Capítulo 58 - Nos volveremos a ver

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No se si vieron...... 

Pero llegamos a los 100k AAAAAAAAAAAAAAAAA estoy muy emocionada asi que muchas graciasss...

Se lo agradesco en el alma, y para agradecerlo .

Doble actualización,  asi que ya saben denle amor a este y de una vez al otro...

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Lexa Herman

—Bien, agentes, todos en posiciones, entramos en cinco minutos — informa Homero por el micrófono que lleva puesto.

— A la orden, señor — se escucha por parte de todos los agentes.

— ¿Y tú estás lista? — Esta vez gira la cara hacia mí.

Y aunque asiento, estoy bastante nerviosa, en realidad. Siento que esto que estoy haciendo no está bien. Y también siento que por el hecho de que no estoy aquí con Alexander, estoy algo desprotegida, como si pudiera pasarme algo malo. Estoy consciente de que solo es ansiedad, pero aun así debo afrontarlo; yo tomé esta decisión.

Paso la mano por mi abdomen, pensando en mi bebé. Necesito paz, necesito paz por este bebé que viene en camino. Sonrío imaginando; no me importa que sea, lo quiero igual. Nunca he tenido una decisión en sí si quiero una hembra o un varón, porque cada vez que veo la ropita rosada me imagino una niña, pero cuando veo los jueguitos de carros quiero un niño, así que no tengo una decisión determinada.

Me mantengo tranquila y suelto mi abdomen, poniéndome nuevamente el chaleco antibalas. Es increíble cómo fue que me escapé de Alexander; creí que no lo lograría, pero me doy digna de ganar un Grammy.

Flashback

— Me iré a dormir esta noche a la casa de Dasha.

Sus ojos verdes me escanean de pies a cabeza; mis nervios pasan por toda mi piel. Y si Alexander sabe que no es cierto que me estoy viendo con Dasha o si sabe que es cierto que no está en el país, ya no tendría excusa para poder salir de aquí. Y me subiría la vigilancia a un nivel que no podría ir sola al baño.

— ¿Y eso por qué?

— Porque quiero salir un rato de estas cuatro paredes.

— ¿No quieres que te lleve a un hotel?

— No —niego—, quiero ir a donde mi amiga —decreto—. Además, acuérdate que no puedes darme órdenes, y yo quiero ir a donde mi amiga. — bien no negaré que soné como una niña pequeña.

Blanquea los ojos; ese idiota sigue enojándome, ese maldito.

— No creo que deberías ir.

Acaricio mi cien —¿eso por?

— Sabes que Braulio te está buscando y...

—Mándame con trescientos de tus hombres y déjame ir...

Por fin captó su atención completamente. Sus ojos me repasan tratando de entenderme. No tengo que ser un genio para notar que está dudando. Su mirada me lo dice. Estoy un poco desesperada porque no quiero que el plan salga mal. Debo irme de aquí antes de las diez. Según el plan, si salgo fuera de hora, es probable que no salga exactamente como está planeado. Necesito sacar a mi hermano de ese lugar.

Se levanta de su silla y da pasos cortos hacia mí; me mantengo firme, ante él. Se deja caer en la orilla del escritorio y se cruza brazos con sus ojos firmes en los míos, como si esperara que le dijera la verdad. Suelta sus brazos y toma la orilla de mi pantalón y me hala hacia él, pegándome a su torso. Huelo su fragancia y cierro los ojos con fuerza.

INDELEBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora