53

190 35 0
                                    

Toma el auto y llama a su nieta pero ella no atiende, mira la hora y se dirige a dónde cree que podría estar, entra al lugar y la ve, agotada y agitada.

—Collette por favor hablemos.

—Abuela ¿Qué haces aquí?

—No me atendías.

—Estoy entrenando abuela, vete.

—No me iré —la chica la ignora y se pone a correr en la cinta a toda velocidad. Leny se pone frente a ella, su nieta no la mira— tuve miedo, miedo de lo que pueda pasarte, miedo de que tengas que vivir lo que viví yo, porqué fue duro Collette, amar a tu abuela en las sombras fue duro y no quiero que sufras así.

—La joven para la cinta y mirándola con rabia le responde— ¿Y crees que yo no tengo miedo? Pensé que me ibas a apoyar, tú mejor que nadie sabiendo lo ques es vivir oculta. La mayor parte de tu vida amando en las sombras. Solo quería tu apoyo más que el de nadie, la abuela Susan es igual que yo y ella me entiende más.

Toma la toalla y botella, sale tomando sus cosas agitada y apurada afuera, su abuela la sigue de cerca intentando que ella pare, pero Collette no puede, ni quiere hacerlo.

—Por favor Collete, por favor espera —la llamada de su abuela se escucha lastimera y logra que ella frene. La mujer camina y se coloca frente a ella para ver que llora— yo te apoyo en lo que decidas y me pone feliz que hayas encontrado a alguien que te haga feliz Aida parece ser un gran chica.

—Lo es y la amo. Es asombrosa y ella se merece que pueda darle mi cien por cien.

—Tienes razón y quizás dejé que mis miedos hablaran —en ese momento entendió finalmente a sus propios padres, con sus propios miedos por lo que le harían a su hija por ser diferente—. No eres más joven de lo que eramos tu abuela y yo cuándo nuestros padres se enteraron y nos separaron. Pero ellos también tenían sus propios miedos Collete. Perdoname por favor mi niña, yo solo no quiero que sufras.

—Entonces apóyame abuela, porque estoy muerta de miedo —la joven llora casi con desespero— porque no quiero perderla, pero tampoco quiero vivir lo que siento por ella en las sombras. Quiero tomarla de la mano, salir a citas, festejar nuestros a aniversarios sin que a nadie le importe, porque de hecho no les importa y por amarnos no lastimamos a nadie.

—Lo sé mi niña, lo sé —la abraza fuerte— ven conmigo, llama a Aida y quédense con nosotras hoy, mañana si quieres iremos con ustedes para enfrentar a tu madre. Y pase lo que pase, te apoyaré, te apoyaremos.

Pasan a buscar a Aida, se sienta atrás con Collette mientras van tomadas de las manos, la pelirroja apoya la cabeza en el hombro de Collette, y ella con su abuela comparten una sonrisa por el espejo retrovisor.

Llegan a casa, Collette besa a Aida y sube a bañarse, finalmente la novia de su nieta y ella se quedan a solas.

—¿Té o café?

—Café, gracias señora Rigby.

—Señora Rigby era mi difunta abuela. Llámame Leny —la chica sonríe— dime Aida, tú como estás con todo esto ¿Estás lista para lo de mañana?

—Bueno nerviosa —traga despacio bajando la mirada— y con miedo. Leny yo amo a su nieta, sé que somos chicas y que...

—Aida yo tenía tu edad cuando me enamoré profundamente de mi esposa y mira, aquí estoy años después junto a ella. No eres demasiado chica, si ustedes se aman y están dispuestas a permanecer juntas, entonces las apoyaremos ¿Tus padres ya lo saben?

—Desde hace un mes, en realidad lo venían viendo, ellos son más liberales así que se podría decir que reaccionaron bien.

—Bueno entonces es un alivio.

Susan llega y mira extrañada a Aida en su comedor, la saluda y mira a su esposa. Collete baja y le da un abrazo a la rubia por la espalda, luego toma asiento al lado de la joven.

—La abuela fue a buscarme y me dijo que me acompañarán mañana a hablar con mí mamá —habla Collette ante la mirada de intriga de Susan—. Ya hablamos y estamos bien ¿Verdad abuela Leny?

—Sí, se quedaran a dormir hoy amor —le habla a su esposa.

—Bien, voy a bañarme —sube dejando la botella de agua en la mesa.

—Ya vengo —Leny sube tras ella y se mete el baño mientras Susan se da una ducha— pensé que te alegraría un poco más ver que hablé con nuestra nieta.

Susan sale del chorro de agua, toma a su esposa y la mete vestida bajo la ducha. Se miran mientras cae el agua abundante sobre ellas.

—¿Te durará la valentía hasta mañana? —Leny quiere apartarse pero Susan no la deja moverse— Collette nos necesita, y yo necesito que seas valiente.

—Lo soy, lo seré ¿Está bien? —intenta otra vez despegarse— ¿Me dejas ir?

—Solo si me besas. Intenta entenderme.

—Y tú a mí, trata de entenderme a mí. Teníamos sus edades cuando nos separaron, no quiero que sufran.

—Susan relaja sus hombros y suspira— Era eso —la mira todavía en sus brazos y levanta su mentón así la mira—. No las van a separar porque nos tienen a nosotras ahora, porque los tiempos son otros también ahora.

—Leny apoya el rostro en su pecho— ¿No podíamos tener la conversación fuera de la ducha? Estoy toda mojada. No peleemos.

—De hecho no peleamos, me enojé contigo y me fui a caminar ¿Crees que quiero pelear contra una mujer que se sube al capo de un auto en movimiento? —Leny ríe y la besa— no estoy tan loca.

—Haces bien Reinolds, quién sabe lo que una loca así pueda hacerte.

Finalmente se besan y terminan se bañarse juntas, Leny va sacándose y dejando la ropa mojada en una esquina de la ducha. Salen y bajan para ver a Collette abrazando por la espalda a Aida quién está cocinando.

—¿Todo bien? —pregunta su nieta al verlas.

—Perfecto ¿Qué hacen?

—Aida cocina.

—Quiero prepararles algo para ustedes, ya que han sido tan amables al recibirnos y por apoyarnos. Es muy importante para nosotras.

—Entonces vamos a ir a comprar el postre ¿Necesitan algo más? —Collette levanta los pulgares en señal que está todo bien— entonces ya venimos —suben al auto— hay que darles un poco de privacidad ¿Dónde quedaba esa heladería nueva? No recuerdo —voltea a ver a su esposa y ella la mira embobada.

—Me encantas así Leny —Susan se acerca y la besa— estará todo bien mañana y sino nos tienen a nosotras. Por cierto hablé con la editorial, haré el conocimiento público de que la autora de esos libros bajo el seudónimo de Jane Robinson, soy yo.

—Perfecto amor, porque no solo eres una gran actríz, sino también una gran escritora y una excelente madre, esposa y abuela.

—¿Cómo es que después de tantos años, puedes enamorarme aún más de ti?

—Tenerte me es suficiente, para querer ser mejor —se acerca y la besa— ahora vamos por el postre.

Mas que amigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora