Capítulo 12

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Las semanas comenzaron a pasar, y Nott y yo no habíamos vuelto a vernos. El verano llego, y junto a Charlotte habíamos hecho nuestras maletas para volver a casa.

Me encontraba en la estación 9 ¾ esperando que Charlotte terminara de despedirse de sus amigos.

-No te olvides de visitarme este verano- dijo Luna mientras me saludaba a lo lejos, asentí y devolví el saludo con mi mano.

Mientras observaba mis uñas y pensaba en lo urgente que necesitaban una manicura, sentí la presencia de alguien a mi lado.

- ¿Que harás en el verano? – preguntó Nott mientras se llevaba el cigarrillo a los labios.

Lo miré por unos segundos completamente molesta por su aparición, luego rodé mis ojos y caminé hacia Charlotte, dándole la espalda a Nott. Sentí como él comenzó a caminar detrás de mí, tomé a Charlotte del brazo para caminar hacia la salida.

- ¿En dónde viven? - pregunto Nott, pero ahora caminando a nuestro lado. -Quizás puedo acompañarlas, ya sabes... para que nada les pase.

-No necesitamos un guardaespaldas gracias- respondí algo irritada por su insistencia en querer entablar una conversación. Hacía meses que no me había vuelto a dirigir la palabra, nunca se disculpó por lo que hizo y ahora vuelve como si nada.

Él estaba por decir algo nuevamente, pero lo frene.

-Ya basta, no quiero hablar contigo Nott, déjame en paz- dije elevando mi voz, estaba muy molesta, pero lo que hizo que me enojara más, fue cuando luego de decir eso, en el rostro de Nott se formó una leve sonrisa, como si disfrutara verme así.

Di la vuelta y comencé a caminar más rápido de la mano de Charlotte, hasta desaparecer de la vista de Nott.

Caminamos por unos minutos hasta llegar a un callejón, saque mi traslador, cuando Charlotte hablo.

-Ese chico era tu novio?

-Que chico? ¿El de la estación?

-Mhm- asintió.

Bufé al escucharla y negué con mi cabeza.

-Mis amigas dicen que es sexy.

-Sera muy sexy y popular, pero es un idiota- respondí, mientras tomaba la mano de Charlotte para teletransportarnos.

De un momento a otro estábamos en Londres, frente a la escuela infantil muggle de Penny.

-Vamos a buscar a Penny- dije mientras subía las escaleras de la entrada.

-Espera, quiero hacerte más preguntas sobre ese chico- respondió Charlotte mientras corría intentando alcanzar mis pasos.

-Otro día.

Entrabamos al lugar y vi a Penny en los asientos de espera, sentada junto a su maleta en mano.

-Penny! - grito Charlotte al verla. Ella volteo y una gran sonrisa se formó en sus labios, acto seguido se abalanzo sobre Charlotte.

Salude a la señora que se encontraba en la recepción y luego abrase a Penny.

-Te extrañe mucho- susurró mientras sonreía y deja un beso en mi mejilla.

Sonreí y deje un beso en su frente, la cargue en mis brazos y las tres salimos de ese lugar. Era bastante difícil para mí no poder llevar a Penny conmigo a Hogwarts, pero no tenía otra opción, ella tenía 4 años, claramente no podía estar en un lugar así.

Segundos después estábamos en casa, nuestra pequeña casa de un piso y tres habitaciones.

-y luego ese mismo gatito no paraba de seguirme y de hablarme- Penny nos contaba su historia algo molesta, mientras se acostaba en el sillón de la sala y se sacaba sus zapatos. -Pero ni siquiera la señorita Margarita creía que el gatito estuviera hablándome.

Charlotte río mientras se dirigía a la cocina y Penny le reprocho.

-no es gracioso, de verdad ese gatito me hablaba.

-Penny, no se ríe por eso- dije mientras me sentaba a su lado y la ayudaba a desabrocharse sus cordones, que hace tiempo lo estaba intentando ella misma sin mucho éxito- Ya te lo he dicho... ese tipo de cosas no puedes decirlas, ellos son muggles, personas sin magia, jamás creerían los que les estas contando.

No era la primera vez que le explicaba eso a Penny, pero yo comprendía que ella no pudiera entenderlo o que olvidara que no debía hablar sobre eso con los demás niños en su escuela, ni mucho menos con sus maestras, tenía tan solo 4 años, era difícil hacer que una niña tan pequeña siga instrucciones.

-No entiendo- respondió enojada mientras se cruzaba de brazos y se hundía en el sillón.

Lo único que podía hacer era sonreír con un poco de pena y hacerle un par de mimos en su cabello rojizo, sabiendo que cuando sea más grande iba a comprender.

Pasamos lo que quedaba de la tarde preparando hot cakes con Nutella y riéndonos de algunas cosas que nos contaba Penny que habían pasado en su escuela mientras nosotras no estábamos.

Durante todo el año escolar Penny vivía en su escuela muggle en donde dormía, comía y hacia diferentes actividades con sus demás compañeros. Al no poder llevarla a Hogwarts y no tener con quien dejarla, no tenía otra opción que pagar una escuela muggle, la cual no era nada barata para ser sincera.

𝐎𝐉𝐈𝐓𝐎𝐒 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐄𝐒 | 𝑻𝒉𝒆𝒐𝒅𝒐𝒓𝒆 𝑵𝒐𝒕𝒕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora