46. Todo o Nada

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—¿Como.. te llamas? —pregunté viendo al niño quien yacía quieto en el ascensor junto a mi, manteniendo una pequeña distancia entre nosotros—

—Max —contestó luego de un silencio— ¿y usted?..

—Puedes decirme Zeta.. —sonreí intentando ser amable pero aquel no devolvió la sonrisa, al contrario, podía sentir su severa incomodidad.—

esto comenzaba a irritarme..

Salí del ascensor y el a la siga, hasta llegar a la puerta de mi departamento.

—No toques nada sin autorización ¿Esta bien? —advertí y asintió—

Abrí la puerta bajo su mirada atenta y me adentre al departamento, sus ojos recorrieron todo con curiosidad, sin mirar con rareza, sin malas expresiones en su rostro, miraba todo con absoluta sorpresa y admiración.

—¿Puedo mirar? —pregunto en un susurro y asentí confundido siguiendo su silueta con la mirada. Sus ojos pequeños apreciaron a detalle una vieja máquina de escribir, sin tocarla, sin siquiera intentar hacer algo más que ver. Sus huellas sonaron en el piso, se quedó frente al estante de libros leyendo con detención, admirando cada título para luego ir hasta el toca discos que giraba reproduciendo una canción en volumen bajo.— ¿Podría elegir una canción? —volvio a preguntar en un susurro y asentí acercándome a él, quitando su mochila para dejarla sobre el sofá y mostrarle los cajones con los discos que con el tiempo había coleccionado.—

—elije el que gustes, solo se cuidadoso.

Sus pequeñas manos se enredaron entre los vinilos, tratándolos con cuidado hasta que su mirada se quedó fija en el vinilo de Conrad, el de su artista favorita.

—¿Conoces a esa cantante? —pregunte con cierta intriga y asintió sin soltar el disco, admirando su portada—

—mamá sale seguido, una de mis niñeras la oía todo el tiempo —sonrió—

—¿quieres oír ese disco?

—si, porfavor— sonrió con ternura entregándome el vinilo y caminamos hasta el toca discos dejando reproducir este bajo su atenta mirada— me gusta su departamento Zeta —sonrio con ternura y sonreí atando mi cabello—

—¿Tienes hambre? —pregunte y asintió— bien cocinare algo... Y no toques mucho. ¿Tienes tarea? —negó— ¿algo que quieras hacer?

—¿Puedo dibujar? —pregunto y asentí—

—¿Tienes lápices? —pregunte y este asintió sacando eso de su mochila— bien, quédate en la mesa y yo cocinare.

—claro! —sonrió comenzando a trazar líneas en su cuaderno y yo me dirige a la cocina ciertamente abrumado—

¿Lo estaba haciendo bien?.. a que hora se supone que debe dormir.. no entiendo nada de esto.

La puerta fue tocada fuertemente y corrí para llevarme al niño, probablemente serían los cobradores pero en su lugar el tenía la puerta abierta dejando ver al castaño con una sonrisa de oreja a oreja y una expresión confundida al ver al niño.

—Hola, ¿como te llamas? —pregunto con su habitual dulzura, posándose de cuclillas frente a el—

—Soy Max —contesto sin rodeos en dirección a Conrad con una sonrisa—

—¡¿Así de fácil?! —lo mire con severa molestia acercándome al par de mequetrefes— a mi me llevo un par de horas hacerlo hablar... y a ti ni un solo minuto.

—¡Zeta! —sonrió Conrad lanzándose a mis brazos con absoluta ternura— ¡tengo grandes noticias! Y varias preguntas.. —miro al niño y reí haciéndolo pasar—

Metanoia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora