28. vulgar.

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Trague en seco sintiendo un ardor en mi garganta con cada trago que daba, deteniéndome vagamente por las arcadas debido al mal sabor de aquel licor.

Que puto asco..

—Debes tomarlo todo —continuó, manteniendo sus ojos fijos en mi y en lo que hacía. Suspiré enrabiado y bebí lo que restaba de la botella ignorando por completo las súplicas y el rechazo de mi cuerpo hacia el alcohol.—Bien, ahora siéntate —demando sonriente dejando el cronómetro con exactamente 20 minutos—

Me senté ignorando su presencia, me sentía molesto. Enserió debía aprender a conducir para evitar a tipos como estos. Mire el cronómetro, siguiendo con el la cuenta pero a los 15 minutos algo comenzó a cambiar de forma extraña. Me sentía mareado, me sentía completamente anonadado ahora mismo y caí encuenta de la sensación.

Estaba comenzando a hacer efecto el alchol.

Tal como aquella vez con champaña después del concierto.

Debo botar el alcohol de mi cuerpo..

me enoje conmigo mismo caminando a la pista entre tambaleos poco notorios en busca de Alana, chocando con gente que bailaba entre la música ruidosa y abrumadora.

—Quiero ir a casa —hablé en cuanto  me topé con esta pero negó—

—¡Porfavor! Solo una hora más —suplico bailando y negué— me debes un favor —amenazó—

—Treinta minutos.

—cincuenta.

—cuarenta.

—Hecho.

—me devolví hasta donde estaba Marck quien me miraba con curiosidad—

—Listo, 20 minutos. ¿Quieres irte? —preguntó y negué— ¿quieres seguir bebiendo? —preguntó y negué nuevamente—¿ quieres un cigarrillo? —negué—

—Tienes boca, úsala Conrad. —habló y desvíe la mirada resistiendo mi vaga  y mal educada respuesta—

—No quiero, muchas gracias. —respondí y me acomode en el sofá mirando mi celular, sintiéndome cada vez más mareado.—

—Tus padres te han de querer demasiado para soportarte.

—¿Disculpa? —lo mire y este se encogió de hombros—

—Disculpa aceptada. —su sonrisa era irritante, jugaba con mi paciencia, yo no quería estar ni un jodido minuto más aquí, con el.—

—Eres jodidamente exasperante —grite levantándome de la mesa— Prefiero caminar de aquí a china que devolverme a casa contigo.

Camine fuera del lugar hasta ser recibido por el viento tosco que aún corría en la primavera, no había mucha señal, tampoco habían autos con alguien dentro, solo la gran discoteca con un nombre diferente, difícil de pronunciar.

Knightley.

—¡Que nombre tan mierda! —gruñi molesto y le marque a Azora viendo las estrellas intentando calmarme—

Una llamada..

Dos..

Tres...

no contesto ninguna. De seguro aún está en el trabajo...

Que tan imbecil debía ser solo para salir con mi celular.. ¿Alana tendrá dinero para un taxi?..

Entre al lugar otra vez, Alana no se veía por ningún sitio.

Por que se le ocurría moverse justo ahora...

Metanoia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora