Capìtulo 43- No te quiero cerca de ella

1.7K 86 18
                                    


Buenooo,, hoy estoy feliz, emocionada e inspirada.

Y si yo soy feliz ustedes tambien.....

Asi que uno fuera de fecha.....

.

.

.

.

Lexa Herman

— Alex — gimo — está mal que estemos teniendo sexo en un avión cuando tus socios y más personas están ahí afuera.

— Es mejor así — entra sus dedos en mi entrada provocándonos placer — además, el avión es mío.

— Es algo indecente — besa mi cuello y sus dedos se deslizan con facilidad, como si yo estuviera diseñada para ellos.

— El sexo que no es indecente no es bueno.

Me río, comienzo a mover mis caderas en conjunto con sus manos para así provocar mayor placer.

— ¿Y si nos escuchan?

— Eso va a depender de ti.

Embiste sus dedos nuevamente en mi entrada de una forma más violenta y más rápida. Muerdo mis labios para que no se escuche el gemido que amenaza salir del fondo de mi garganta, pero el pelinegro está empeñado en que gima, en que los otros sepan lo que él me está llevando al límite. Aumenta la intensidad, es cada vez más difícil aguantar el gemido.

— Vamos, te quiero escuchar — acelera — déjalo salir.

Y al final logra su cometido, dejo salir un gemido tan fuerte que estoy segura de que el piloto lo escuchó. Suelta una sonrisa ronca burlándose de mí. Lo miro mal de una manera juguetona.

— ¿Te parece divertido?

— Sí.

Eso ya lo veremos. Me bajo de su regazo quedando de pie, él me admira de arriba abajo, ya que me encuentro completamente desnuda a diferencia de él, que todavía lleva sus pantalones puestos. No sé cómo fue que fui la única que terminó desnuda, aunque eso no será por mucho tiempo.

Lo empujo haciendo que caiga en la cama con la espalda sobre ella, me subo sobre él, probando su cuello, pecho y abdomen bien formado. Acabo de cumplir una de mis fantasías sexuales, cuál era pasarle la lengua a los abdominales de Alexander. Sigo haciéndolo la mayoría de sus tatuajes. Fantasía número dos cumplida. Vuelvo y bajo hasta los pantalones quitando el botón y bajando el zíper.

Sus ojos miran atentamente lo que hago con una sonrisa malévola que ni siquiera sé por qué. No sé lo que estoy haciendo, pero bueno, qué importa, ya estoy en esto, debo concluir, yo quiero terminar. Él me ayuda a bajar sus pantalones quedando en bóxer, le doy un beso a su miembro por encima de la tela.

— Mierda...— gruñe. Y es el sonido más exquisito que he escuchado en toda mi puta vida.

Bajo su bóxer. Y automáticamente su miembro sale erecto y duro directamente a mi cara.

— ¿Estás segura? — se burla — ¿Vas a poder con toda?

No, no lo estoy.

— Cierra la boca — mis nervios hablan por mí.

Tomo su miembro entre mis manos. Suspiro dándome ánimos mentalmente, entonces, como escuché una vez en un programa de radio no apto para niños que habla del placer sexual, le doy un beso a la punta haciendo que él suelte un gruñido. Lamo el tronco del miembro, llenándolo de mi saliva a mi paso, y logro que se pongan más duros y palpitantes.

INDELEBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora