Capìtulo 68 - Para nunca mas volver

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Lexa

Una semana después...

— Adiós — sacudo la mano en forma de despedida — adiós Lily y Gina.

Me despido de la esposa e hija de mi amigo que ahora mismo se van de camino, para la escuela y luego la adulta para el trabajo.

He pasado la última semana en la casa de mi amigo Angelo. Fue el único lugar que se me ocurrió, ya que no tengo mucha relación con ninguno de mis familiares y está de más decir que no sé de la existencia de mi hermano.

Luego de despedirse de mí, cierran la puerta, me doy media vuelta para volver al mueble y seguir viendo la película que estaba puesta. No he vuelto a saber de Braulio después de que me dejó escapar, al principio pensé que era una trampa, pero no fue así, luego de que tomé la decisión de irme, él me dio las llaves de un auto y así que vine hasta aquí.

Él queda en ayudarme con todos los documentos falsos para que así pueda irme del país.

Pensé que luego que saliera, me iba a volver a secuestrar o no sé qué demonios, pero no pasó nada. Llegué hasta donde mi amigo sin problemas algunos.

Todavía no me cabe en la cabeza todo lo que hizo Alexander con la excusa de que me estaba protegiendo. Básicamente arruinó mi vida. Pero debo ser justa, no todo fue culpa de él; sé que estar con él no sería para nada fácil, pero tampoco pensé que acabaría con mi vida, con mi familia y con todo lo que tenía. Ya no tengo a nadie, solo tengo a mi bebé que viene en camino.

Y quizás sea egoísta, pero no quiero que mi bebe pase todo lo que tuvo que pasar.

Cuando entregó a mi hermano, lo sentenció y lo alejó completamente. No tenía derecho a decidir por mí. Es muy egoísta. Alexander es la persona más egoísta del mundo.

Pero si no quiero que me quiten lo único que tengo, con el dolor de mi alma debo alejarme de él, porque estar con Alexander me ha dado mucha felicidad, muchas perdidas. No quiero eso para mi bebé, al menos no cuando este pequeño; si más grande decide estar con su padre, ya será su elección, pero prefiero dejarlo. Así que tengo que hacerlo aunque sé que esto me partirá el corazón.

Las lágrimas amenazan de salir nuevamente. No sé qué demonios estaba pensando cuando decidí estar con él. ¿Qué íbamos a tener una linda historia de amor? Que seríamos felices para siempre. Sabía que eso no sería posible, pero tampoco me imaginé que sería así, que al final yo terminaría tan mal. Ahora estoy aquí a punto de tener que irme del país con una identidad falsa para así poder vivir un poco en paz.

Porque si no me buscan enemigos de él, también me está buscando la policía, Homero le puso un precio a mi cabeza.

— No me digas que estás llorando nuevamente — Angelo se acerca a mí.

Toma un pequeño paño y limpia mis lágrimas. Sí estoy a un nivel que las lágrimas salen por sí solas y odio eso.

— Perdón por llorar — digo — es que no puedo evitarlo.

Termina de limpiar mis lágrimas y me mira fijamente.

— Lexa — susurra — ¿estás segura de que te quieres ir de su lado?

Lo miro unos segundos. No, no lo estoy.

— Tú no era uno de los que estaba feliz porque yo me separa de él.

— No es que estaba feliz — aclara — solo que soy realista, mira todo lo que ha sucedido y apenas llevas unos meses con él, ¿entonces qué te depara la vida?

No lo tomé en cuenta y no porque no sabía lo que pasaría, sino que no quería pensar en eso, porque sabía que la realidad no me iba a gustar.

— Además — prosigue — estás embarazada — pasa la mano por mi abdomen no tan plano — estás segura de que vas a poder sola, porque lamentablemente si te vas del país vas a estar completamente sola.

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