy aquí.

—¿Esa es Colette? Que grande está.

—Louisa ¿Qué pasó? ¿Volverás a casa? Vuelve hija.

—No creo que Susan quiera o Tanner —sus ojos se llenaron de lágrimas— él debe odiarme.

—Tu hermano no te odia Lou, cuando te fuiste te estuvo buscando por días, pegó panfletos. Tanner no te odia.

Louisa comenzó a llorar, su madre la abraza y se acuesta a su lado con Colette en medio dormida, abraza a sus mujeres, y besa a su hija en la frente que se acurruca cerca de ella. Otra vez al fin la tiene cerca y espera que esta vez sea para siempre.

Se acuerda de que Susan iba a llamarla, entonces se levanta dejando a su nieta con su hija y desde un teléfono público le marca, la rubia atiende al primer timbrazo, Leny le pide disculpas y le explica la situación, ella llegará en 5 días, 4 si librarse antes, le pide que la llame si necesita algo. Vuelve a la habitación con su hija y las ve a ambas durmiendo, tiene 21 años, 22 en dos semanas y parece una niña, tiene la contextura delgada de una.

Le dan el alta y se la lleva a casa, su habitación se transformó en la habitación de Colette así que duerme en la habitación que era de Tanner, a él le llama en la mañana que temprano que sabe que estará en su dormitorio y viaja esa misma tarde de vuelta a casa. Aparece con el cabello largo, un poco más alto que su madre, delgado pero musculoso, pasa llenando de besos a su sobrina y luego a paso lento se dirige a ver a su hermana.

—Hola —dice con alivio en un suspiro.

—Hola Tan tan —como solía decirle cuando eran pequeños— te usurpe tu...

Antea de terminar la frase él corre a abrazarla, y la aprieta fuerte. Llora tomando a su hermana y ella también lo hace, nunca fueron muy unidos, pero son hermanos y se aman a pesar de todo.

—Perdón, perdón, perdón Lou, por todo lo que dije aquel día —se separa de ella mirándola— eres parte de esta familia, no vuelvas a irte —ahora es cuando la mira mejor secando sus lágrimas—, mírate como estás Lou.

—Bueno renacuajo, que seas un mono súper dotado no te hace mejor, recuerda que soy tu herman mayor —ambos ríen— apuesto a que estás más alto que yo y mamá juntas.

—Claro que sí, si ustedes son unas enanas, excepto mamá Susan, ella es un poco más alta también.

Eleanor con Colette parada entre sus piernas y aferrada a ella, los mira interactuar desde la puerta de la habitación con una gran sonrisa. Ambos giran a mirar a la niña, Tanner la llama y ella corre hacía él, ocultándose en su cuello y mirando con un ojo a Louisa.

—¿Mamá puedo darme una ducha? Me siento sucia.

—Claro, hay toallas en el baño, y ya te preparo ropa limpia, tengo ropa interior nueva también te dejaré una muda de ropa y ¿Quieres comer algo? Pensaba hacer unos waffles ¿Aún te gustan?

—Sí, mamá gracias ¿Y mamá Susan, vendrá?

—Ella tuvo que viajar para promocionar su nueva película, pero vuelve en 5 días, me dijo que está ansiosa por verte ¿Te quedarás?

—Ella traga con dificultad— Si hay lugar para mí, me quedaré.

—Claro que lo hay hija, está también es tu casa y somos tu familia.

Louisa se levanta para ir a bañarse. Al salir y cambiarse encuentra con las risas en la cocina, ve a su hermano jugando con su hija y a su madre cocinando, un escenario del que nunca se sintió parte, ella siempre fue una ajena en su propia casa y familia, aunque tampoco hizo mucho el esfuerzo de encajar.

—Ven mamá —toma a Louisa y se ponen a bailar los tres— ¿Quieres comer algo? Mamá ya sacó los primeros waffles. Coli dí, mamá —la niña le hace caso— ella es mamá.

—Mamá —dice entre risas— abu, tío.

Se siente tan raro que le digan mamá, ella jamás se sintió así, aunque soñó muchas veces con su hija y con que ella le dijera mamá. Es consciente de que llegó un día y dejó a su hija dónde pensó que mejor iba a estar, y fue una buena desición, aunque ella también debió quedarse.

—¿Puedo hablar con ustedes? Tengo algunas cosas que decir —ambos se miran y se sientan en la mesa, Tanner baja a la niña que juega yendo y viniendo por la cocina con juguetes— yo estoy en rehabilitación —su madre cerró los ojos— fui al hospital a internarme porque quise recaer y mi padrino me dijo que buscara a mi red de contención, no sabía que la tenía, no creí que irías mamá —sus ojos se llenaron de lágrimas— todo lo que hice, las cosas que hice, como los trate ¿Porqué aún me reciben?

—Porque te amamos —dijo Tanner—, no dejamos de amarte porque cometiste errores, todos te amamos, Colette, las mamás —le toma la mano su madre— y yo. Pero ya no podrás irte, tonta —Le seca las lágrimas y se levanta a abrazarla— has vuelto a nosotros y no te dejaremos ir tan fácilmente ¿O no mamá?

—Claro que no, ahora te aguantas y te quedas —se une al abrazo de sus hijos.

—Como que es raro, nos falta Susan.

—Quien diría que te iba a caer bien —dice Tanner— eras su archienemiga declarada.

—Fui una mierda con ella, excepto al último, cómo se porto con lo de Peter. El amor con el que miraba a mamá —mira a su madre— y la manera te que tenía siempre de cuidarnos —la puerta suena— ¿Mamá? ¡Mamá!

Se acercan a abrazar a la rubia.

—Mis bebés al fin en casa —abraza a sus hijos— ¿Acaso no vienes a saludarme mi amor? —se acerca Leny tomando a Colette— ahora sí ¿No pensaban que iba a perderme la reunión familiar ¿O sí?

Mas que amigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora