Secrets.

Capítulo 27

El lunes fue todo un caos, nos hicieron un examen sorpresa, un chico tiro su café sobre mi camiseta así que me dio una camiseta que tenía de más, bueno más bien era una camisa de trabajar blanca que me quedaba un poco grande, pero Anna se las arregló para que se me viera femenina y bien. Llevaba unos jeans gastados,un poco rotos, unos tacones no muy altos, un bolso grande marrón y mi pelo estaba recogido en un desordenado moño.

Caminaba por todo el campus con tres libros en una mano, un lápiz en el cabello, luchaba por que no se me resbalara el bolso del hombro, un café de Starbucks en la otra mano y hablaba por teléfono,con una mujer que quería que cuidara a sus hijas de 7 y 5 años esta noche. 

Y entonces vi a Louis recostado en su auto, con sus lentes oscuros puestos.

Cuando me vio, corrió a quitarme mis libros y mi bolso de la mano y camino junto a mi.

-No se preocupe señora Meyers, si puedo cuidar a sus hijas hasta las once... Si, no hay problema alguno. Estaré en su casa a las 7, adiós.

Colgué y suspiré.

-¿Niñera,eh?

-Si-dije dándole un pequeño beso en la mejilla mientras caminábamos-¿Qué te trae por acá?

-Bueno, te llevaré a tus clases de violoncelo, el violoncelo esta en el auto-dijo abriendo la puerta del copiloto.

-Louis-el me miró atento-,¿te he dicho que eres un amor algún día?

-Mmm... No. 

-Eres un amor, Louis Tomlinson.

Ambos reímos, nos montamos al auto y Louis me llevó a mis clases.

-Señorita Parker, nos gustaría que tocara "Las Seis Suites a Violoncello Solo senza Basso BWV 1007-1012", de Bach.

-¿Nos?-dije levantando una ceja.

-¿Acaso no le dije que teníamos público hoy?-negué con la cabeza-Pues, hoy nos acompañan unas personas de Juilliard que estarán aquí, viendo algunas personas para que compitan por una beca.

¡Debía ser una broma!

Trague a duras penas saliva y comencé a tocar.

-Muchas gracias-dijo mi profesor antes de marcharse.

Salí de la clase y Louis estaba sorprendido.

-¿Sabes quien estaba aquí?

-¿Quien?

-La mujer de "Desperate Housewives", la pelirroja. 

¡Joder!

-Y dijo algo como: "Esta chica, es una gema, me la encontré en el parque y en el estudio de ballet." 

Suspiré girando los ojos.

-Llévame a casa Tommo-dije sonriendo.

-¿Y si te llevo a tomar un café antes de que tengas que trabajar?

-Esta bien-dije sonriendo. 

-Adiós Louis, gracias por traerme-dije dándole un pequeño beso en la mejilla-. ¿Estas seguro que no importa que deje el violoncelo?

-No hay de que y no te preocupes-dijo sonriendo-. Ah, y Sara-lo volví a ver-, no vuelvas a desaparecer-sonrió y acelero. 

Entre a la casa de la señora Meyers.

-¡Hola Sara!-dijo abriendo la puerta-¡Muchas gracias por cuidarlas!

-No hay de que, señora Meyers-dije sonriendo-. ¿A qué hora deben dormir?

-Lo más tarde a las 8:30 pm-dijo tomando su abrigo-.Ya las niñas comieron y si tu quieres comer, puedes tomar lo que quieras, es tu casa-me beso la mejilla y salió.

Seguramente iría a ver a su amante porque su esposo estaba fuera del país.

-¿Sara?-dijo la más pequeña, Sophie.

-¿Si, Sophie?

-¿Tocarías piano conmigo?

-Sería un placer.

-No-protesto la grande, Lucy-, mejor hacemos karaoke.

-Creo que tenemos tiempo para los dos-dije alzando a Sophie en brazos-. Primero el karaoke, y para dormir el piano,¿vale?

-¡Si!-respondieron al mismo tiempo.

Cantamos unas cuantas canciones de "High School Musical", las envíe a cepillarse los dientes y a la cama y fui al piano a tocar "Para Elisa de Beethoven", ya que era la preferida de Sophie.

El resto de la noche me la pase estudiando, hasta las diez, cuando Harry me llamó.

-¿Hola?-dije.

-Hola, me preguntaba si querías salir.

-No puedo, estoy de niñera.

-¿A qué hora sales?

-Si mal no recuerdo a las once.

-¡Wow, es tarde!

-Lo sé... Disculpa. 

-¿Te importa si te llego a hacer compañía?

Lo pensé un rato, de todas formas no tenía manera de irme y hacia muchísimo tiempo que no hablaba con Harry.

-Esta bien.

Le di la dirección, y en diez minutos estaba tocando la puerta de la casa.

Mierda que estaba seductor.

Pantalones ajustados negros, una camisa blanca que se ajustaba perfectamente a su torso y dejaba ver sus cuadritos, los zapatos negros que llevaba a los eventos importantes, una gabardina que llegaba a dos dedos arriba de su rodilla, las manos en las bolsas de esta y esa maldita mirada que ponía al verme.

-Buenas noches-dijo dejando ver sus dientes perfectos.

-Pasa que sino te vas a enfermar.

El entro.

-¿Cuidarías de mi?

Aún tenía esa mirada picara, la mirada decía que quería arrancarme la ropa con los dientes.