V- Victoria

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La fiesta de fin de año en la base era más para viejos que para los cientos de jóvenes que estaban ahí. Lo único bueno era que al menos había alcohol.

Thomas estaba en una esquina, con una copa de champán en mano. Finn estaba bailando con Alex y Theo en el medio de la pista de baile, rodeado de gente mayor de cuarenta. Noah estaba dando vueltas por el lugar, dando indicaciones como general, e Iri y Alby estaban haciendo la ronda de comida.

Noah apareció entre la gente, suspirando, con su mano en la pistola que siempre llevaba en si cinturón por protocolo. Thomas le sonrió al verle acercase.

-Veo que el cansancio en tu cara-le comentó él.

-Si alguien intenta hablarle, diles que ya no respiro o algo así-replicó-. Voy a perder la cabeza.

Thomas le pasó su copa, y Noah tomó un largo sorbo. Le devolvió el vaso vacío y él enarcó sus cejas.

-¿Qué hora es?

-Las diez y media-respondió él-. A las once nos vamos, ¿no?

-No puede llegar más rápido-murmuró Noah-. Necesito comida...

-Tus palabras son órdenes.

Thomas miró por encima del hombro de Noah y vio a Iri y a Alby, ambos con platos llenos de comida. Noah hizo un gesto con su mano, y Alby estiró su plato en su dirección.

-Hicimos treinta filas-murmuró Iri, mientras Thomas agarraba algo de su plato-. Y ni un trago nos consiguieron.

-¿Qué es esto amarillo?-preguntó Thomas.

-Humus-replicó Noah.

-¿Qué es eso?

-Algo rico. Tú pruébalo.

Él le hizo una cara, pero lo probó. Algo sobre el color ya no le gustó, y el sabor menos, así que le dio el coso a Iri, quien simplemente asintió.

-Si hago el discurso ahora-murmuró Noah-. Nos podemos ir.

Thomas le agarró del brazo.- No creo que puedas...

Noah simplemente desapareció por entre las personas. Thomas suspiró y agarró un poco más del plato de Iri. La rubia le hizo mala cara, pero dejó que agarrara. Siempre le dejaban hacer todo a él.

Había un escenario en una esquina de la base, donde apareció Noah. Thomas no pudo evitar sonreír ante eso, y soltó una risa cuando Noah tocó el micrófono. La música se frenó y la gente bailando también. Pocos segundos después, mientras Noah se acomodaba, el resto de la Banda se acercaron a donde estaba el resto del grupo elite.

Finn pasó su mano por su cabello rubio ya crecido, pegado a su frente por el sudor. Le sonrió a Alex, a su lado, antes de pasar su brazo por su cintura.

-Siento el calor emanando desde tu camisa-le dijo ella-. Me estás mojando.

-Espero que no de forma literal-comentó Thomas.

Finn soltó una carcajada, y Alex hizo una mueca.

-Veinte años tenés, Finn-suspiró ella.

Hubo un ruido de micrófono y todos se giraron.

Noah dio el peor discurso alguna vez dado por un general, lo que hizo a Alex orgullosa. Simplemente dijo palabras que no parecían estar unidas por ningún hilo conductor, y, después de dar mejores presentaciones en Adamas, bajó del escenario. Saludó a varias personas y se acercó al grupo elite.

-¿Vamos?

Luego de robarse postres de la mesa dulce y alcoholes de la barra, corrieron hacia la cordillera. Sorprendentemente, al subir un poco por la cordillera, no había nadie. Había bastante personas en la orilla del lago, pero nadie estaba encima de la cordillera. Todos se quedaban en Reflejos, nadie subía a Espejos. Ver el lago desde la ladera de la montaña... era una de las cosas favoritas de Alex.

LA HORA AZUL: LOS AZULESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora