IV- Crónicas de Nixon

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-Esto es estúpido-murmuró Theo.

-¿Qué?-inquirió Thomas-. ¿Por qué?

-La gente se está muriendo, y nosotros nos estamos por ir a nuestras casas para prepararnos y recibir un pedazo de papel enrollado que no me va a servir para nada.

-Lo sé, Ty. Lo sé.

Thomas y Theo estaban caminando hacia sus casas para recibir el diploma porque, sorprendentemente, mientras Finn, Noah y Alex estaban en entrenamiento militar, ellos habían terminado la puta secundaria. Ellos iban a ir a sus casas, iba a comer, hacer nada por un rato, bañarse, cambiarse y luego iban a volver al salón de actos y recibir un puto papel que decía "felicitaciones, ya puedes empezar a vivir".

Theo odiaba eso. Theo odiaba que sus mejores amigos estuvieran entrenando para ir a la guerra y él estaba en El Idilio, tranquilo, comiendo con la mamá de Alex como si su hija no estuviera en la guerra, como si su esposo no estuviera allí. Theo no entendía cómo era que Melissa seguía queriéndolo allí después de todo. Él se había ofrecido a irse después de que Alex se había ido a la guerra, la verdad que sí, y también después de que John tuviera que irse también. Pero Melissa se había negado. Theo sospechaba que era porque ella no quería estar sola, por lo que no la culpaba. ¿Cómo era que ella seguía trabajando y sonriendo luego de todo? Theo no lo comprendía.

Thomas se despidió de Theo y entró a su casa. Theo cruzó la calle y abrió la puerta de los Di Forte, el único lugar que podría considerar su hogar. Al entrar, escuchó ruido en la cocina, por lo fue hacia allá y se encontró a Melissa haciendo la comida.

-Buenas-saludó Theo, sentándose en uno de los bancos.

Melissa se giró y sonrió.- ¿Cómo estuvo el último día de colegio?

-Bien-se encogió él-. Ahora a las siete tengo que volver para la entrega de diplomas y demás.

-Ou-soltó ella, y Theo la observó-. ¿No quieres que vaya, Theo?

-Yo... ¿quieres venir?

-Obvio que quiero, Theo, ¿por qué no querría?

-Porque Alex no está.

Melissa, ante eso, se apoyó en la isla y estiró su mano hacia él. Theo, sorprendido, sujetó su mano. Ella la apretó.

-Simplemente porque legalmente no seas mi hijo, no significa que no te quiera como una madre, Theo. Yo quiero estar ahí para ti a pesar de que Alex no está.

-¿En serio?

-Claro, mi amor-dijo Melissa y soltó su mano-. Ahora, ¿quieres comer?

-Sí, por favor-sonrió Theo-. Ah, y hoy a la tarde pensaba encontrarme con Andy. ¿Te molesta que venga aquí?

-Ya sabes que no-replicó ella, pasándole un plato de sopa-. Incluso podrías invitarlo a comer, si quieres.

-Eso sería alargarlo mucho, Meli.

-No creo. Es solamente tu novio.

-Solamente no sería la palabra-comentó Theo.

-Hay cosas peores-se encogió Melissa-. Me gustaría conocerlo, nada más. A su hermana ya la conozco por Alex, Iri, pero a Andrew no. ¿Quieres contarme sobre él?

Theo, sorbiendo sopa, sonrió.- ¿Sobre Drew?

-¿Drew?-inquirió ella, sonriendo-. Bueno, como quieras, Theo. Si quieres, puede venir aquí. Yo ahora, de todas formas, voy a irme a trabajar. Si quieres llamarlo y decirle que venga después de la entrega de diplomas, está invitado a hacerlo. Si ustedes dos quieren salir, te puedo dar dinero...

LA HORA AZUL: LOS AZULESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora