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Eleanor no durmió esa noche junto a Susan, aunque quiso hacerlo, no lo hizo. Se levanta temprano en una casa vacía de ruidos, del ruido de niños, de la felicidad de un bebé recién nacido que no sobrevivió lo suficiente para quedarse junto a su madre.

La casa carece de fotos familiares colgadas en las paredes, ella recuerda lo cerrada que era Susan para hablar de su vida privada, pero ahora en su casa, no solo ve que ella no habla de su privada, sino que tampoco la muestra, las únicas fotos que vio de su familia, fueron sobre el escritorio de su despacho.

—Buenos días señorita —dice el ama de llaves que llegó temprano— ¿Quiere algo de desayunar?

—Buenos días. Ya me preparo algo yo, gracias ¿Podría llevarle yo el desayuno a Susan?

—Ella no desayuna, come poco últimamente. Con la tragedia de su hijo, es entendible, solo ha pasado una semana. Encima ahora con la depresión —Eleanor se sirve una taza de café—. Ella la debe querer señorita ¿Son amigas?

—Eramos amigas.

—Ella no se permite llorar delante de nadie —termina de guardar las cosas en la heladera— ¿Cuánto tiempo piensa quedarse?

—No lo sé, tengo una familia, tengo que volver. Pero no quiero irme hasta asegurarme que ella esté bien.

—La mujer asiente sonriendo— Le dejaré todo para que le lleve la bandeja de desayuno, quizás la convenza de comer algo antes de la 1 pm. Le toca la pastilla en una hora, yo tengo que terminar de limpiar y me iré a las 2 pm, si necesitas algo, me avisas. Hay una cosita que tienes que saber, ella no es la persona más amable del mundo cuando se despierta y soy Sharon por cierto. Ahora sí, suerte.

—Soy Eleanor.

—¿Eres esa Eleanor?

—No sé.

—Sí, definitivamente eres tú —la mujer mayor sonríe y se acerca, tomando su rostro — estoy contenta de conocer a la famosa Eleanor, ojalá hubiera sido en otras circunstancias. Me alegro que estés aquí. Por favor cuídala, da igual lo que aparenta, ella necesita que la cuiden, Scoty y yo, no damos a basto. Bueno ahora debo seguir.

Eleanor se queda procesando un momento todo ¿Qué sabe esa mujer de ella? Debe saber algo bueno, ya que ella no reaccionó mal, bueno al menos Susan tiene que haber contando las partes buenas al parecer.

Prepara la bandeja con una taza de café, un vaso de jugo, tres tostadas, jamón y queso, mantequilla, dulce de arándanos y la pastilla. Sube la escalera con la bandeja llena de cosas, abre la puerta y entra a la penumbra que es la habitación. Rodea la cama dejando la bandeja en la mesita de luz, se sienta a su lado y la ve dormir, sacando el cabello de su rostro.

—¿Qué haces? —toma su mano mientras ella la acariciaba— ¿Acaso Sharon no te dijo que no desayuno? ¿Qué hora es? —mira el reloj— ¿Recién son las 10? Faltan 3 horas para la pastilla ¿Qué hago despierta a esta hora? Agh —se tapa el rostro con la almohada— dejame dormir Rigby.

—Eleanor forcejea y le saca la almohada— Te traje el desayuno, quería desayunar contigo.

—Rigby —suspira y se sienta en la cama— ¿Sigues con la idea de irte?

—Si quieres que me vaya, lo haré.

—Tienes que volver a tu vida Eleanor, tienes hijos a los cuales cuidar y un esposo —que amargo le sabio decir eso. Toma un trago al café y al vaso de jugo.

—Por favor come algo.

—No desayuno.

—Deberias, es la comida más importante del día.

Mas que amigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora