44

174 36 3
                                    

—¿Qué sabés de Peter?

—Hoy le dieron la sentencia, 4 años de prisión por multiples cargos, 2 años si tiene buena conducta. Con lo que hizo, el juez dictó la sentencia de divorcio y con todas las evidencias que presentamos, los niños quedan bajo mi tutela, hasta que él salga y demuestre ser competente.

—Pensé que estarías más contenta —Susan se sienta a su lado en la cama— ¿Qué pasa?

—Ella va a odiarme aún más. Odiará pasar 2 años conmigo 3 o 4 si él no demuestra ser competente. La viste en su cumpleaños, está furiosa. Tiene tan solo 7 años y me odia con la intensidad de mil soles.

—Amor —la rubia le gira el rostro hacia ella— estás son las consecuencias de los actos de él y tiene que pagar por lo que hizo, no es tu culpa.

—Lo sé —se encoje de hombros— aún así ella me odia. Quería hablar contigo otra cosa —pone la mano en la pierna de Susan— me voy a mudar, con mi trabajo y algunos ahorros me iré a alquilar. No intentes objetar, por favor —se acerca y la besa— será raro que siga viviendo con mis hijos en la casa de mi amiga, esa estúpida periodista Jackie no hace más que avivar rumores y no quiero seguir perjudicandote, aparte te irás en un mes a filmar a Egipto esa película de la momia.

—Y por eso mismo puedes quedarte en casa. Por favor —le acaricia el rostro— no te vayas. Al menos espera que vuelva de viaje.

—No me hagas la cara que haces para convencerme.

—¿Cuál?

—Esa cara que tienes ahora.

—Quedate —la besa colocándose encima— quédate o usaré todas mis armas para convencerte

La acuesta en la cama y sentada sobre ella, lleva sus manos por encima de su cabeza, baja besando su cuello, al mismo tiempo que corre y le baja la remera que usa para interceptar sus pechos. Han tenido días demasiado estresantes y poca privacidad, aunque cuando duermen juntas se siente la tensión y atracción entre ellas, la que para las cosas siempre es Leny y esta vez no es la excepción.

—Susan, espera —la rubia para y se le quita de encima frustrada—. No soy la misma que hace 12 años, no tengo el mismo cuerpo en forma, tengo estrías de mis embarazos, hay algunas partes fofas y hay grasa acumulada dónde antes había músculo definido. Me da un poco de vergüenza el cuerpo que tengo ahora y aunque volví a correr en las mañanas, hago pilates en el parque, y me abstengo de comer carbohidratos, aunque bajé de peso, no me siento segura con el cuerpo que tengo ahora y me da vergüenza que me veas así.

—Ay Leny, sabía que había algo, yo que pensé que ya no te gustaba —Susan ríe, se para y se saca la ropa quedando en ropa interior frente a ella— ya no tenemos 17 años es verdad, y ambos cuerpo pasaron por cambios, mira esta cicatriz de mi cesárea —toma su mano y la pasa por la piel aún un poco rosada pero cicatrizada— estás estrías son de mi embarazo, cuando me crecieron los pechos y el vientre —pasa las manos de ella por cada imperfección de su cuerpo— no hay nada que me haga amarte menos, si quieres apagamos la luz, pero yo quiero verte, quiero ver el cuerpo de la mujer que amo, que dejó hace rato de ser una adolescente. Quiero ver tu rostro sonrojado y tus expresiones de placer cuando te toque.

—Está bien.

Eleanor se para y se queda en ropa interior frente a ella, se le notan la celulitis, algunas estrías, el cuerpo flojo en algunos lados, y se siente aún algo insegura de su imágen, pero Susan la besa cerrando los ojos la acaricia, y la hace sentir segura y amada. Por primera vez en años vuelven a tocarse, a entregarse la una a la otra en cuerpo y alma, los movimientos febriles de cuando eran adolescentes ahora son suaves pero a tempo, la respiración agitada de ambas se pierde entre sus besos. Aún se reconocen, sus manos saben dónde y cómo tocarse la una a otra. Susan dibuja una gran sonrisa al ver a Leny llegar al clímax, aprentando sus piernas, poniéndose roja, para tensarse y luego relajar su cuerpo. La abraza fuerte y espera que pueda controlar su respiración en una más suave.

Mas que amigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora