Capítulo 41

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La reanimaron varias veces, hasta que por fin se estabilizó. 

En el hospital le hicieron unas puntadas, le enyesaron el brazo izquierdo, y limpiaron sus raspaduras de la cara, codos y rodillas.

-¿Estará bien?-dije mientras jugaba con el collar que ella me había dado.

-Lo estará, debe pasar la noche aquí para observarla-la médica me miró con cierta lástima y me abrazó-. ¿Es usted su familia?

Lo pensé por un segundo. Los padres de Anna de habían ido a quien sabe que parte del mundo apenas sus hijos pudieron cuidarse por ellos mismos y escribían de vez en cuando.

-Lo más cercano que tiene ahora.

-Bueno, ella estará bien. Puedes entrar y quedarte con ella.

Estuve mirándola como idiota, hasta que Harry entró por la puerta y mis instintos me obligaron a tirarme en sus brazos.

-¿Cómo esta?-me dijo mientras limpiaba mis lágrimas.

-Está estable. Tiene casi diez puntadas, el brazo roto y unos cuantos raspones, pero está bien.

-¿Saldrá mañana?

-Sí. ¿Ya Niall sabe?

Negó con la cabeza mientras se sentaba en el que había sido mi sofá durante casi tres horas.

-Harry,-su mirada revoloteó a mi-¿podríamos no ensayar mañana?-le supliqué con la mirada.

-Le diré a Danielle que se encargue-dijo mientras volvía a ver a Anna.

Estaba raro, ese no era mi Harry. Estaba cortante. 

-¿Estas bien?

-¿Te gusta Cody?

-¿Estas molesto por eso?

-¿Estas saliendo con él?

-¿Eso te tiene así de molesto?

-¿Te atrae?

-No puede ser que te moleste.

-¿Tu me quieres?

-Te adoro.

Intercambiamos una mirada fugaz antes de que el se levantara y saliera de la habitación sin decir palabra alguna.

Me quedé parada junto a la cama un rato más, hasta que abrió los ojos.

-¡Enfermera!-exclamé y esta llegó junto con un médico,

-Hola,¿cómo te sientes?-dijo el médico mientras la cegaba con su foco. 

-Me duele la cabeza-dijo antes de observar con temor su brazo roto-. Oh...

-Estarás bien, sólo debes pasar la noche aquí-le respondió el médico mientras apuntaba algo. 

-¿Ella se puede quedar?-preguntó mientras me señalaba. 

-Si, no hay problema.

-Bien, no quiero visitas. Sólo ella puede entrar-ordenó. 

-Si señorita, ya le diré a las enfermeras-sonrió y después salió. 

La miré con miedo y al mismo tiempo con cierta confusión.

-Ya deja de verme así-dijo después de un rato.

-An...-mi voz se quebró.

-¡Ay, ven aquí!-me dijo con dulzura mientras extendía sus brazos.

Caminé alrededor de la habitación, y me acosté a su lado, abrazándola con cuidado.

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