Han pasado demasiadas cosas, en poco tiempo. Ambas están apuradas porque Eleanor se divorcié, aparte de porque quieren estar juntas, porque Peter está cada vez peor, para sumarle algo nuevo ahora bebé cada viernes y llega al departamento borracho, Leny ha tenido que cambiarlo y bañarlo varias veces, pero encontró la ventaja en su ebriedad, primero para que firme un permiso así puede sacar a sus hijos del estado y segundo él acaba de confesar que ha sido infiel varias veces con una compañera de su trabajo, aparte de tener testigos a sus vecinos que lo han visto llegar borracho varías veces.
Susan contrata un investigador privado, reúnen pruebas y fotos, entonces el golpe de gracia llega un día cualquiera en el que ella toma a sus hijos y con los bolsos armados se van al aeropuerto, quién se niega a irse sin su padre es Louisa, que chilla y patalea en protesta.
—Ella es Susan y nos quedaremos con ella por unos días.
—¡QUIERO A MI PAPÁ! —grita la niña.
—Ya te dije que vinimos de viaje por unos días.
—¡MIENTES!
Le grita y se larga a llorar, Eleanor le pide perdón con un rostro suplicante mientras la mete al auto como puede con su berrinche. Quieren tomarse la mano, quieren abrazarse, pero no delante de los niños, así que esperan a llegar a la casa de Susan y tener la privacidad suficiente para hacerlo, lo cual lleva un poco de tiempo.
—Perdón, sabía que mi hija sería la más complicada, pero no sabía cuánto.
—No tienes nada de que preocuparte, entiendo que ella es la más aferrada a su padre. Leny —roza su mano— ahora viene la peor parte, él va a ponerse como loco.
—Lo sé, pero ya no hay marcha atrás.
—Ahora que los niños están dormidos —suenan los grillos en el patio— quiero mostrarte algo, ven —caminando juntas, pero sin tomarse de las manos llegan a la habitación de Eleanor— un amigo de confianza hizo la remodelación —Leny no ve cambios en la habitación y esa es la idea— por acá —la guía al ropero, lo abre y en la falsa pared del fondo acciona un mecanismo, que abre al otro lado de la pared a la habitación conectada a lade Susan— esta era mi sorpresa.
Parece una ironía volver al clóset de manera simbólica y real, porque mientras estén los niños el único lugar íntimo y de privacidad que tendrán serán las 4 paredes de las habitaciones, ahora conectadas.
Salen al otro lado y por fin la castaña la mira aprovechando la privacidad para besarla, es el primer beso luego de 11 años de estar alejadas, se siente mejor que la primera vez, ambas son adultas un poco más expertas y mucho más maduras.
—Te amo Susan, no deje de amarte y pensarte un solo día de mi vida.
La rubia sonríe, por primera vez en mucho tiempo, de forma genuina, tan genuina y ampliamente que muestra la mayor parte de su dentadura y las facciones se le marcan. Acaricia el rostro de la castaña, y apoya su frente contra la de ella.
—Yo tampoco dejé de amarte, ni te olvide Leny. Es que estás echa de acero inolvidable. Mira —le muestra la pulsera que se compraron iguales cuándo eran adolescentes y que jamás se quitó.
—Aún la tienes.
—Jamás dejé de usarla.
—Yo tampoco —Leny le muestra la de ella, y en la misma mano queda la marca del anillo de casada que ya no usa— ¿De verdad no quieres salir huyendo?
—Si fuera al revés ¿Huirias? ¿Saldrías corriendo?
—Correria a abrazarte para no dejarte ir nunca más otra vez.
—Entonces entiendes porque no me he ido, ni me iré —le acomoda el cabello tras las orejas, mientras la toma de la cintura abrazándola—. No te das una idea de la cantidad de veces que soñé con tenerte de nuevo entre mis brazos, de ver tus ojos verdes así de cerca de nuevo, de besarte —la besa—, de poder oler tu piel —baja a besos de su boca a su cuello— y poder tocarte y acariciarte otra vez. Pensé que no volvería a tener de nuevo esta oportunidad, no he podido sentirme así de nuevo con nadie más Eleanor, no sé que me hiciste, pero no pude amar a alguien más como te amo a ti.
—Te hice lo mismo que tú a mí, porque en 11 años mi amor —la rubia sonríe— te he seguido amando cada día. Estuve siempre festejando tus logros cuando veía las revistas con tus entrevistas, o cuando ganabas un premio, festejé contigo tu primer Oscar, éstoy segura que no será el único. Te amo Susan, te amo.
—Yo también te amo, mi amor.
Pasan 3 días antes de que el abogado le de la confirmación y llame a casa sabiendo que estará Peter ahí. Por precaución y para juntar pruebas compran una grabadora.
—Peter.
—Escúchame bien, puta barata. Me traerás a mi hija de nuevo y volveras a casa, o te juro por Dios que no cuando llegue a ti, no van a encontrar tu cuerpo, ni aunque contraten a un brujo, para buscarte.
—Peter, intenté hacer esto por las buenas.
—¡Dime dónde estás! Maldita hija de perra.
—No, no sabrás dónde estoy hasta que no te calmes y...
—Eleanor —toma el teléfono su madre— vuelve a casa con mis nietos Eleanor, no hagas esto más difícil. Mi hijo está como loco buscándolos, sabés que si los encuentra antes de que vuelvas será peor. Has las cosas sencillas y vuelve.
—Corine no voy a volver, esto se acabó, mi matrimonio se acabó y no pienso volver a ese departamento con el monstruo de tu hijo. Una cosa más Corine, el padre del año que tanto ama a su hija, casi le pega estando ebrio porque ella le quitó la botella de alcohol que tenía en la mano y se le cayó, si no me interpongo entre él y mi hija, no sé que hubiera pasado, pero ni él ni nadie, les va a pegar a mis hijos.
—La mujer suspira agotada— Prepárate para no ver a tus hijos nunca más Eleanor, él va a luchar por sus hijos —corta.
—¿Estás bien? —ella había comenzado a temblar— estás temblando.
—Tengo miedo Susan ¿Y si él nos encuentra? No quiero que me los quite, no quiero que te pase nada a ti.
—No voy a dejar que los lastime, él no va a volverte a poner una mano encima, nunca más.
Tienen la primer audiencia conciliadora ante el juez, una semana más tarde. Susan la acompaña, pero espera en el auto, es mejor que él no ate cabos y sepa dónde está parando Eleanor con sus hijos. Peter con su madre al lado, se comporta como el padre y el marido del año, es otra persona y eso indigna bastante a la castaña, si alguien viera la performance que hizo, de seguro se tragarían que es la pobre víctima.
—Eleanor devuélveme mi hija.
—Firma el divorcio Peter y podremos hablar de la tenencia compartida.
—Solo quiero la potestad de Louisa.
Eleanor pensó que entre ellos tienen dos hijos, y él solo pelea por uno de ellos, pero no quiso agregar ni decir nada, ya que no quiere que su atención se desvíe a Tanner, como el niño es el más parecido a ella, quién sabe que le haría si lo tiene entre sus garras. Tampoco piensa usar a su hija de rehén y menos aún aunque no tengan buena relación, entregársela, ella sigue siendo su madre.
—No renunciaré a ella.
—Entonces lo pagará Tanner, cuando lo tenga conmigo haré sufrir a ese pequeño infeliz. Sé que es tu favorito, no intentes negarlo, yo también tengo mi favorita.
—Aunque me lleve mal con Louisa, yo no tengo favoritos, amo a mis hijos por igual y lucharé por ellos, por igual. Y óyeme bien perro desgraciado —se acerca lo suficiente— que yo sea muy buena es uno de mis extremos, no querrás probar tu suerte si invocas mi lado oscuro. Por mis hijos, mato.
Su abogado la aparta a la fuerza del frente de su marido antes que ambos se maten. Porque cuando uno es madre se pueden meter con cualquier cosa, menos con sus hijos y Eleanor si tocan a uno de sus bebés, saca la fiera que lleva adentro.
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Mas que amigas.
Romance¿Cuánto tiempo más se puede guardar un secreto familiar? Los secretos tienen un precio, ellas ya pagaron por el suyo hace tiempo y muchas y muchos antes que ellas ¿Cuánto tiempo más está dispuesta la familia a guardarlos a esconderlos? Ellas, la nu...