Capítulo 58

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-Sara, despierta.

-¿Qué hora es?

-Las dos de la mañana. 

-¿Qué pasó?

-Llamaron a tu celular; era el asilo y decían que Tom se había escapado.

Mi corazón se detuvo. ¿A dónde podía ir? Tenía Alzheimer, no recordaba ningún lugar concreto.

-Bueno, pues vamos-dije sacando un pie de la cama.

-Puedes llorar.

-No, no quiero-me puse de pie y busqué en uno de los cajones de Harry un buzo y un suéter.

-¿Qué zapatos puedo ponerme?

Sacó un par de zapatos que reconocí perfectamente: de cuando iba a The X Factor.

-¿Quieres medias?

-Por favor.

Me las entregó, al igual que un suéter; se vistió rápidamente y salimos de su casa. 

-¿Ni idea de adonde fue?

-No, señorita, no tenemos idea. 

-A mí me habló- dijo una anciana. 

-Señora, ¿puede ayudarme?

-Dijo que iría a ver a un tal Derek. 

-Gracias-me giré hacia el hombre preocupado y dije:- Iré a buscarlo y volveré con él. 

-Está bien, la estaremos esperando. 

Salí con Harry rumbo al cementerio, rezando de que estuviera ahí y no le hubiera pasado nada.

-Sara, dame la mano-me dijo Harry rompiendo el silencio. 

Retrocedí unos cuantos pasos y se la di. 

-¿Tienes miedo?

-Sí. De qué aparezca algún loco y que no pueda protegerte porque vas muy al frente. 

Sonreí y recosté mi cabeza a su brazo. 

-Volverás al gimnasio, ¿verdad?

Se rió. 

-Sí, sí volveré. 

-Bien, porque te descuidaste mucho, de verdad.

-¿Tu crees?-dijo mirando su panza. 

-Sí-dije sonriéndole juguetona. 

Puso los ojos en blanco y los desvío hacia el frente y se detuvo en seco. 

-¿Qué...?-me interrumpí al ver a Tom en la tumba de mi hermano.

-Y sé que donaste tu esperma a un banco, y no me hace muy feliz-escuché decir a Tom.

-¿Pá?-me acerqué dejando a Harry atrás-¿Estás bien?

-¿Sara? ¿Qué estás haciendo aquí? Está haciendo frío.

-Vine a buscarte, pa. ¿A quien le hablas?

-A Derek; le estaba regañando por donar su esperma a un banco.

-¿Eh?

-Sí. ¿Recuerdas a su novia que quería casarse?

-Ajá...

-Bueno, pues hace dos años llamó y dijo que quería el esperma; acepté y ahora tiene una hija.

Comencé a ponerme pálida. Las piernas me fallaron y caí de rodillas frente a la tumba.

-¡Sara!-exclamó Harry mientras se acercaba con miedo.

-¿Soy tía?

-Sí. Se llama Jessica Bulton, es castaña clara como tu y tiene los ojos de tu hermano.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. Había una pequeña parte de Derek con vida... Y aún no la conocía. 

Sorbí los mocos, limpié las lágrimas, sonreí y me ayudé de Harry a ponerme de pie. 

-Vamos, Tom. Debes descansar, para que después me cuentes de Jessica.

-Claro, irá a verme el miércoles. 

-Está bien, también iré el miércoles. Ahora debemos volver, ¿si?

-Buenas noches, Tom, descansa y no vuelvas a salir. 

-Descansa, Sara. Adiós, Harry.

-Adiós señor, buenas noches.

Entró al hogar y Harry comenzó a conducir.

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