Capítulo 2

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Arreglaba mi cabello, mientras me observaba en el espejo. Recorrí mi cuerpo con mis ojos a través de este, mientras estos se humedecieron un poco. Deje el cepillo sobre el lavamanos, y fui a buscar mi largo tapado negro de cuero.

Minutos después me encontraba en la puerta de su habitación, golpee dos veces, mientras miraba el silencioso pasillo por ambos lados, rogando que nadie apareciera. Pegue un pequeño salto del susto, cuando escuche que la puerta se abrió detrás de mí.

-Vamos pasa- dijo con esa sonrisa que yo odiaba.

Lo mire a los ojos, para rápidamente fijar mi mirada en el suelo, entre en la habitación y me quede de pie al lado del armario.

Él cerró la puerta y volteo a verme.

-¿Por qué sigues ahí?-pregunto muy divertido. -Ponte cómoda, no es la primera vez que vienes.

Como odiaba hacer esto.

Asentí y me acomode en su cama, me saque el tapado, dejando ver el corto y escotado vestido negro. Vi como sus ojos se llenaron de lujuria y observe un bulto en su pantalón, trague duramente saliva, y ahí íbamos de nuevo.

••••••••

-Te deje los 30 galeones sobre el escritorio- dijo señalándolo -Voy a bañarme, no quiero verte aquí cuando salga- se levantó de la cama y camino hacia el baño.

Prefiero tirarme de la torre de astronomía antes de quedarme aquí, pensé.

Luego de que el entrara en el baño, me cambie, tome el dinero y salí de la habitación. Cuando cerré la puerta detrás de mí, levante mi mirada hacia el pasillo y había un chico alto, bastante, piel clara, castaño, con una mirada que parecía muerta, no había brillo en esta. Este chico, a quien no conocía más que por su nombre, se encontraba a 2 metros de mí, mirándome fijamente, con sus manos en los bolsillos.

Su mirada se encontró con la mía, un poco incómodo el momento. Hice un par de pasos con la cabeza agachada y él también avanzo.

-Esta Anderson?- pregunto mientras se detenía frente a mí.

-¿Qué?- dije un poco desorientada, iba contando mis pasos cuando caminaba, no había escuchado claramente su pregunta.

-Que si esta Anderson- dijo con un leve tono de voz más fuerte. -Te pregunto porque acabas de salir de su habitación.

Vi como alzo su ceja y hable.

-Uhm, si, esta duchándose.

Luego de eso el castaño asintió con la cabeza y yo retome mi camino hacia mi habitación, era demasiado tarde y yo solo pensaba en bañarme y dormir.

𝐎𝐉𝐈𝐓𝐎𝐒 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐄𝐒 | 𝑻𝒉𝒆𝒐𝒅𝒐𝒓𝒆 𝑵𝒐𝒕𝒕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora