37. Volver...

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—¿Y el? ¿Dormirá contigo? —preguntó con esa educación horriblemente fingida y maldecí internamente— deben ser muy buenos amigos —ironizó—

—Si quieres puedo dormir en el sofá, me da igual —comentó Azora manteniendo aquella guerra de miradas con Marck.—

—Hay dos camas en esa habitación.—avise irritado.— Buenas noches.

Cerré la puerta sin esperar a una respuesta de su parte, sumido en la ira que me provocaba ese tipo Collins me encogí en el asiento de mi ventana, abrazándome a mi mismo, contemplando una vez más las luces de la gran ciudad.



Azora Pov's

—siquiera podrías intentar no arruinar su cumpleaños, Collins. —camine en dirección a la habitación que Conrad había dicho—

—Su cumpleaños terminó a las doce, hoy es un nuevo día manchitas. —su vos tediosa era difícil de soportar, sus supuestos "buenos modales" me exaspéran en todos los sentidos. Sentí como me hervía la sangre con su comentario, haciéndome recordar un billón de malos momentos en aquella casa que deseaba olvidar.—

—Mi nombre es Azora, grabatelo. —amenacé—

—Por supuesto, Azora. Por cierto que nombre tan peculiar, ¿de donde proviene? —inquirió la bola de nieve con patas, continuando con aquellas preguntas exasperantes, sin perder esos modales que provocaban irritar aún más—

—Collins, no tengo ninguna intención de hablar contigo, tampoco de estar aquí. La única razón es Conrad, el me lo pidió.      —me puse frente a él, sin bajar la mirada. Manteníamos la misma altura, era una guerra que corrompia nuestras almas, podíamos vernos tranquilos pero ambos teníamos un animal salvaje retenido en nuestro interior, dispuesto a luchar.— así que agradecería si te callas, y dejas de joder mi existencia.

—Te gusta Conrad ¿no es así? —preguntó–

<<Nadie debe saberlo>>

—No es asunto tuyo.

—solo tengo curiosidad, se ven tan cercanos y a Conrad no parecen gustarle las mujeres. —sonrió quitándose su abrigo y dejándolo colgado tras la puerta— puede que ustedes dos...

—No. —interrumpí— no me gusta, y no hay nada entre el y yo Collins.

—Eso me alegra en lo absoluto—sonrió más— el me gusta, y mucho. Me daba la sensación de que tú y el estaban juntos, pero me alegra saber que no te interpondrás.

—Suerte con eso. —irespondí y salí de la habitación colapsado hasta el pasillo contrario. Toque la puerta de  la habitación de Alana, ahí estaban sentadas en el suelo con mascarillas en el rostro, y conversando de cosas mientras arreglaban sus uñas.—

—Llego una plaga —ironizó Lany—

—Si, si, como no hay ninguna infección en tu mansión, creí que sería buena idea llegar yo como una. —contra ataque y luego reímos silenciosamente— Bleu, ¿me permites un momento?

—No quiero moverme, habla. —demandó en francés y asentí—

—El chico nieve acaba de acabar con mi paciencia, me voy a casa, paso a recogerte mañana, tu dime la hora. —respondí en nuestro idioma, manteniendo las miradas atónitos de las chicas—

—¿Que paso?

—Luego te cuento. —sonreí vagamente y asintió—

—A las 12 esta bien, no creo que despierten antes de las once de la mañana. —argumentó manteniendo aquel idioma gangoso y asentí apunto de cerrar la puerta— ¿te llevaras al "conejito" contigo?  —ironizó—

Metanoia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora