Capìtulo 34 - No te quiero volver a ver

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Lexa Herman...

Torturándome aún más, presiono el video en YouTube que habla sobre Mishael Aslan.

— Asesinatos, atentados, secuestro, tráfico — comienza la chica que habla en el canal, mientras pasa las imágenes horrorosas — todo lo que ha hecho Mishael Aslan, mejor conocido como el Monstruo de Turquía y...

Apago la computadora.

Vuelvo a mirar por la ventana, y tengo el leve presentimiento de que el nuevo jardinero de la vecina, entre otros hombres, viene por parte de él, porque aunque supuestamente trabajan al frente, siempre tienen la mirada puesta aquí. ¿Será que me mandará a matar? Que deje el drama y que lo haga, no le tengo miedo, sin embargo, no negaré que temo por mi madre. Quizás debería proponerle que se vaya del país, aunque tendría que irme con ella porque sé que no me dejará aquí.

Tengo un dolor interior y una culpabilidad sin sentido, pero aun así lo siento en mi pecho y me causa una opresión. ¿Cómo fue que no lo noté? Quizás fue mi culpa por dejarme embobar tan rápido. Al mismo tiempo, entiendo que no es mi culpa, pero mi cabeza se encarga de decirme que sí, y no únicamente eso, sino que siento un dolor inexplicable al saber quién es él.

Estoy enamorada de un asesino, traficante, secuestrador, en resumen, un maníaco. Es irónico, soy agente del FBI, se supone que él es mi enemigo, pero aquí estoy sufriendo por él. Y no solo eso, no importa que sea policía o profesora, esto no está bien, va en contra de mis valores y de la ética moral de una persona.

Tocan la puerta de mi habitación — Nena — dice mi madre —, ¿estás despierta?

— Sí, mami, pasa.

No quiero que mi madre note mi preocupación por ella.

Cuando la puerta se abre, hasta un aire diferente se puede sentir. Siento cuando mi cama se hunde a mi lado, pasa su mano por mi cabello que me imagino lo enredado y desaliñado que debe estar.

— Nena, ¿se supone que estarás el resto del año aquí dentro?

— Es que no tengo ganas de salir.

Sí, mamá, no te quiero dejar sola, no quiero que algo te pase.

— Pero no puedes — dice — tienes que salir de aquí, no puedes estancarte por un hombre, y sé que ahora mismo sientes que te estás ahogando, pero linda te prometo que te vas a volver a enamorar.

Suspiro. Mi padre le contó lo sucedido a mi madre, aunque evadió la parte de lo que sea que tenía Alexander, ya que mi padre no lo sabe. Sin embargo, como mi madre sí sabía, ella unió cables y al final dedujo lo que pasó. El instinto de madre nunca falla.

Tuve que contarle a mi padre quién era él, debido a que, como Mason y Chelsea son parte de su mafia y también trabajaban allí, no estaba segura si habían otros infiltrados. Así que no me arriesgué y fui al ejército, donde mi padre me dijo que se haría cargo de atraparlo. Lo que no estoy segura es si quiero que lo atrapen o si podré soportar saber que está detrás de las rejas por mi culpa. Y más que eso, es muy probable que a él le den la pena máxima. Si es que con suerte no lo ejecutan.

— Mamá, estoy bien — le digo —. No es la primera vez que trato con un asesino.

- Pero sí es la primera vez que te enamoras de uno, preciosa - pasa la mano por mi cabello - todo va a pasar, nena, te lo prometo. Tu padre lo pondrá tras las rejas y tú volverás a tu vida normal.

Lo atrapará... Irá a la cárcel... No lo volverás a ver...

— Claro, mami — le sonrío forzosamente — solo lo estoy asimilando — me encojo de hombros — estoy bien — aunque sienta que me han roto el corazón de manera literal.

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