29. prendas

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—Bien niño —miró su reloj y se levantó del suelo— debo ir a buscar a Bleu a tu mansión, y si estas escondiendote aquí, no puedes acompañarme.

—¡¿Como sabes que me escondo?!

—Porqué era un evento importante al que Bleu fue a tomar fotos, tu y Alana venían vestidos de traje, de hecho sigues con aquel traje puesto, y que por cierto se te ve fenomenal —hizo una mueca causándome gracia— si te ven conmigo tendré problemas y no quiero tener problemas con tu familia, Conrad.

—Bien..

—No toques muchas cosas, y si lo haces déjalas en su lugar luego ¿esta bien? —preguntó y asentí feliz—

—Nos vemos pronto Zeta —me despedí y este sonrió dejando un corto beso antes de salir, un simple roce de labios que me estremeció por completo.—

Divague por el lugar en busca de algo, aunque no sabía el que. Mis ojos se fueron directamente al cuarto de fotos.

¿ya se habían secado?

Me invadió la curiosidad. Camine con cuidado hasta el cuarto, encendiendo la luz rojiza para no dañar nada, o eso me había explicado Azora. Las fotos se mantenían ahí, tendidas pero ya ni eran de su color original, ahora estaban teñidas de azul.

Azora es azul.. todo el.. todo el tiempo..

Pensándolo bien le queda muy bien ese color, aún que me preguntó a que se debe aquella obsesión por aquel color.. 

Salí del lugar dejando la luz apagada, con un álbum de fotos en mi mano que yacía guardada en una estantería dentro de aquel cuarto, me gustaba ver sus cosas, me daba curiosidad saber más de él.
El álbum que tomé mantenía varias fotos en el mismo pasillo, por lo que reconocí era Bleu y Azora de más pequeños junto a alguien, una mujer vestida de monja.

Las fotos pasaban y pasaban, todas estaban teñidas de azul, todas eran azules. Salía Bleu en un columpio, Azora tocando el violín, ellos juntos, y en su mayoría de la misma monja en diferentes lugares; en una gran y larga mesa pelando vegetales, hablando con niños, y en otras simplemente caminando con Azora o Bleu a la siga.

¿Quien era ella?..

Las llaves sonaron, y caí encuenta de lo que había hecho, mantenía varios álbumes de foto a mi lado, revisados, y corrí. Corrí hasta la habitación de fotografías dejando todo en su lugar, tal y como estaba para saludar a Bleu.

—¿Que haces aquí Conrad? —preguntó la chica y pestañee varias veces.— tu padre está furioso, tu madre preocupada —poso sus manos en los costados de su caderas manteniendo una expresión molesta— si vas a quedarte aquí al menos avisa que no volverás a casa por hoy niño —demando y asentí—

—Lo siento mucho —me disculpe y esta suspiro—

—No debes disculparte conmigo, hazlo con tus padres, y evita volver a hacer eso de nuevo, no quiero tener problemas con los ricos. —suspire y asentí a regañadientes—Bien mono, buenas noches —habló revolviendo el cabello de Azora y luego el mío— que descansen.

Sin más su cuerpo se perdió hasta llegar a su habitación y cerró la puerta dejándome con Azora y el millón de preguntas que recorrían mi cabeza.

—¿Y que hiciste mientras no estuve? —pregunto Azora caminando a su habitación y lo seguí—

—Cosas..

—¿Que cosas?

—Nada importante, solo releí los títulos de tus libros, y comienzo a preguntarme por qué tu obsesión con el color azul —murmure y este se tenso nuevamente— si no quieres responder no pasa nada, lamento haber preguntado —moví mis manos para que no le tomara importancia y este volteó a verme, empujándome a la cama—

Metanoia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora