II-Odisea

0 0 0
                                    

Tardaron largas horas en llegar a la base de petróleo en barco, se hizo de día en el proceso, pero al menos lo que quedaba del grupo elite no murió en el intento. Eso era bueno... y también era tener la vara muy baja.

Habían tenido el tiempo suficiente para que Alex regenerara y recibiera sangre, así que ya estaba sentada en el sillón, tratando de pensar cómo iban a hacer el movimiento de barco a barco. Le habían vendado el brazo con un pedazo de remera, al igual que Finn, quien estaba sentado a su lado, brazo sobre sus hombros. Todo el resto se habían sentado en el suelo o en los sillones alrededor.

-¿Nos van a dejar subir simplemente?-quiso saber Iri-. ¿O tenemos que correr por nuestras vidas de nuevo?

-Sí y no-respondió el papá de Theo, de pie al lado de la puerta del conteiner-. Vamos a tener que salir de aquí por nosotros mismos, pero en el edificio vamos a estar bien.

Todos se quedaron en silencio.

Finn levantó su mano.- Le encuentro el pelo al huevo: ¿qué quieres decir con eso?

-El barco de carga no va a frenar en la base de petróleo-dijo Daniel-. Vamos a tener que pasar a una mini lancha que nos va a llevar a la base.

Theo suspiró.- Ya decía yo que era demasiado fácil.

-Nada es demasiado fácil-replicó Alex-. Lo sabemos. Sí. Pero ahora, ¿cómo bajamos? ¿Saltando?

El papá de Theo la miró.- Parecido, sí.

-La vida es cada vez más divertida-murmuró Thomas-. Escapar de castillos y saltar barcos. Genial. Hagamos más cosas ilegales.

-Haber estado en territorio rojo ya era ilegal-le avisó Finn.

Thomas parpadeó.- ¿Era ilegal estar ahí?

-¿Por qué te piensas que teníamos identidades falsas y pagábamos todo en efectivo?-inquirió Theo-. ¿Por qué era más divertido?

-No sé, la verdad. Yo simplemente seguí las indicaciones.

Finn no pudo evitar reírse ante eso.

Todo se estaba yendo a la chota, pero la Banda estaba junta. Finalmente. Años de su vida había sido sacados cuando habían estado separados. Había sentido una parte de él incómoda desde que habían secuestrado a Thomas, y no era porque era una persona secuestrada, sino porque era su Thomas. Había tenido ganas de tirarse al piso y llorar al menos dos veces por día, sino más. A pesar de que estaban todos hecho mierda, eran la Banda. Sus personas en el mundo.

-Lo que sea-cortó Alex.

Su otra persona en el mundo que había sido adjuntada.

-Espero que haya alguna forma especial para saltar-dijo ella-, porque mi movilidad es bastante reducida.

-Colgamos una soga y bajamos-replicó el papá de Theo.

-Nosotros podríamos haber pensado un plan mejor-dijo Noah-. Habríamos encontrado una forma mejor antes que saltar literalmente.

-Hay una soga de por medio-se defendió él.

-En el culo me voy a meter la soga-murmuró Theo-. Pero, entonces, ¿a lo entrenamiento militar? En vez de trepar, bajando.

-Eso mismo.

-Esa era la parte fácil-asintió Thomas-. Requería la mitad de fuerza. Sino menos.

-¿Me llevas?-inquirió Alex-. Porque sostener mi peso está siendo difícil.

-Te llevo a upa.

-Te adoro, Tommy.

Tommy le guiñó el ojo y se recostó en el sillón, con el brazo de Noah detrás de él.

LA HORA AZUL: LOS AZULESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora